En los años después de que dejó Journey, Steve Perry no cantó para nadie. Ni siquiera para él mismo.
Ninguna canción en la ducha, nada de tararear lo que escuchaba en la radio, ningún concierto privado para familiares o amigos. Así de fundido estaba pese a tener una de las voces más poderosas del rock ‘n’ roll.
Pero un traspié en una relación lo obligó a dar una actuación improvisada, para una sola persona, mientras escalaba una montaña.
Perry recordó en una entrevista reciente con The Associated Press que estaba en una casa para perros con su novia, rogándole que lo perdonara, cuando ella le dio un ultimátum: canta.
«Le dije, ‘vamos, sabes que no hago eso, no lo he hecho en años’», contó.
Pero queriendo salvar su relación, le preguntó qué canción quería escuchar y la respuesta fue «Open Arms».
«Empecé a cantarla para ella. Y cuando terminé me dijo ‘Okay'», dijo Perry. «Así que eso me sacó del apuro».
Esa misma novia, Kellie Nash, es la razón por la cual lanzó su primer álbum en casi 25 años, Traces, que debutó esta semana en los primeros lugares de la lista Top 200 de Billboard.
Es un regreso sorpresivo del hombre cuya desaparición de la escena musical parecía ser una de las pocas cosas constantes en la música pop. Por décadas, Perry se negó a hacer música. Incluso cuando Journey fue incorporada al Salón de la Fama del Rock and Roll declinó cantar con la banda mientras ésta interpretaba «Don’t stop believin'».
Pero Nash, quien tenía cáncer de mama, le hizo prometerle que si algo llegaba a ocurrirle él no se escondería más en su cascarón. Cuando ella murió, él honró sus deseos. Y para sorpresa suya, Perry volvió a encontrar su pasión por la música.
«Un corazón no está completo hasta que está completamente roto. Y te digo, mi corazón está completamente roto y está abierto de nuevo. Pero está abierto a la emoción, sea una canción de rock o una canción de pérdida o simplemente una canción de ruptura», dijo el cantante de 69 años. «El álbum tiene todo eso, pero es sobre tener el corazón abierto, creo».
Cuando dejaste la escena musical, ¿fue porque perdiste el amor por la música o por actuar y el «trabajo» que eso implica?
-Ambas cosas, realmente. Me encantaba actuar pero me estaba agotando. Me encantaba componer y grabar música y hacer arreglos y crear melodías que pensaba que eran memorables, pero ya no me salían. Y las que me salían no me gustaban. Así que mi mente me dijo simplemente que era momento de parar, y esa fue la única solución, alejarme.
¿No lo extrañaste?
-No (risas). No lo extrañé porque era más incómodo darme cuenta cuando hacía o trataba de hacerlo o siquiera cantar en el auto que ya no lo sentía. Si no lo siento, no lo extraño.
¿Quién es Kellie Nash para ti y cómo inspiró ella este regreso?
-Kellie era una chica a la que conocí que estaba luchando por su vida con un cáncer en estadio 4. Pero realmente la conocí en una pantalla mientras pasaba un rato con (la directora) Patty Jenkins, porque Patty Jenkins estaba haciendo un programa de TV llamado «Five» para Lifetime Network y ella estaba en una de las escenas. Le pregunté a Patty «Â¿quién es ella?», y ella dijo «es Kellie Nash, una doctora en psicología y debes saber algo, está luchando por su vida». Así que en ese momento decidí que quizás era una mala idea, pero entonces el corazón me dijo que debía dar el paso y enviarle un email, y así lo hice. Salimos a cenar la primera vez, pasamos juntos seis horas y nos volvimos inseparables. Solo queríamos estar juntos.
Ahora que cumpliste la promesa de Kellie, ¿ha despertado esto algo más? ¿Hay más música en el horizonte? ¿Una gira?
-Pienso que la próxima fase sería confrontar las actuaciones en vivo y si lo hago, y estamos discutiéndolo en este momento. El tío Steve ya no es ningún jovencito, así que tenemos que pensarlo.
Para los fans de Journey, ¿existe alguna posibilidad de que vuelvas a tocar con la banda?
-Solo puedo decir que lo que estoy haciendo ahora es una pasión de soporte vital a mi edad, y me tomó tanto tiempo encontrarla de nuevo, que no pensé que iba a volver jamás. Así que, con cierta reverencia protectora, en este momento tengo que hacer eso. Y no quiero echarlo a perder, porque los jugos creativos son muy frágiles. Yo diría que lo que estoy haciendo ahora es seguir adelante en una dirección que realmente me emociona y quiero seguir haciendo esto.
Cuando oyes la vieja música de Journey, ¿qué recuerdos te trae a la mente?
–Bueno, tengo una especie de banco de memoria fotográfica que puede acecharme hasta la (grosería), desafortunadamente (risas). Sí desata muchos recuerdos, algunos no tan buenos, algunos maravillosos… Ha sido realmente lindo poder oír esa música desde afuera porque durante mucho tiempo solo podía ver desde adentro lo que era hacerla, cómo la hicimos, cómo la creamos y cómo luchamos para llevarla hasta donde estaba y hasta donde ha estado todos estos años. Son como pinturas en la pared, pero ahora finalmente puedo verlas desde afuera.