Desde Esta Esquina / Meliton Guevara Castillo
Ayer los priistas, comandados por Yahleel Abdala Carmona, se reunieron en el estacionamiento del Comité Ejecutivo Estatal. Lo hicieron para festejar un año más de vida del partido que nació del poder y que, al perderlo, está prácticamente desfalleciendo. La invitación decía que el evento era a partir de las 14 horas: ya está viejo, pues festejan el 90 aniversario, ya rebaso el promedio de vida del mexicano.
Fue un aniversario diferente. No están en el poder, ni en la Presidencia de la Republica, ni en la gubernatura ni en la Presidencia Municipal. No tienen, como quien dice, poder; el que permite ventajas, privilegios y prerrogativas. No tiene poder, ni tiene dinero, puesto que por multas las prerrogativas están muy, muy reducidas. Aun así, los priistas festejan y su expresión de lucha es que: El PRI nunca se raja.
EL ORIGEN.
Corresponde al PRI actual la virtud de crear las condiciones para que en México el poder político se trasmitiera en forma pacífica. Después del movimiento armado de 1910 se desato una guerra por adueñarse del poder; los generales y coroneles se levantaban en armas, se rebelaban, había emboscadas… hasta que Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles idearon dar vida al Partido Nacional Revolucionario.
Nació del poder y evoluciono con el mismo poder: Lázaro Cárdenas instauro el movimiento de masas y va creando, gradualmente, los grupos que a la postre serían los pilares del nuevo Partido de la Revolución Mexicana; un partido que, en aquel momento, reconocía la lucha de clases. Concepto que va a desaparecer al momento que se institucionaliza, que cambia a Partido Revolucionario Institucional.
PRESIDENCIALISMO.
El mayor auge del poderío priista lo inauguro Lázaro Cárdenas al sentar las bases del presidencialismo mexicano al desterrar al Jefe Máximo de la Revolución, a Plutarco Elías Calles. A partir de ese momento es como el Presidente adopta funciones meta constitucionales, se convierte en el detentador omnipresente del poder político: es quien concede los cargos de gobernador, de senadores, diputados… se convierte en el Fiel de la Balanza.
Centralización del poder político que, a la postre, será la tumba del partido. El Presidente impone candidatos a lo largo y ancho del país; entroniza a familiares y amigos, la política se burocratiza porque un grupo, el que está en el poder, toma decisiones que van en sentido contrario de favorecer al pueblo. Así, en la década de los 80´s el PRI inicia su proceso de fragmentación y aparece, al mismo tiempo, una oposición real con los neopanistas.
NEGOCIOS POLíTICOS.
Una forma de ver el aniquilamiento del PRI es que, sus líderes, primero velaron por sus intereses y, pocas veces, por la militancia y menos por la población. La mejor evidencia
está en la última generación de gobernadores; de quienes, en su momento, Enrique Peña Nieto presumió… pero que, al final de su sexenio, se destapo una cloaca de corrupción: unos presos, juzgados, otros extraditados, unos más prófugos, imposible ocultar tal grado de corrupción y despilfarro.
Así, por ambiciones desbocadas, por la intensa corrupción que propiciaron, por la desmedida impunidad, el PRI perdió piso, perdió el favor de la sociedad, de los electores, y hoy en día se encuentra al borde de la muerte. Nunca se raja, pero ahí tienen los reclamos de Roberto González Barba, de Alejandro Etienne, entre otros, a quienes se beneficiaron del PRI y ahora son calificados como traidores.
EL RETO DE YAHLEEL.
Difícil, muy difícil, que el PRI recobre el poderío de antes. Perdieron la confianza y se torna difícil cuando, en la práctica, no tienen nada que ofrecer a la sociedad: como no gobiernan, no pueden hacer obras; solo les queda el discurso, la retórica y que, los de enfrente, los que gobiernan, cometan más y más errores de tal suerte que la sociedad quiera volver a correr el riesgo de aceptar como buenos a los candidatos del PRI y votar por ellos nuevamente.