Dr. Jorge A. Lera Mejía
Definitivamente, el peor economista es el ciego que no quiere ver… «no hay peor ciego que el que no quiere ver».
El pasado jueves, el presidente afirmaba que «A pesar que uno de los principales índices macroeconómicos no pinte un futuro afable para la economía de los mexicanos y mexicanas, la inflación no afectará el poder adquisitivo de los habitantes del país».
Lo anterior significa que, no obstante que a partir de este enero el salario mínimo «nominal» pasó de 141.70 a 172.87 pesos diarios, y en la zona libre de la frontera norte subió de 213 a 260.34 pesos diarios, la inflación cercana al 8% anual, se comió literalmente los aumentos históricos, por que también son históricos los índices inflacionarios, que no se veían arriba del 4.5% desde hace más de 20 años.
Al cierre de este viernes, el indicador se colocó en el mes de diciembre en 7.5% anual, su nivel más alto en dos décadas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Lo anterior dio como resultado que, el alza generalizada de los precios en lo que va del año le pasó la factura a los aumentos salariales y las revisiones contractuales de salarios colectivos, sumaron seis meses consecutivos en terreno negativo al descontar el efecto de la inflación en los ajustes pactados.
De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el incremento real de salarios contractuales en noviembre del 2021, fue de -1.55%, el mayor impacto para el poder adquisitivo de los sueldos desde octubre del 2018.
Vale recordar que, en la teoría económica al no ajustarse los salarios por arriba de la inflación provoca una caída directamente proporcional en los salarios reales.
El problema salarial se empeora más, al comparar la inflación promedio, con la inflación de los productos de la canasta básica, que es la que afecta más directamente a la población de menores recursos económicos,
«los más pobres»…
La inflación de la canasta básica supera la tasa del 20% al cierre del 2021, por ello, de acuerdo a una investigación del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) «Los trabajadores tienen que hacer un desembolso de 301 pesos al día (unos 15 dólares) para poder comprar una canasta alimenticia recomendable -que incluye el precio de cuarenta alimentos básicos sin contar los instrumentos para su preparación-, mientras que si se le añade el costo de energía eléctrica y gas para cocinar, el precio se eleva a 465 pesos al día (casi 22 dólares)».
Podemos con ello concluir que, «El aumento al salario mínimo es bueno, pero no es suficiente», si los sectores productivos y el gobierno no controlan las variables económicas que disparan a la inflación, recordando que la inflación con esto, se constituye en un verdadero «Impuesto a la Pobreza».
La inflación ha sido considerada por algunos economistas como el impuesto de los pobres, porque tiene una mayor incidencia en los salarios de los trabajadores más precarios, aunque también afecta negativamente a la rentabilidad del ahorro y la inversión. La escalada de la inflación tiene lugar cuando la demanda de productos supera a la oferta…
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