La amenaza que representaba Baltimore para los Patriotas se hizo realidad en el duelo del domingo por la noche.
El equipo de Bill Belichick había sido autoritario toda la campaña, pero la picardía de un pasador de 22 años, Lamar Jackson, quien se graduó ante la franquicia más ganadora del futbol americano moderno, fue más que la aparente omnipotencia del cuadro de Foxboro.
Desde el inicio, fue controlado por Baltimore, que anotó los primeros 17 puntos de la mano de Jackson, que vacunó con engaños y acarreos a la defensiva de Nueva Inglaterra. El copiloto perfecto para el pasador fue Mark Ingram, quien no coronó su actuación con anotación, pero corrió para 115 yardas en 15 acarreos.
Sin embargo, los Cuervos dejaron revivir al rival, y a pesar de tener otro ataque fallido, los de Belichick recuperaron el despeje por una falla en la recepción de los equipos especiales de Baltimore, cediendo el ovoide a la ofensiva de Tom Brady, quien comandó la primera anotación de los visitantes.
No obstante, los errores no sofocaron la intensidad y firmeza de los Cuervos, que en la segunda mitad forzaron un balón suelto de Julian Edelman, que terminó en anotación de la defensa local, y Lamar Jackson no dejó de causarle pesadillas a una de las mejores defensivas del campeonato. Consiguió dos anotaciones por tierra, corrió para 61 yardas, y ejecutó otro pase de touchdown.
La desesperación se apoderó de Brady, quien sufrió su quinta intercepción en los últimos seis partidos y fue capturado en dos ocasiones. Aún con tiempo en el reloj, el quarterback de 42 años envió un pase largo que terminó en manos de la defensiva de Baltimore. Este fue el inicio del fin de la dictadura ejercida por los Pats, que van 1-1 y sufriendo ante los únicos rivales de peso en esta campaña: Bills y Ravens. Ahora sólo queda un invicto, quizá el menos esperado, los 49s de San Francisco, que también se verán con los Cuervos, pero hasta la semana 13.
Con información de Adrenalina | Excélsior