Irónico, el presidente Andrés Manuel López Obrador, respondió al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, que «para que no se moleste y no se disguste, le ofrezco disculpas, pero se les pasó la mano, eso no se puede hacer».
Un día después de que López Obrador acusó de «coyotaje» a un ex presidente y de que Calderón le pidió un debate, el mandatario sostuvo que un Presidente cuenta con toda la información estratégica del país y que por su cargo establece relaciones. «Si no es ilegal, es inmoral», insistió.
Sin embargo, dijo que no debatirá con Calderón. Ante el lance de éste, que le exigió un encuentro público o amenazó con presentarse a las conferencias mañaneras.
-¿Y si llega como Nino (Canún) y le dan la palabra? -le preguntaron los reporteros.
-Pues ustedes deberían tener cuidado. Pero no, no, no, no. Lo único que dije es que ex presidentes, porque también lo hizo (Ernesto) Zedillo. Tengo que cuidar la investidura, pero no creo que deba callar como momia.
«No se vio bien, no es ético. Zedillo promueve la privatización de los ferrocarriles y termina su mandato y se va a trabajar de asesor a una de las empresas que se beneficiaron. Se rescata a los bancos con el Fobaproa y trabaja en uno de los bancos rescatados.
«Felipe Calderón tiene relación con las empresas extranjeras, como una empresa que no voy a mencionar su nombre, termina su mandato y se va de consejero. ¿Está bien eso?»
El ex presidente Felipe Calderón (2006-2012) se dio por aludido en las declaraciones de López Obrador ayer y en su cuenta de Twitter respondió que no ha incurrido en tráfico de influencias. Sin embargo, confirmó que trabajó para Avangrid, filial de la española Iberdola, entre 2016 y 2018.
Después de su mandato, Zedillo fue directivo de Union Pacific, concesionaria de Ferromex, la empresa que derivó de las privatizaciones.
López Obrador insistió esta mañana que ante esas prácticas no puede permanecer callado, porque para acabar con la corrupción no sólo se requiere perseguir los delitos sino también que exista un cuestionamiento público.
«Es que antes los corruptos ni siquiera perdían su respetabilidad. Se dedicaban a saquear y seguían siendo Don Fulano, Don Mengano. Los rateros eran los que se robaban una bolsa, una bicicleta, un cilindro de gas. Y los de arriba, los de cuello blanco, señores que les tenía que rendir hasta pleitesía. Ya cambió. Ya no se puede eso. Y no es nada personal, porque tenemos que acabar con esas prácticas. Es una vergí¼enza, que secretarios de energía trabajen en empresas privadas de energía. Claro que hay conflictos de intereses», expresó.