Cena De Negros
Marco A. Vázquez
Andrés Manuel tiene miedo, su equipo también, reconocen que movimientos feministas han tumbado gobiernos, saben que las mujeres los pueden bajar de la nube de popularidad en la que andan y, creo, es la primera vez que se han equivocado en el trato de temas mediáticos, no saben qué hacer y es porque el discurso acusador a la derecha, los conservadores, los neoliberales o los fifís diciendo son los que alientan el paro nacional para el 9 de marzo está vez no surtió ni poquito efecto.
Es obvio que los gobiernos estatales, municipales, las legislaturas y hasta la Suprema Corte de Justicia también tiemblan ante lo impetuoso del movimiento, lo mismo panistas que priístas, lo mismo los de Morena o Movimiento Ciudadano, lo mismo los que se sumaron o condenan el movimiento, todos saben que las mujeres unidas pueden significar que disminuya la popularidad de sus gobiernos, que se visualicen las problemáticas que sufren y que hasta hoy nada o muy poco les resuelven.
La verdad es que ni unos ni otros tienen que sufrir tanto, las mujeres ya han caído en la trampa y le entraron a la onda de politizar su movimiento, se han enfrascado en un pleito de morenas contra el resto de los gobiernos, llámese azules, tricolores, independientes o naranjas y han perdido de vista a Fátima, a la niña oaxaqueña que murió víctima de violaciones, a otras miles que han muerto por la única razón de ser mujeres.
Lo cierto es que los gobiernos no deberían estar metidos en el tema, ni a favor ni en contra, la tarea de ellos es apechugar y comprometerse a no permitir la impunidad y menos que sigan sucediendo abusos contra las mujeres, en el caso de la Suprema Corte de Justicia en lugar de sumarse al paro nacional quizá sería más efectivo que aplicaran la ley y castigaran de manera adecuada todos los delitos.
Por lo demás, son tiempos de reflexionar cual debe ser el camino correcto, la ruta a seguir por las mujeres en busca de que hagan efectivo ese miedo que les tiene el presidente y su equipo por la movilización del 9 de marzo porque un paro no servirá de nada, ese no es el temor que les tienen, el recelo es a que vayan a lograr unirse, a organizarse y entonces si nadie pueda frenarlas.
Es decir, el movimiento del 9 de marzo, sea exitoso o no en cuanto a participación, ya está viciado de origen, politizado, los partidos políticos y los gobiernos han tomado el control del mismo, de entrada, lo han saboteado tanto que el pleito más grande ahora, en las redes sociales y medios de comunicación, es buscar la autoría del mismo, el presunto origen político y desestabilizador que trae consigo cuando se presumía era para visualizar y erradicar la violencia en contra de ellas venga el apoyo de donde venga.
Hay, desde luego, muchos temas pendientes con las mujeres uno de los ejemplos más claros es la tan pregonada paridad y la equidad política que tanto se festina porque no ha pasado de ser una simulación, lo triste es que la mayoría de las féminas empoderadas son hijas, esposas madres, amigas y hasta amantes de políticos en el poder.
Otro de los pendientes es eliminar ese tipo de leyes que lejos de protegerlas fomentan la discriminación, en seguir con la terquedad de que hombres y mujeres no valemos lo mismo, que unas o unos son más tontos que los otros como si la inteligencia o la capacidad para trabajar fuera cuestión de género.
Son tiempos pues, de abonarle a la idea de que mujeres y hombres valemos lo mismo y que definitivamente no somos iguales, es decir, el trabajo debe ser tendiente a que esa diversidad no sea un obstáculo sino la mejor forma de trabajar en busca del bien común, ya no es posible que en este siglo sigamos con discursos trasnochados que solo nos han llevado a generar más rencor o menos solidaridad.
Por lo demás, es obvio que los políticos tienen miedo y qué bueno que sean las mujeres los que les ponen a temblar con todo y que se digan movimientos manipulados, ahora habrá que ver cómo se consigue la constancia en esa presión social y no para tumbar gobiernos sino para evitar que sigan justificando ineptitud, corrupción e impunidad con actos del pasado o de ideologías que no existen en México como eso de la derecha y la izquierda, de los conservadores, neoliberales, chairos y fifís, la realidad es que en este país las cosas se han movido por dinero, presupuestos, por poder y no por teorías sociológicas o económicas.
Los políticos tienen miedo y hay que aprovecharlo, hay que hacerles sentir que el pueblo se puede unir y entonces si les caería el chahuistle, un Día sin Mujeres quizá no sea la solución, ni un paro nacional de las mismas pero es obvio que el pueblo ya anda cerca y eso es precisamente lo que les pone a temblar a los hombres del poder, a los políticos y políticas en general, lo que les ha hecho trabajar aunque sea solo en buscar la forma de boicotear este movimiento feminista.
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