Pégame, pero no me dejes…

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Cena De Negros

Marco A. Vázquez

Pégame, pero no me dejes…

El gobierno del Estado de Tamaulipas lanzó un programa de prevención de la violencia en casa y la verdad es que el tema, además de espantar por lo escalofriante de las cifras de maltrato, da para mucho, más después del asesinato de varios niños y niñas en diversos Estados del paí­s y de lo cada vez más enfermos que están los violentos; deje le expongo lo que informan con datos de denuncias recibidas.

“La violencia familiar es uno de los delitos que con mayor frecuencia ocurre en el paí­s y está ubicado entre los primeros lugares en Tamaulipas en cuanto a incidencia delictiva, informó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP).

“La violencia no sólo está en las calles, sino en los hogares y en el ámbito familiar, por lo que es importante prevenir que esta ocurra, agregó la dependencia.

“Un parámetro es que del total de llamadas que se reciben a la lí­nea de emergencia 9.1.1, alrededor de 85 por ciento corresponden a denuncias por violencia familiar, violencia de género, violencia de pareja y maltrato infantil, las cuales son atendidas con la presencia de corporaciones policiales y/o canalizadas a autoridades ministeriales o de apoyo a la familia.

“La violencia familiar se define como la violencia fí­sica, verbal, moral o psicológica en contra de algún miembro de la familia que el victimario -hombre o mujer- realiza en forma reiterada y continua”, se detalla en la información oficial con vistas a no dejar pasar lo que ocurre en nuestro entorno, más, le insisto, después de la muerte de varios menores.

“En más cifras, el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública detalla que el año pasado, de enero a noviembre, se registraron 7 mil 183 llamadas por violencia familiar al 9.1.1, la mayorí­a de ellas los dí­as viernes y sábado. Y más de la mitad relacionadas con la ingesta de alcohol.

“La violencia familiar en Tamaulipas es una problemática cuyos detonantes principales se asocian con el consumo de alcohol y sustancias prohibidas y las consecuencias en las ví­ctimas van desde lesiones fí­sicas, ansiedad, depresión, trastornos, consumo de alcohol y drogas hasta violencia que se transmite a otras generaciones, agregó el SESESP.

“Otra de las consecuencias es que las ví­ctimas de violencia normalizan el entorno violento y generan alta tolerancia a situaciones de violencia, así­ como la capacidad de desarrollar y transmitir conductas agresivas hacia otras personas.

“Ante esta situación Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP) llamó a prevenir la violencia familiar, a que sean las propias personas quienes detecten si son ví­ctimas o victimarios, y denunciar al 9.1.1 o acudir a dependencias de apoyo a la familia”, hasta ahí­ lo que pasa en Tamaulipas.

Dirá usted que la violencia en las calles, las balaceras, ejecuciones y enfrentamientos son más dañinos pero la verdad es que los datos nos dicen que nomás son más escandalosos o quizá puede tener razón en lo que respecta a la sociedad pero, sin duda alguna, son mucho más peligrosos y de mayor impacto los datos de violencia familiar dados a conocer.

Mire, permitir que nuestros niños y niñas, o buena parte de ellos, lleguen acrecer en un hogar con violencia es claro que les invitará a verla como normal, a cometer toda clase de excesos de adultos e, incluso, creer que es bueno someter a los más débiles en busca de obtener lo que uno desea.

Si, por supuesto, puede darse el caso de que la violencia que vemos en las calles solo sea un reflejo, es decir, que este siendo incubada en casa, con mujeres, a veces hombres, que permiten ser maltratadas por sus parejas, que les gusta ser sometidas a golpes o majaderí­as o por lo menos lo permiten con el argumento del amor o de que desean seguir viviendo al lado de sus parejas.

Esa es la triste realidad de este Tamaulipas, de México en general, no hemos terminado por superar nuestros instintos primitivos y llevamos a los niños y jóvenes a creer que la violencia es buena, que puede ser un buen método para obtener lo que se desea sin importar cuánto daño se pueda ocasionar a los demás.

Claro es, el problema no se solucionará con la denuncia pero evitar la impunidad del maltrato en casa si puede ser la semilla de nuestra paz que tanto anhelamos, de la tranquilidad que nos robaron desde hace muchos años.

Los números dan escalofrí­os y, créalo, son de lo más conservadores, mucha parte de esa violencia familiar nunca llega a denunciarse, no se conoce más allá de cuatro paredes o, a veces, hasta después de que ya provocaron una muerte o sembraron la violencia en la actitud de niños y jóvenes.

Es triste, de verdad muy triste, que en pleno siglo veintiuno muchas mujeres, le insisto, también algunos hombres, sigan permitiendo ser violentados con tal de no quedarse solos, que todaví­a parezcan gritar lo que era común a principios del siglo pasado de la mujer al varón, pégame, pero no me dejes…

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