El aeropuerto de Hong Kong canceló este lunes todos sus vuelos luego de que miles de manifestantes invadieron las salas de llegada para protestar contra la violencia policial en medio de una movilización sin precedentes que sacude a la ex colonia británica.
El cierre del octavo aeropuerto internacional más frecuentado del mundo, conocido por su eficacia, fue anunciado en momentos en que el gobierno central chino dijo ver «signos de terrorismo» en el movimiento de protesta en esta región semiautónoma.
La anulación de vuelos y los pronunciamientos de China evidencian una nueva escalada en la crisis que empezó a comienzos de junio, la más grave en Hong Kong desde su devolución a Pekín en 1997, con diez fines de semana consecutivos de protestas, muchas con enfrentamientos violentos entre radicales y las fuerzas del orden.
Hace cuatro días que el aeropuerto, que reportó 74 millones de pasajeros en 2018, es escenario de manifestaciones que buscan sensibilizar a los viajeros con su causa. Este lunes, según la policía, había más de 5 mil manifestantes en la terminal aérea.
En la sala de embarque
La autoridad aeroportuaria anunció, en un comunicado, que las operaciones en la terminal aérea fueron «gravemente perturbadas» por la manifestación, y que «todos los vuelos fueron anulados por el resto de la jornada», excepto los viajes de salida que habían terminado el registro y los de llegada ya en ruta a Hong Kong.
Kong Wing-cheung, un responsable de relaciones públicas de la policía, afirmó en rueda de prensa que los manifestantes, que inicialmente estaban en las salas de llegada, habían también ido a las salas de embarque.
Desencadenada por el rechazo a un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones hacia China, la movilización de Hong Kong amplió sus reivindicaciones para denunciar un retroceso en las libertades y una injerencia de China.
En virtud del principio «Un país, dos sistemas», que rigió la retrocesión, Hong Kong goza de libertades inexistentes en China, en teoría hasta 2047. Pero un sector de la población cree que Pekín socava cada vez más esos derechos.