Calidad moral

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DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

10.11.2021

 

CALIDAD MORAL.

 

Todos los días nos topamos con personas, familiares y amigos, conocidos y no conocidos, nos enteramos de hechos y circunstancias en las que se involucran a protagonistas sean de la política, del espectáculo, de las finanzas, de los deportes. Y cada vez que conocemos, digamos, algunos hechos, de pronto nos preguntamos sobre si es correcto o no. Nos ubicamos en la expresión bíblica de “por sus hechos los conoceréis”.

 

Efectivamente, por sus hechos, conocemos a las personas y, de esa manera, por calificamos, creemos o no, lo que se diga o difunda de ella. Un día, por decir, alguien hizo una comparación: si dicen que detuvieron a Alejandra Guzmán con marihuana en un aeropuerto… lo creemos; en cambio, si lo dicen, de Lucero, pues no. Nace, nuestra percepción, del conocimiento que tenemos de las personas. Decir que Gerardo Noroña es grosero, no es faltar a la verdad… Ni como decir, por otra parte, que Américo Villarreal es de mecha corta.

 

SER O NO SER.

La expresión popular afirma, nos repiten pues, que no basta serlo, hay que parecerlo. Por ejemplo, Maki Ortiz pregona, presume en sus reuniones con los tamaulipecos, como una de sus fortalezas su calidad moral; en tanto que Erasmo González, el diputado, su honestidad. Y lo que son las cosas, la sabiduría popular, afirma que por lo regular, uno siempre presume aquello de lo que carece. Afirma Maki: “Voy con MORENA porque comparto los ideales de honestidad, austeridad y responsabilidad”.

 

AMLO gano la elección presidencial porque a lo largo de su lucha se forjo una imagen. Por eso, afirma, una y otra vez, que “no somos iguales” y nos remite imágenes de los neoliberales, de opulencia y explotación, y enarbola como premisa de su actuación que “primero son los pobres”. Y en más de una ocasión nos recuerda a Benito Juárez y la condición de vivir en la medianía con la percepción del sueldo como servidor público. Lo ha repetido una y otra vez, que es difícil que a estas alturas de su gobierno, los propios servidores públicos no busquen, vamos pues, si no imitarlo, cuando menos ser congruentes.

 

NO SOMOS IGUALES.

Difícil, muy difícil, que todos quienes participan en un gobierno posean todas las condiciones que requiere un movimiento político, como el de MORENA, cuyos principios son básicos: no robar, no traicionar y no engañar al pueblo; amén de otros principios o formas de actuar, como la austeridad republicana. Se torna, entonces, complicado que más de uno de pronto se ubican en la condición de que la realidad ya cambio, en principio, en las reglas de comportamiento.

 

Los ejemplos se acumulan: recordamos a la servidora pública que llego tarde al aeropuerto y no vacilo en charolear para retener su salida, tuvo que renunciar y ahora está de embajadora; o el servidor público que, igual, organizo su boda de manera fastuosa, hasta con reportaje en ¡Hola!. Quizá, por esos antecedentes, Santiago Nieto dio instrucciones a sus invitados sobre cómo debían comportarse en su boda: como no compartir fotografías del evento… No supo, en la práctica, ni como le exploto el escándalo, que lo obligo a renunciar.

TEORIA Y PRÁCTICA.

Con la 4T y los pregones, los postulados de AMLO, recordamos la afirmación de que una buena teoría requiere de una buena práctica. Que nos lleva, invariablemente, a buscar que haya en la conducta una “congruencia” entre lo que se dice y lo que se hace. Esa es, sin la menor duda, la contradicción que se observa en la política actual: ¿Cómo creer, por ejemplo, que Manuel Bartlett es un ejemplo de una nueva clase política? Su riqueza, que no puede esconder, lo convierte en más de lo mismo y no queda eso de que “no somos iguales”.

 

Validos los principios de MORENA: de no robar, no traicionar, no engañar, basados además en una austeridad republicana…pero no se puede lograr que, de la noche a la mañana, las personas cambien sus modos, sus actitudes y prácticas. Por eso, sin la menor duda, Santiago Nieto como otros miembros de la 4T, no pueden soslayar las prácticas que nacen del neoliberalismo, como es la riqueza, las comodidades, disfrutar aquello que nada tiene que ver con la austeridad, con la medianía juarista. Los lujos, pues… no todos tienen, digamos, la actitud de ser congruentes: de tener calidad moral, para decir una cosa y cumplir.

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