Luego de dos días de permanecer en Juchitán, la caravana de migrantes reinició su camino y ayer arribó a Matías Romero, municipio ubicado en el norte del Istmo de Tehuantepec; ahí, se instalaron en el Club Deportivo Ejidal Emiliano Zapata.
Anoche, al cumplir 17 días en territorio mexicano, decidieron que este viernes continuarán su viaje rumbo a la población de Donají, a 46 kilómetros, donde se quedarían viernes y sábado, para posteriormente avanzar a Acayucan, Veracruz.
El trayecto de Juchitán a Matías Romero no fue nada fácil por la carretera federal transístmica. Los varones jóvenes optaron por viajar de aventón, para lo cual abordarron camiones de carga, desafiando a los elementos de la Gendarmería que intentaban impedirlo, con el argumento de que es peligroso.
Por lo que hace a las mujeres y niños, un grupo de mototaxistas juchitecos detuvieron camiones de transporte publico y obligaron a los choferes a brindar servicio gratis a alrededor de 500 migrantes.
No tuvieron la misma suerte los hombres adultos, quienes tuvieron que caminar largos tramos durante cuatro horas. En el trayecto, cansados por el intenso calor, tomaban pequeñas siestas a la orilla de la carretera, con su mochila en la espalda y su bote de agua. En el recorrido, los acompañan una ambulancia del Instituto Nacional de Migración, elementos de la Policía Federal, los coordinadores de los migrantes y un grupo de observadores.
Algunos tienen vendajes en los pies, ya que tienen lesiones por el intenso andar; otros dicen que por momentos dudan entre seguir o regresar, sobre todo cuando hay poco apoyo de las autoridades.
Sin embargo, la solidaridad de los pueblos del Istmo se ha hecho presente. Mientras los centroamericanos caminan, camionetas cargadas con alimentos los alcanzan para brindarles ayuda. Al llegar al Club Deportivo Ejidal Emiliano Zapata, los extranjeros, algunos solos y otros en grupos, se organizaron para instalar su refugio; unos cortaron ramas de árboles y otros los pastizales para sus casas de campaña.
Los alrededor de 5 mil migrantes refugiados en este sitio insisten en que su meta es llegar a la frontera norte; sólo un promedio de 40 pide diariamente su repatriación, casi todos lo hacen porque vienen acompañados de niños, algunos de los cuales se han enfermado en el periplo.
Pedimos volver a nuestro país porque las condiciones no son las mejores; caminamos a pie largas horas, traemos niños pequeños; realmente ha sido muy duro y difícil, le deseamos buen viaje a los compañeros que continúan y que finalmente logren su objetivo
, comentó el hondureño Mateo Solís.
Falta servicio de salud
Los integrantes de la misión de observación, encabezada por organismos no gubernamentales del Istmo y del estado de Oaxaca, reiteraron que es lamentable que no existan servicios médicos las 24 horas del día en los refugios habilitados para la caravana. Subrayaron que el tema de la salud y servicios médicos sigue siendo prioridad, sobre todo por las noches, cuando principalmente los menores presentan cuadros de enfermedades respiratorias.
Llamaron a las autoridades de los tres niveles a brindar permanente mente los servicios de salud durante el trayecto y reforzarlos en lugares con poca presencia institucional.