DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.
14.02.2023
LA MALDAD.
Hubo un tiempo que en el gobierno pusieron de moda hablar de la descomposición social. Lo hacían los funcionarios del DIF o el gobernador en turno al presidir un evento que se relacionara con la familia: descomposición social significaba, para ellos, que había una familia desintegrada cuyos problemas se acentuaba en que sus hijos, o parte de la familia, caía en las garras de acciones ilícitas, como la delincuencia, la drogadicción, entre otros problemas que incidían en gravemente en sus condiciones de vida.
Hablar, por otra parte, de la delincuencia es llegar a ponderar otros valores: los negativos o antivalores que, de pronto, se pueden equiparar a la disyuntiva del bien y el mal. Existe el bien, las acciones como la solidaridad, la cooperación, la filantropía; y también, su contrario, quienes roban, quienes dañan a las personas en su seguridad física y económica, es decir, que hacen maldad. ¿Quién los castiga?
SIN VALORES.
Las imágenes de la televisión son contundentes. Muestran a una mujer, de edad avanzada, que vive en una vivienda construida con tablas y otros materiales; en fin, una vivienda que, a todas luces, se pone en evidencia su pobreza. La nota policiaca pone los pelos de punta: la señora, de la tercera edad, vivía sola y para mantenerse vendía huevos. Y gente, diríamos desalmada, sin valores y escrúpulos, no se tentó el corazón para entrar a robarla, la golpearon, la violaron y al final, por el maltrato físico, le ocasionaron la muerte. ¡No tienen madre!
Otra nota ejemplifica el ejemplo de como la ambición, y también, la falta de escrúpulos, lleva a acciones que terminan con la vida. Resulta que por un pleito de un terreno un sacerdote, todo sucedió en Jalisco. El sacerdote fue asesinado por uno de sus hermanos en presencia de otros familiares. Y lo que son las cosas, por el dinero u herencias, la maldad hace acto de presencia: Gertz Manero, el fiscal general de la nación, encarcelo a su cuñada con tal de quedarse con la herencia; lo mismo hizo José María Riobo, el constructor favorito de AMLO, esposo de la Ministra Jazmín Esquivel, también acuso a su nueva para quedarse con la fortuna de su hijo.
MALDAD POLITICA.
El mundo, de aquí y de allá, está plagado de maldad. Y no solo se trata de criminales, de delincuentes, también los hay en el mundo de la política. El ejemplo más claro son las traiciones, que se hacen por maldad, por venganza o por ambición, que deviene en las más de las veces en escándalos que dañan la moral y la buena imagen. Pero hay otra maldad, donde la pagan unos sin deberla ni temerla. Y el mejor ejemplo, que se vive sexenio tras sexenio, tiene que ver con las ideologías y sobre todo con el poder.
Hace días, por ejemplo, vino a Tamaulipas el Presidente AMLO. El Presidente que, una y otra vez, ha presumido que su fuerte no es la venganza, pero que en acciones cotidianas niega su afirmación, de que no es igual que los otros, que los gobiernos anteriores. Y es que, una y otra vez, afirma que los tamaulipecos son valientes, porque apoyaron a AVA. Sin embargo, en casi tres años negó dar apoyos extraordinarios o complementarios a Tamaulipas, solo, solo porque el gobernador era Francisco Javier García Cabeza de Vaca… Se la paso acusándolo, de pleito y nada, o muy poco para los tamaulipecos.
MALDAD CRIMINAL.
La religión, sea la que sea, se entiende que siempre pregona las virtudes, las buenas acciones. Y, por otra parte, las noticias y las historias sobre personas vinculadas con la delincuencia organizada, muestran a personas sin moral, sin valores y sentimientos, que matan y torturan… ellos mismos, en muchas ocasiones, difunden videos de sus acciones. Y en este caso, ante este tipo de hechos e imágenes, es cuando nos preguntamos: ¿Estas personas creerán en Dios, tendrán alguna fe religiosa, irán a misa o a cultos? Todavía anda libre quien asesino, en las puertas de una iglesia, a un par de sacerdotes.
Vale la pregunta: ¿Quiénes asesinan u los ordenan tienen creencia religiosa? Puede parecer odioso, pero la respuesta es afirmativa. Las más de las veces, quienes son identificados como criminales, traen en el pecho un crucifijo y otros, según algunos reportajes, hasta construyen sus lapidas con tanta ostentación, que hasta capilla completa hacen. Efectivamente, como bien lo dice el Presidente AMLO, son seres humanos y tienen derechos… sin embargo, la ley penal establece que, quien rompe con el orden establecido, merece una sanción.
MAS LOS BUENOS.
Siempre se dice: somos más los buenos. Efectivamente, pero, y eso es lo malo, las acciones negativas traen consecuencias graves para unos y otros; de ahí, no se olvide, la existencia de la ley, para castigar a quienes rompen con la regla de convivencia. El pero es que la corrupción genera impunidad, los grandes males de la sociedad por culpa de malos gobiernos. Gobiernos van, gobiernos llegan, prometen combatir la corrupción y la impunidad y nada, se convierten en cómplices: AMLO, ante todo, prefiere que den dinero y que no vayan a la cárcel.