Victoria y Anexas/Ambrocio López Gutiérrez/
Con el proceso industrial a finales y principios del siglo XVIII y XIX, durante el periodo del Porfiriato en México, se crean grandes proyectos de infraestructura y de vías de comunicación, entre ellos la introducción del Ferrocarril para conectar a todo México; con esa visión el presidente en turno, Porfirio Díaz, quería conectar el golfo con el pacífico a través del Ferrocarril, dicho objetivo se puso en marcha en la frontera del país partiendo de la Ciudad de Matamoros, para luego pasar por Reynosa, Tamaulipas y posteriormente a Monterrey, Nuevo León, hasta llegar a Culiacán, Sinaloa. Así introduce al tema la maestra Seidy Guadalupe Velázquez León, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Tamaulipas, ponente en el encuentro de historiadores y cronistas organizado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UAT.
La especialista agrega: Sin duda alguna, la creación de este nuevo medio de comunicación trajo consigo muchos beneficios entre las poblaciones, entre ellos el comercio y la utilización de muchos productos provenientes de este fenómeno industrial, pues no sólo fue la introducción del Ferrocarril, sino también el florecimiento de industrias y fábricas como la Fundidora Monterrey, la Vidriera Monterrey, la Cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma, la fábrica de loza LOFISA de Guadalajara y las fábricas refresqueras como Peña Blanca, Bimbo y Sport por mencionar algunas.; así como y por su ubicación geográfica, Reynosa, tuvo una gran conexión y obtención de productos de la fábrica de vidrio estadunidense Owens-Illinois, todo lo anterior quedó reflejado en los restos materiales identificados y recuperados durante las excavaciones del proyecto de obra “Museo del Ferrocarril”, investigación llevada a cabo en los años 2020-2021, bajo la normativa y tutela del Centro INAH y el gobierno Municipal en turno.
Se tienen antecedentes de la arqueología industrial con precedentes como Michael Rix con su publicación de 1955 en la revista The Amateur Historian en Reino Unido, donde evidenciaba y denunciaba la destrucción sobre el patrimonio de las pasadas industrias, ferrocarriles, puentes y asentamientos fabriles, destacando la estación del Ferrocarril de Euston en Londres. (Álvarez, 2008:10). Para la década de los sesenta, ante la presencia de ámbitos sociales, políticos, así como, ante muchas corrientes ambientalistas y de defensa del patrimonio natural, además de la restitución del patrimonio de grupos culturales indígenas, de patrimonio etnográfico, de los museos de barrios y de sitio, fue una época de total revolución donde tuvo un gran revuelo la conciencia hacia el patrimonio de bienes culturales y naturales reconocidos por la misma sociedad.
En los setenta se tienen las primeras ideas de crear colecciones museológicas de grandes dimensiones que dan pie a nuevas técnicas para la restauración y mantenimiento de bienes industriales en los laboratorios de conservación. Desde ese tiempo hasta nuestros días ha sido un proceso de luces y sombras en cuanto a preservación como en la defensa y valor del patrimonio industrial, donde se tienen pérdidas irreparables de este patrimonio, en su mayoría relacionadas al crecimiento urbano y medioambiental de ciudades y urbes con tradición industrial. Entre los casos de éxito para el sigo XXI es la recuperación del contexto del Museo del Ferrocarril de Reynosa, Tamaulipas del cual se ocupó en el reciente encuentro auspiciado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) con el respaldo estatal a través del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA).
Conforme a Iniesta (2007), Reyna (2018) y Salinas (2018) (2019), se saben los siguientes antecedes históricos de la Estación de Tren de Reynosa. Acorde al registro fotográfico, se tienen noticias que antes de construir la antigua estación de tren en forma y con materiales perdurables, la primera fue de madera, sin embargo, esta se perdió pues fue quemada por los revolucionarios el día 10 de mayo de 1913, dato sobresaliente conforme a las fuentes históricas. Posteriormente, se realizó la construcción de lo que fue un día la antigua estación de tren de Reynosa, formando parte del Sistema de Estaciones que conformaron los Ferrocarriles Nacionales de México. Del mismo modo, se tiene información de que la inauguración de la primera vía férrea de Reynosa fue en el año de 1884, dicha vía se edificó a seis cuadras de la plaza principal, y se sabe que, desde un inicio contó con dos tipos de vías férreas.
