Por Carlos López Arriaga
Al banquillo, rectores carnales
Cd. Victoria, Tam.- Este primero de junio el gobernador morenista de Sinaloa RUBÉN ROCHA MOYA cumple un año y siete meses de haber llegado al poder.
Hoy su gobierno se encuentra inmerso en un profundo proceso de auditoría, revisión y saneamiento dentro de su máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Sinaloa, UAS.
La administración de ROCHA MOYA encontró un verdadero desastre financiero y administrativo en la UAS. Desvío de recursos al por mayor. Un amplio y diversificado ramillete de mañas, muestrario infame de truculencias perpetradas por el actual rectorado que encabeza JESÚS MADUEÑA MOLINA y también por sus antecesores.
Los colegas sinaloenses no se dan abasto con la cantidad de ilícitos expuestos por la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica de Sinaloa (UIPES).
Misma que la semana pasada interpuso una denuncia contra MADUEÑA y su pandilla, incluyendo los miembros del pomposo (pero inútil) Comité de Adquisiciones, Arrendamientos, Servicios y Obra Pública de dicho centro educativo. Quienes, para fines prácticos, han venido funcionando como una verdadera mafia.
Tal denuncia relata haber tenido conocimiento de conductas activas que presumen la comisión de delitos, por parte de un rector que además está siendo acusado de bloquear la revisión de cuentas emprendida por la Auditoría Superior del dicho estado.
Mucho dinero en transacciones sin sustento, viciadas de origen, por funcionarios que son juez y parte en contratos de construcción y también de adquisiciones en el ramo de la informática. Facturación excesiva y a menudo fantasma entre familiares, compadres, socios.
PARENTELA VORAZ
Firmas proveedoras y constructoras que parecen haber sido creadas exprofeso para que las autoridades universitarias se dieran gusto trasladando recursos de un bolsillo al otro.
En muchos casos, las liquidaciones se realizaron mediante una treta conocida como “pulverización de las facturas” (en vez de una, miles) para evadir las reglas de adquisiciones que exigen licitación cuando se trate de montos mayores.
En lugar de un desembolso grande, un tambache muy gordo de “pagos chiquitos” para evadir los mecanismos de control. Por ello no hay actas de licitación, ni siquiera de adjudicación directa. Eso sí, con sobreprecio incluido.
Entre los afortunados por dichas transacciones figura, por supuesto, la parentela del rector, hermanos, hijas, primos, cónyuges de unas y de otros. Los mismos encargados en las oficinas de bienes y suministros figuran como proveedores hasta de productos de limpieza, alimentos y bebidas.
También están metidos en negocios inmobiliarios, disque para vivienda social de los trabajadores y maestros, un mero pretexto para que el dinero fluya sin escrúpulos de cuentas públicas a patrimonios privados.
La revisión es profunda y además incluye a rectores anteriores como JUAN EULOGIO GUERRA y HÉCTOR MELESIO CUÉN, cuyo paso por las lides universitarias los convirtió, de la noche a la mañana, en prósperos empresarios.
En el caso de CUEN se le ubica como feroz acumulador de bienes inmuebles. Una somera investigación reporta haberle encontrado al menos 86 propiedades, entre casas y terrenos.
MAL DE NUESTRO TIEMPO
Las tareas realizadas por la referida Unidad de Inteligencia Patrimonial han encontrado entre esta camarilla de rectores que sus ingresos declarados al fisco ni lejanamente dan sustento a la riqueza personal y familiar que sin el menor recato exhiben.
Por años y en todo el país, los tesoros universitarios han sido fuente de enriquecimiento escandaloso y sin medida. Al amparo de la autonomía privan la opacidad y la nula rendición de cuentas. Excesiva complacencia que permitió amasar grandes fortunas a círculos cerrados de poder.
Son casos reiterados de prosperidad súbita, en rectores carnales herencia del pasado inmediato, íntimamente ligados a los gobernadores que les dieron cobijo, como el aliancista MARIO LÓPEZ VALDEZ (“Malova”) y los priístas JESÚS AGUILAR PADILLA y QUIRINO ORDAZ COPPEL.
El gobernador actual ROCHA MOYA asumió el mando el primero de noviembre del 2021, después de una larga trayectoria académica y también política.
Fue rector de la UAS entre 1993 y 1997, de aquí la voluntad moralizadora que manifestó desde su campaña electoral. Se diría que es el mejor calificado para emprender la limpia, pues conoce al monstruo por dentro.
El actual mandatario sinaloense es profesor de educación media, tiene maestría en ciencias de la educación y doctorado en ciencias sociales, amén de una segunda licenciatura en derecho por la UNAM.
Son tiempos de renovación en la Universidad Autónoma de Sinaloa, por la vía de la transparencia y la revisión estricta del gasto en los rectorados previos.
El tema tiene rato zumbando en la opinión pública de dicha entidad, ya toca las puertas en los medios nacionales y todo indica que irá cobrando interés como noticia en las próximas semanas. Hay tinta para rato en este tema, las dimensiones del saqueo dan para mucho.
En particular, cuando la Fiscalía General del Estado (FGE) disponga las primeras órdenes de aprehensión entre el amplio número de involucrados. En este sentido, la administración sinaloense destaca hoy en día como un ejemplo a seguir.
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