María Luciana Lunes, de 13 años, aún convalece tras recibir dos balazos de grupos paramilitares en un conflicto armado en el sureste mexicano que, al combinarse con la pandemia, ha dejado sin educación a cientos de niños indígenas en Chiapas.
María Luciana cuenta con timidez este jueves a Efe que ella y sus siete hermanos pasan el mayor tiempo en el refugio del municipio de Aldama, donde viven bajo el acecho de los paramilitares por los conflictos agrarios con el pueblo de Chenalhó, que tienen sin escuela a menores de edad de primaria y secundaria.