DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.
21.9.2022.
¡SE EQUIVOCO!
En política se cuenta, se dice o afirma, que todo inicia con un error y que todo lo demás son consecuencias. Y en política los errores nacen a veces por ignorancia; otras veces, por no respetar el protocolo de las reglas no escritas; pero también porque, conociéndolo, se aferran a principios legales, doctrinarios o de postura política… casi nunca ideológicos.
Hace poco hubo elecciones en la UAT, se eligió a Guillermo Mendoza. Fue una elección distinta, muy distinta a las que conocí, porque hubo aspirantes al cargo, que terminada la elección hubo impugnaciones, se promovieron amparos. Y hace poco, el pasado 5 de junio, hubo elecciones para gobernador; y el rector, no de manera formal, pero si en los hechos, tomo una decisión… tarde o temprano, puede haber consecuencias.
ELECCIONES TERSAS.
La Universidad vivió una etapa que puede calificarse como violenta; se formaron grupos políticos al interior, teniendo como base las distintas facultades y escuelas universitarias. Defendían, unos y otros, sus cotos de poder. Con todo eso, el gobierno rectoral, por años fue de autogobierno, como lo marcan los estatutos. El gobierno, o el gobernador en turno, avalaban candidaturas, no recuerdo el caso de un veto.
Las elecciones durante este periodo, matizado por los grupos políticos (identificados como porriles) han sido catalogadas de suaves, de tersas. Había control, dominio, por eso los rectores se reelegían una y otra vez, hasta que cansados, hagan de cuenta, se iban. Todo cambio con Tomas Yarrington como gobernador: se propuso sanear, limpiar, a la UAT. Se cuenta que Humberto Filizola recibió la encomienda de salir y cerrar la puerta… de una etapa universitaria, de jefes, de líderes universitarios.
¡SE EQUIVOCO!
Humberto Filizola cumplió y le cumplieron, lo hicieron diputado federal. Y llego a la rectoría Jesús Lavín Santos del Prado. Y vino el cambio de gobernador, entro Eugenio Hernández Flores y compañía: vieron que la universidad había estado convertida en un botín para sus autoridades y líderes
y no batallaron para cambiar la ecuación, a partir de ahí se sucedieron decisiones y acciones: el gobierno estatal decidió aprovechar los recursos, sobre todo los económicos, de la UAT.
Cuentan que todo inicio con una declaración del Rector Lavín a un noticiero televisivo: el gobierno manoseaba, escondía, escamoteaba, las participaciones. El ambiente se tensó, Lavín organizo una Asamblea en Tampico y exhorto a los Consejeros Universitarios a defender la autonomía. Se adjudica la operación política a Ricardo Gamundi: acusación de malos manejos y en el auditorio de un hotel local se reunieron los Consejeros Universitarios y nombraron a un nuevo rector: José María Leal Gutiérrez.
LA UAT TIENE QUE CAMBIAR.
La estructura jurídica de la UAT tiene que cambiar para que haya una verdadera, autentica y real democracia. Luisa Álvarez no pudo ser candidata a rectoría, ni libre e independiente; en su Unidad Académica, acaban de hacer elecciones, se denuncia una imposición. La UAT es, formalmente autónoma; en los hechos, no. Guillermo Mendoza, el rector, debe tomar una dirección: defender la autonomía universitaria o plegarse a los designios del nuevo gobierno. En pocas palabras: ¿se va o se queda? Si se queda, ¿en qué condiciones? ¿Sumisión o rebeldía?