Patrimonialismo Partidista

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DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

08092020.

PATRIMONIALISMO PARTIDISTA.

El escándalo del fin de semana fue, sin la menor duda, la decisión del INE de darles vida a nuevos partidos polí­ticos; fue una decisión dividida de los Consejeros Electorales. Decisión que el Presidente AMLO aplaude y que otros, como Felipe Calderón y Margarita Zavala, rumian su coraje, impotencia, dolor, porque no les autorizaron su partido polí­tico. Creo que buen número de ciudadanos están de acuerdo: no queremos más partidos polí­ticos.

El debate en las redes sociales, sobre todo en twitter, es sobre los motivos y la razones que los Consejeros enarbolaron para apuntalar su decisión: en el caso del partido de Felipe y de Margarita, que no es posible conocer la identidad del 8% de las aportaciones; en tanto que, por decir al partido de Elba Esther Gordillo, y el que impulsa el SNTE, la influencia y cooptación de integrantes ví­a el corporativismo sindical.

INTERESES DE LA SOCIEDAD.

Hace varios siglos que Edmundo Burke, un inglés, sentencio que los partidos polí­ticos eran, o son aún, nefastos para la sociedad. Su argumento, ayer y hoy, continua vigente: que al ser los partidos representantes de la sociedad, que integra a los ciudadanos que piensan y actúan de una manera, lo único que propicia es que la sociedad este dividida. Y efectivamente, en aquella época, la división era de liberales y conservadores.

Hoy en la actualidad el sistema de partidos cuenta con muchas variantes. En algunos casos, hay un solo partido (caso Cuba, el comunista); hay dos, como los Republicanos y los Demócratas en los Estados Unidos; y, en el peor de los casos, como sucede en México, hay un pluripartidismo. Durante muchos años, como 80, fue un pluralismo con un partido dominante, el PRI. Ahora, según se ve, seguirá igual: pero el dominante, se prevé, sea MORENA.

EL ORIGEN DE LOS PARTIDOS POLíTICOS.

Es interesante estudiar el origen de los partidos polí­ticos. Unos nacen con el poder (PNR-PRM-PRI); el PAN naciópara ofrecer a los mexicanos una opción distinta a la del Presidente Lázaro Cárdenas, que era tendiente al socialismo: nació, pues el PAN, como un partido de oposición que, desde un principio, fue identificado como el partido de los ricos, de los empresarios, de los industriales, de las familias de abolengo.

MORENA nació, sin la menor duda, con el propósito de conquistar el poder. Nació bajo la dirección de un caudillismo polí­tico, el de Andrés Manuel López Obrador. Nació como una corriente de oposición a la mafia del poder; tardo 18 años en su construcción, en germinar la idea, hacer el proyecto y convertirlo en realidad. Nació bajo la premisa de que primero son los pobres. Ahora que tiene el poder, tiene que evolucionar y no, vamos pues, ser más de lo mismo: el el reto y debe lograrlo a partir de la experiencia histórica.

PATRIMONIALISMO PARTIDISTA.

El poder polí­tico, el ejercicio del mismo, se obtiene ví­a los partidos polí­ticos. Hemos visto, sin embargo, que los partidos polí­ticos no representan a la sociedad; lo hacen, si, efectivamente, el dí­a de la elección, pero no en el ejercicio cotidiano del poder. Por una un sencilla razón: prácticamente los partidos polí­ticos, con la experiencia del PRI, en Méxicovan evolucionando a convertirse en instrumentos patrimonialistas de una camarilla o, de plano, de una familia.

El PRI ha pertenecido, de siempre, a la familia revolucionaria, traducida en la camarilla sexenal que tení­a el poder. Con el PT se inaugura el patrimonialismo partidista; otros ejemplos, lo era luego el Partido Verde, fundado por Jorge González y usufructuado, a las mil maravillas, por su familia. Para no quedarse atrás, otros siguieron su ejemplo: Elba Esther Gordillo fundo el PANAL (ya desaparecido, y le acaban de negar el registro a su nuevo partido), Dante Delgado es dueño del Movimiento Ciudadano y, quiérase o no, AMLO lo es de MORENA.

FELIPE Y MARGARITA SEGUIRAN PELEANDO.

Por eso, desde que Margarita Zavala no logro ser candidata presidencial, se dio a la tarea de formar su propio partido, puesto que del PAN prácticamente la echaron a patadas. Lo hacen, precisamente, siguiendo la tradición de que en México los partidos polí­ticos tienen dueño, son un bien patrimonial polí­tico, sea de una camarilla, de una familia o de una persona.

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