Defensa de El Chapo contrataca y pone en duda la credibilidad de El Rey

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Jesús El Rey Zambada, uno de los testigos estrella en el caso contra Joaquí­n El Chapo Guzmán, concluyó su testimonio en el que narró asesinatos, traiciones, guerras y corrupción atribuidos a su ex socio. Después enfrentó el inicio del contrainterrogatorio de la defensa, la cual de inmediato puso en tela de juicio su narrativa e intentó sembrar dudas sobre la credibilidad del ex capo.

Uno de los abogados de la defensa, William Purpura, con una sonrisa a veces burlona empezó a interrogar al Rey Zambada cuestionando su memoria sospechosamente precisa, como explorando las inconsistencias de sus declaraciones previas en sesiones indagatorias con fiscales, agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y de la agencia antidrogas, al iniciar su cooperación con el gobierno estadunidense y las versiones que presentó ante el jurado en este tribunal federal en Brooklyn, donde inició el caso contra su cliente, El Chapo.

Después de casi dos dí­as y medio de testimonio del Rey Zambada con los fiscales que buscaban probar que El Chapo era uno de los lí­deres del cártel de Sinaloa, que junto con Ismael El Mayo Zambada se encargaron de crear el imperio criminal de drogas, asesinatos y corrupción, hoy la defensa del capo no sólo intentó minar esa versión, sino presentar a Guzmán como alguien menor a El Mayo y a veces marginal en algunos de los principales actos de la historia del cártel.

La segunda semana del juicio empezó con una de las fiscales asistentes concluyendo su interrogatorio al testigo cooperante, guiando un tipo de espiral pregunta-respuesta que arrojaba una narrativa de asesinatos, guerras entre cárteles y traiciones entre ex socios, todo expuesto como algo normal.

Por ejemplo, Zambada contó que fueron a una de varias reuniones con El Chapo a Las Coloradas, en la frontera entre Sinaloa y Durango, junto con su hermano, otros, y la esposa de El Rey (quien aparentemente lo acompañaba a casi todo), en la que abordaron el tema del subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos encargado de la Subprocuradurí­a de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo). Se quejaron de que el funcionario no se arregla con nadie, por lo que El Chapo ordenó asesinarlo.

Comentó de una reunión en que Rodolfo Carrillo Fuentes se rehusó a dar la mano a El Chapo, lo cual aparentemente detonó una guerra cuando Guzmán ordenó su asesinato. Casi todo el elenco del narco mexicano fue mencionado en su testimonio.

No faltaron detalles sobre casos de corrupción a todos los niveles, desde generales hasta altos funcionarios policiacos. Informó que su hermano El Mayo y El Chapo ordenaron el asesinato del alto funcionario de la PGR José Nemesio Lugo Félix, algo que enfureció a Arturo Beltrán Leyva, porque le dijo a El Rey que “acababa de darle millones de dólares y después lo mataron; también incluyó los asesinatos de otros, como el alto funcionario de la PGR Roberto Velasco, a quien señaló como alguien que trabajaba para Arturo Beltrán Leyva, y el de un Rafita, quien identificó como comandante de la Policí­a Judicial que, a la vez, era uno de los sicarios más peligrosos de Arturo Beltrán Leyva.

Zambada contó sobre un teniente coronel que conocí­a, quien le aviso de una misión para capturar a El Chapo, pero a cambio de un pago de 250 mil dólares al capitán encargado de la acción abortó el operativo.

Pero al iniciar el interrogatorio del testigo por el abogado defensor Purpura (uno de los tres que están con El Chapo) sistemáticamente empezó a desmenuzar la narrativa de Zambada. Subrayó que en los primeros interrogatorios, cuando empezó a cooperar con la autoridades estadunidenses después de su extradición en 2012, no mencionó a El Chapo en muchos de los mismos episodios en los que lo incluyó en este juicio.

También le preguntó si tení­a una memoria extraordinaria para poder citar conversaciones de hace 17 años y si recordaba lo que cenó hace casi dos décadas.

Señaló que muchos de los que podrí­an corroborar sus afirmaciones están muertos y, por tanto, preguntó, ¿tenemos que confiar en su palabra?

–Así­ es –respondió.

Purpura continuó sembrando dudas entre el jurado sobre la credibilidad del testigo, comentando sarcásticamente ¿usted sabe qué es una telenovela?, ¿ha escrito una? Acabó señalado que el testigo es una mentira, al indicar que tiene nombres y documentos falsos, incluyendo pasaportes, actas de nacimiento, visas y licencias.

El Chapo, con un traje gris, corbata vino y camisa mamey pareció disfrutar la contraofensiva legal, siguiendo el interrogatorio como si fuera un torneo de tenis.

Guzmán también tuvo tiempo de mirar a su esposa, Emma Coronel, y hasta un beso le envió.

Este martes continuará el juicio.

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