MOSTRANDO FOTOGRAFÍAS proporcionadas por el Archivo Histórico de Reynosa, la maestra Velázquez León explicó que el primer sistema se conformaba, por trenes de pequeñas dimensiones con poca capacidad de carga y para rutas cortas, a este se le conoció como “vía angosta”, esto debido a que en su interior los rieles por donde se deslizaban los vagones contaban con distancias de 914m; y el segundo sistema fue la vía ancha. La construcción en forma de la Estación de Reynosa inició en 1880, de inicio se tenía el objetivo de construir una vía férrea entre el puerto de Matamoros y la Ciudad de Monterrey, cuyo proyecto lo tomó la compañía constructora nacional mexicana. Del mismo modo y gracias al general Porfirio Díaz, el cual, por decreto presidencial, retoma el proyecto en 1889, con la intención de conectar a través del Ferrocarril, al Pacifico con el Golfo de México, desde la ciudad de Mazatlán, Sinaloa a Matamoros, Tamaulipas. Vale destacar que, quienes visiten Reynosa, podrán apreciar los avances del proyecto reseñado aquí que permitirá mejorar el paisaje urbanístico y revalorar los establecimientos comerciales ubicados en ese sector.
Sin embargo, no es hasta el 5 de mayo de 1905 que se inaugura la vía ancha del ferrocarril. Parte de las nuevas ventajas traídas con la vía ancha, fue posible el recorrido de locomotoras con cargas pesadas y rutas de largas distancias. Para el año de 1907, el General Porfirio Díaz, con el objetivo de tener un mejor control, ante las empresas extranjeras, crea la paraestatal Ferrocarriles Nacionales de México. Así también, es importante mencionar que, sólo queda en pie el edificio conocido como la Antigua Bodega que forma parte en las fichas de registro estatal de edificios, monumentos conmemorativos y murales con valor histórico, artístico y cultural de Tamaulipas; dicha propiedad se encontraba en completo abandono hasta antes del proyecto Museo. Entre los comentarios finales es importante decir que sigue habiendo poco interés por rescatar el Patrimonio industrial en Tamaulipas, en especial en las antiguas estaciones de tren que en su mayoría se encentran abandonadas y con problemas de vandalismo. Sin embargo, se tienen casos de éxito como lo fue la construcción del museo de Ferrocarril de Reynosa Tamaulipas, donde gracias a la colaboración de distintas dependencias como el gobierno de Reynosa y el Centro INAH Tamaulipas, fue posible recuperar parte de ese pasado el cual quedó reflejado en los materiales recobrados durante los trabajos de obra, en donde la cultura material, sin dunda alguna, nos habla sobre las actividades ligadas a la producción, distribución y consumos de los bienes que produjeron las distintas industrias de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Esto a su vez se relacionó con el proceso histórico que vivió México a través del presidente Porfirio Díaz, teniendo una visión y misión de progreso en el país, a través de la introducción del ferrocarril como medio de comunicación y del afloramiento de la industria en todo el país, donde no podía faltar la industria que se desarrolló en el noreste de México, como lo fue la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, la Cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma, la Vidriera Monterrey y la Industria refresquera con marcas locales y regionales, así como, la presencia de LOFISA proveniente del Occidente del país y qué decir de Owens-Illinois Glass Co, que si bien esta es una industria extranjera, la presencia de productos vítreos en Reynosa tuvo que ver mucho con la ubicación geográfica, al ser una ciudad fronteriza y vecina de Estado Unidos; todo lo anterior se conglomeró en un espacio que fue la Estación de tren de Reynosa y que es su momento perteneció a Ferrocarriles Nacionales de México, hoy extintos, en donde convergió una sociedad que fue parte de este proceso social e industrial al consumir y apropiarse de productos, bienes y medios de comunicación y trasporte, fruto de dicha industrialización. Finalmente, es muy grato mencionar que, si bien Reynosa es una ciudad relativamente joven, a futuro y gracias a la intervención de INAH Tamaulipas en colaboración del Municipio, podrá contar con un patrimonio que exhibir dentro del Museo del Ferrocarril de Reynosa, así como, con los datos y materiales obtenidos, podrá relatar la historia de su patrimonio ferroviario histórico e industrial, durante parte del siglo XIX y todo el siglo XX. La investigadora del INAH tituló su ponencia como Caminos de Hierro. El Museo del Ferrocarril de Reynosa, visto de la arqueología histórica e industrial.
LAS FIESTAS DE la Independencia permitirán que muchos disfrutemos un fin de semana largo que se puede aprovechar para celebrar a la patria conviviendo sanamente con familiares y amigos. Agradezco las invitaciones recibidas aunque no he asistido a todas, pero acuso de recibo algunos manjares que me enviaron hasta mi domicilio mis queridos amigos y colegas universitarios. Que viva México.
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