Aplanadora albiazul

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Por: Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam. Darwinismo electoral, sobreviven los más competentes, los fuertes, aquellos que demuestran mayor capacidad de adaptación al cambio implí­cito en la marcha del tiempo, al paso de las generaciones.

Desaparecen los débiles, pero (muy particularmente) aquellos que no olfatearon el rumbo de la historia y se quedaron uncidos a prácticas obsoletas.

Se quedan atrás quienes han sido más leales a sus vicios que al instinto de supervivencia.

En Tamaulipas, la contienda dominical dejó por saldo un puñado de membretes desfallecientes (PRD, PT, PVEM).

No sucumben, no desaparecen todaví­a, pero se quedan sin dos herramientas fundamentales:

(1) Pierden el financiamiento oficial, al no alcanzar el umbral del 3%.

(2) Tampoco alcanzan representación en la cámara, no tienen ya diputados.

Los 22 asientos del PAN estarán compuestos por 21 curules de mayorí­a y una de representación proporcional (RP).

De no fallar las cuentas, MORENA alcanza siete, una de mayorí­a (Matamoros) y seis de RP.

El PRI levanta la cosecha más pobre de su historia, seis asientos (todos de RP), mientras que Movimiento Ciudadano alcanza solo una (igual, RP).

En el caso de MORENA, resulta paradójico que su único triunfo de mayorí­a haya sido con una candidata de sangre azul, la expanista VERí“NICA SALAZAR.

La condición de primerí­sima fuerza alcanzada por Acción Nacional en Tamaulipas se ratifica además con dos datos sin duda complementarios, arrojados por la elección municipal de 2018 y la legislativa de 2019:

(1) Su conquista de 31 de 43 municipalidades.

(2) Y la cosecha máxima de 22 curules, pues de haber ganado el distrito que le faltó en Matamoros, perderí­a el acceso a la lista plurinominal y de cualquier manera serí­an 22.

LOS PERDEDORES

El resultado, de nueva cuenta, abre la oportunidad de una depuración de partidos en Tamaulipas.

A pesar de que la historia polí­tica de la entidad es un camino sembrado de membretes muertos, lo cierto es que todaví­a sobran.

Descontando los arriba mencionados (PRD, PT, PVEM) y añadiendo organismos en franca retirada (PANAL, PES), la vida tamaulipeca al finalizar la segunda década del siglo 21 parece polarizarse en dos fuerzas fundamentales.

El PAN y MORENA, más un tercero en discordia cuyo desplome aún no parece haber tocado fondo (el PRI).

La fuerza de MORENA está en el (recién llegado) gobierno de Lí“PEZ OBRADOR, con su franco predominio en las dos cámaras nacionales, senadores y diputados.

Y en el hecho innegable de que sigue incrementando el número de gubernaturas.

Haciendo cuentas, de cinco que alcanzó a 2018 (Chiapas, Tabasco, Veracruz, Morelos y CDMX) añade ahora Puebla y Baja California.

Entidad donde el PAN habí­a gobernado 30 años, de ERNESTO RUFFO a la fecha.

Señala este martes el exdirector del INE LUIS CARLOS UGALDE en su columna de EL FINANCIERO que MORENA, además, es también la principal fuerza polí­tica en 23 de los 32 congresos locales.

Ciertamente, MORENA fue derrotado este domingo en 21 de los 22 distritos tamaulipecos.

Sin embargo, su presencia federal luce a la inversa, muy poderosa, con 6 de 9 diputaciones federales y las dos senadurí­as de mayorí­a.

Terreno en el cuál el PAN tiene dos curules en la cámara baja y un escaño senatorial de primera minorí­a.

La novedad es que el PRI, pese a su decadencia, aunque en 2018 no haya ganado senadurí­a alguna en nuestra entidad, estrenó hace unos dí­as un escaño en la persona de PALOMA GUILLEN.

Y esto ocurrió al entrar la tampiqueña al relevo de CLAUDIA RUIZ MASSIEU, quien se licenció de la cámara para contender por la dirigencia partidista definitiva, cargo que hoy ocupa de manera interina.

ABSTENCIí“N ALTA

Desde luego, para matizar el optimismo que hoy (con sobradas razones) inunda al electorado albiazul de Tamaulipas, necesario es subrayar la baja participación ciudadana.

Aquí­ comenté muchas veces que las elecciones legislativas locales, al ser organizadas de manera independiente a las de alcaldes y gobernador, se tornarí­an las más aburridas.

Y, por ende, las menos concurridas.

Los candidatos no traen dinero, ningún puesto pueden ofrecer a quienes los apoyan, aspiran a cargos donde no manejan presupuesto…

Tampoco están en condiciones de ofrecer alguna gestión de obra o servicios públicos que pueda cristalizar en el corto plazo.

A lo más que llegan nuestros prospectos de representantes populares es a prometer la promoción de proyectos legislativos en bien de tal o cual causa (empleo, mujeres, jóvenes, salud pública, combate a la corrupción).

Aunque de cualquier manera queda claro que (aún con ganas de cumplir) los diputados no ejecutan, solamente proponen y del dicho al hecho el trecho es bastante largo.

Era previsible y esto no cambiará a menos que alguna nueva reforma reacomode el calendario para que la renovación del Congreso se empareje de nueva cuenta con las alcaldí­as.

Tenemos, por lo pronto, un ganador absoluto que es el PAN, con un gobernador joven (el próximo septiembre cumple 52 años), un predominio bastante cómodo en la legislatura y un sólido control territorial.

El calendario electoral del 2020 marca tan solo la disputa de dos gubernaturas, Coahuila y Nayarit.

La primera en manos del ingeniero prií­sta MIGUEL RIQUELME, la segunda del contador panista ANTONIO ECHEVARRíA.

Es apenas el menú del próximo año, no adelantemos ví­speras.

BUZí“N: lopezarriaga21@gmail.com

WEB: http://lopezarriaga.blogspot.com

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