Una treintena de presos de alta peligrosidad escapó este jueves de una cárcel del nordeste de Brasil tras hacer explotar parte de las instalaciones con complicidad de delincuentes externos, informaron fuentes oficiales.
Esta es la segunda fuga de presos en menos de una semana en Brasil, uno de los países con los peores sistemas penitenciarios del mundo por el hacinamiento y las pésimas condiciones de reclusión.
La fuga se registró hacia las 4.00 hora local (7.00 GMT) en Limoneiro, municipio a unos 80 kilómetros de Recife, la capital del estado de Pernambuco, cuando 27 presos huyeron por uno de los muros de la penitenciaría derribado con dinamita por cómplices externos.
De acuerdo con las autoridades, un grupo de delincuentes fuertemente armados causó la explosión que permitió la fuga de los internos, pero fue repelido por los agentes carcelarios impidiendo una mayor huida de internos.
El pabellón afectado con la dinamita albergaba a un centenar de presos antes de la explosión, todos ellos de alta peligrosidad, según explicó a la prensa Paulo Uchoa, director de la cárcel donde ocurrió la fuga.
Hasta el momento, ninguno de los forajidos ha sido recapturado y las autoridades continúan en su búsqueda.
Esta es la segunda fuga que se registra en Brasil en menos de una semana, luego de que el pasado 5 de julio 34 reclusos se escaparan de una cárcel en Foz de Iguazú, en la triple frontera con Argentina y Paraguay, al sur del país.
El presidio regional Doutor íŠnio Pessoa Guerra de Limoeiro tiene capacidad para 550 internos pero actualmente alberga a más del doble (1.971), una situación que ya es común en diferentes cárceles de Brasil, donde el hacinamiento, las pésimas condiciones de los presidios y el poder de las bandas criminales en su interior son los mayores problemas del sistema.
Datos oficiales señalan que en la prisiones del país se alojan unos 750.000 presos, un número en un 76 % superior a su capacidad.
La irrupción del coronavirus, que deja ya más de 1,7 millones de casos confirmados y unas 68.000 víctimas en todo el país, ha complicado aún más la situación en las cárceles brasileñas.
El Departamento Penitenciario Nacional (Depen), organismo estatal responsable por una población carcelaria, contabiliza cerca de 4.900 contagios de COVID-19 y 62 óbitos en las prisiones de todo Brasil, según el último balance oficial.