La octava votación
Cd. Victoria, Tam.- Salvo algún cambio de planes (muy propio del susodicho) la consulta de este domingo sería la última vez que el nombre de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR aparezca en una boleta electoral. Octava y última, pues.
Su primera experiencia electoral fue tras la gubernatura de Tabasco en noviembre de 1988, postulado por el Frente Democrático Nacional (FDN). Cumplía dicho mes los 35 años y fue derrotado por el abogado priísta SALVADOR NEME CASTILLO.
Su segunda campaña sería seis años después, nominado por el PRD, cuando andaba cerca de los 41 años, siendo superado por otro abogado tricolor, ROBERTO MADRAZO PINTADO.
La tercera vez que su nombre apareció en una boleta fue en agosto de 1996, durante el proceso interno que eligió al dirigente nacional del PRD.
Fue su primera victoria, logrando superar a candidatos de indudable relevancia como el ingeniero veracruzano HEBERTO CASTILLO MARTÍNEZ y la socióloga zacatecana AMALIA GARCÍA MEDINA.
También ganó la cuarta, cuando compitió por la Jefatura de Gobierno capitalina (el entonces Distrito Federal) postulado por el PRD, superando al abogado panista SANTIAGO CREEL MIRANDA y al candidato del PRI, el economista JESÚS SILVA-HERZOG FLORES.
La quinta y la sexta competencias serían tras la Presidencia de la República. Pierde en 2006 ante al abogado michoacano FELIPE CALDERÓN HINOJOSA, del PAN y sucumbe otra vez en 2012, frente al abogado mexiquense ENRIQUE PEÑA NIETO, del PRI.
En la séptima AMLO se reencuentra con el triunfo, cuando derrota al abogado mexiquense RICARDO ANAYA CORTÉS y al economista capitalino JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA, del PRI. Llega por fin a la Presidencia.
¿LA DEL EMPATE?
En total, el precedente era de siete competencias, cuatro derrotas y tres victorias. Este domingo 10 de abril, ANDRÉS MANUEL figuró de nueva cuenta en una boleta, dentro de un proceso revocatorio un tanto cuanto atípico, extravagante.
Competencia fuera de lo común pues, en lugar de ser promovida por opositores interesados en su remoción, obedeció a una iniciativa del propio presidente. Lo cual le otorga un tufo de ratificación, como mero ejercicio de corte propagandístico.
El votante tuvo dos opciones a elegir en la boleta, entre el “que se revoque el mandato por pérdida de confianza” y el “que siga en la Presidencia de la República.”
A las 18 horas de la jornada, se informó del cierre puntual de las urnas con el 99% de las57 mil 500 casillas instaladas por el INE (en un reporte previo, su titular LORENZO CÓRDOVA VIANELLO hablaba del 98.2%) que funcionaron sin contratiempos mayores desde las 8 de la mañana en toda la geografía nacional.
El presidente LÓPEZ OBRADOR sufragó en la calle de Moneda, primer cuadro de la capital mexicana, acompañado de su esposa BEATRIZ GUTIÉRREZ MÜLLER.
En cuanto al costo, la estimación más reciente (febrero 25 de 2022) la dio el Presidente al manejar la cifra de mil 692.5 millones de pesos. No se contabiliza aquí el costo de los anuncios espectaculares que sin autor reconocido menudearon en todo el territorio nacional.
En la víspera, medios y redes daban por un hecho el que los votos favorables al Presidente serían mayoritarios, en esto no hubo sorpresas. Lo que estaba por verse era si la participación total alcanzaría el mínimo del 40% (37 millones) para ser vinculante y tener algún efecto legal.
En números redondos, los resultados difundidos por el portal del INE (pendientes aún de ajuste fino) nos dicen que (en números aproximados) un 91% de quienes votaron lo hizo en favor de que AMLO permanezca en la Presidencia. Esta es la buena noticia para el obradorismo.
La noticia mala (trágica, desastrosa) es que ocurrió con una participación bajísima, alrededor del 17%, muy lejos del 40% requerido para ser vinculatoria. Por ello no pinta ni de milagro.
Mire usted, si 17 de cada 100 mexicanos fueron a las urnas significa que 83 de cada 100 paisanos desdeñaron el proceso, le dieron la espalda, lo despreciaron, lo ignoraron, prefirieron quedarse en sus casas (o ir por la barbacoa) porque no les interesó y jamás creyeron en su utilidad práctica.
CAPRICHO CUMPLIDO
La mesa estaba puesta y se confirma la expectativa. El sector que propuso y promovió públicamente la consulta (el gobierno de ANDRÉS MANUEL y su partido) cosecha una mayoría amplia del 91% dentro del universo concreto de votantes.
Aunque dicho universo (disculpe usted) muy apenas representa una minoría raquítica en el contexto general del padrón (el 17%), pese al costoso aparato de propaganda gubernamental y la promoción compulsiva del evento en las conferencias mañaneras.
Al final de cuentas, el tabasqueño logró la victoria anhelada en la octava votación de su larga vida política, emparejando así los cartones: Cuatro derrotas, cuatro triunfos.
Aunque este último, más allá de las ruidosas celebraciones en Palacio, tiene un inocultable sabor a fracaso por el inmenso abstencionismo. Sin necesidad alguna, el mandatario cometió un ruidoso autogol ante los ojos de la república, así nomás, por puro capricho.
Gatopardismo crudo y nada más. El multicitado autor siciliano GIUSEPPE TOMASI, duque de Palma y príncipe de Lampedusa, podría declararse satisfecho con ello. Cambiar para seguir iguales.
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