La necesidad de calentarse y ahuyentar a los mosquitos llevó a algunos de los siete menores que perdieron la vida el 28 de diciembre, en la colonia Buenavista, Iztapalapa, a hacer una fogata dentro de su domicilio, la cual se salió de control y lo incendió, informó la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México.
De acuerdo con el avance de los dictámenes periciales, se trató de un accidente. El almacenamiento de grandes cantidades de papel, cartón ypet, producto del trabajo de sus padres y tíos, quienes se dedican a la pepena, derivó en la propagación descontrolada del fuego.
Las indagatorias realizadas por peritos especialistas en incendios y explosivos que trabajaron en el lugar, ubicado en la avenida de Las Torres, establecieron que se aplicó fuego directo a algún material flamable que estaba en el domicilio, generando un foco de incendio que expandió las llamas.
El personal de la Fiscalía Desconcentrada de Investigación, de la PGJ en Iztapalapa trabaja aún en los dictámenes de electricidad, arquitectura e instalaciones hidrosanitarias, cuyos resultados se incorporarán a la carpeta de investigación, descartándose que haya sido una situación provocada.
Los padres de los menores fueron llamados en calidad de testigos para su identificación;Â no están detenidos y no existe ninguna orden de aprehensión en su contra, y se investiga qué otra persona adulta se encontraba en el domicilio horas antes de que se incendiera
, señalaron fuentes de la dependencia.
Después de ser velados, los siete féretros blancos fueron llevados en procesión a la iglesia del pueblo de Santa Cruz Meyehualco, entre música, flores, globos y cohetones, acompañados por cientos de personas que abarrotaron las calles y que fueron escoltadas por patrullas.
En la misa de cuerpo presente, donde un familiar colocó un muñeco de peluche en uno de los féretros, el padre llamó a los presentes a ser responsables, a cuidar y proteger a sus hijos, pues es lo más valioso que tiene un padre de familia.
La iglesia fue insuficiente para acoger a los cientos de personas que se dieron cita a las 13 horas, por lo que ocuparon el jardín, mientras elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana vigilaban que todo transcurriera sin problemas, pues hubo gente que se molestó por la toma de fotos e imágenes.
Una vez concluida la misa, los cuerpos regresaron a la casa donde fueron velados y, posteriormente, llevados, nuevamente en procesión, al panteón vecinal del pueblo, donde familiares, amigos, vecinos y gente que se enteró de los hechos, acudieron a darles el último adiós.
Autoridades de la procuraduría llamaron a no difundir las imágenes de los niños, para no poner en riesgo su dignidad e integridad.