Un duelo en dos partes: Puebla empata a Diablos Rojos en serie de zona

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Ciudad de México. En los albores del cine de aventuras, los viejos seriales se interrumpían para crear suspenso. El héroe a punto de caer de un peñasco o de ser partido por la mitad con una sierra afilada.

Este partido se jugó así, como folletín por entregas y en el episodio anterior los Diablos perdían 3-1 ante Pericos de Puebla en el segundo juego de la serie de zona.

Estaba por iniciar la sexta entrada cuando una borrasca se desplegó sobre el oriente de la Ciudad de México. Vientos feroces, lluvia cerrada y truenos en el estadio Harp Helú con ese techo en forma de tridente que semejaba la vela de un bergantín en medio de la zozobra.

El partido fue suspendido y el anuncio por los altavoces fue como el “continuará” de aquellas hazañas de antiguas por episodios. En la segunda parte, los Rojos cayeron por el desfiladero y perdieron 7-5 ante Pericos para continuar la trama el martes en Puebla.

Este duelo empezó el sábado y el domingo seguía en lucha. ¿Es mucho o poco en la era del vértigo y la satisfacción inmediata? Qué importa, parecen coincidir los aficionados con sus nervios y paciencia bien templados. Dos días con la pizarra sin movimiento pero siempre a punto de cambiar.

Y sucedió: Danny Ortiz pegó un doble que se tradujo en dos carreras más para Puebla, ese mismo pelotero que un día antes había atrapado una bola a pocos centímetros del duelo para conseguir un out y quedarse en el guante con las tres carreras que habrían sido la remontada de Diablos.

Los Pingos tarde, con una carrera en la séptima producida por Julián Ornelas, pero en la novena los Pericos les anotaron un par de veces para contener cualquier eventual estallido de júbilo.

Los escarlatas anotaron tres veces más en su última oportunidad. Una empujada por Jesús Fabela y un par de Japhet Amador con un jonrón que alimentó la ilusión. Dos outs y Juan Carlos Gamboa puso la coda: se resistía a dar por terminado ese episodio, se aferraba con las uñas para no caer por el desfiladero. La caída fue inevitable y Diablos terminó por despeñarse. Ahora viajarán a Puebla para intentar rescribir esa historia.

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