EL MANIPULADOR.

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DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

14.11.2023.

 

 

 

Como bien dicen en el rancho, me quito el sombrero ante Andrés Manuel López Obrador. Su ambición de pasar a la historia está garantizada. Primero, porque derroto a la oposición; luego, porque fue capaz de aniquilarla; y al final, porque fue capaz de construir, de imponer, a quien habrá de sucederlo. Y lo más importante, construyo candidatura, la cuido y ya logro edificar el contexto y los elementos para convertirse en el nuevo Plutarco Elías Calles que, iniciado el próximo gobierno, lo envíen a su rancho.

 

AMLO esta convertido en un maestro de la estrategia política que, en la práctica, es sinónimo de manipulador. Es, la verdad, un verdadero maestro; sobre todo de él, el úsese y tírese, como suele suceder en buena parte del mundo de los negocios. Día a día ha dado muestras de que es un genio para mover las piezas del ajedrez político, que sabe perfectamente cuando tiene que sacrificar a uno de sus peones, un alfil o una torre. Hace lo que quiere con la reina: la mueve, la rodea, la protege y hasta la deja sola.

 

JUEGA CON LAS AMBICIONES.

El manipulador, o estratega político en este caso, juega con las emociones y las ambiciones de sus protagonistas. Es un arte que AMLO ha perfeccionado a lo largo de más de 20 años; aprendió como priista, la mejoro como opositor y la perfecciono ejerciendo el poder. En el caso de la política está confirmado que hombres y mujeres se desviven, hacen hasta lo imposible, por tener poder y ejercerlo. La cuestión es, entonces, como alcanzarlo… y con ese elemento es con el que juega el manipulador.

 

La lista es larga pero basta, creo que es suficiente, con consignar las más recientes: el más significativo fue Marcelo Ebrard, considerado un hermano, un gran amigo; fue el bombero esencial en el gobierno; desde comprar pipas para combatir el huachicoleo; maniobrar para hacer control de daños en la política exterior, comprar medicinas, entre otras. Y ya no es nada. El otro, sin la menor duda, es Ricardo Monreal: creyó, pensó, que en la negociación perdida la candidatura presidencial, tenía en la bolsa la Jefatura de la CdMx, hasta declaro que, prefería no tener nada… antes que traicionar a AMLO: y ya no tiene nada.

 

El caso más patético es el de Adán Augusto López, el exsecretario de gobernación. También se creyó eso de que era su hermano, pensó que podía ser el plan B, si no funcionaba el A con Claudia… creyó que, porque AMLO vivió en casa de sus padres, hagan de cuenta fue becario de los mismos, efectivamente era hermano. Y no, ya se dieron cuenta que, para AMLO, lo que cuenta es el poder. En este contexto Claudia pensó que, al tener el bastón de mando, ya tenía la capacidad para tomar decisiones: ya le mostraron que no, que esta para obedecer y si se deja, en ser un florero más de la 4T.

 

ERROR DE CLAUDIA.

Creo que el error, básico, de primaria, de Claudia fue no hacer política. Ya se dio cuenta que está sola, puesto que su propuesta no fue tomada en cuenta. No se puede pensar que no

sabía lo que estaba sucediendo. Debió verlo, ni más ni menos, desde el día que no hubo gente en el Estadio. No le hicieron caso, porque el propósito era que entendiera que no es nadie si no está arropada por el partido. Debe saber, perfectamente, quien es quien en su partido: a que intereses responden, con quien están alineados… en esta coyuntura, también, debe saber quién, de principio a fin, es parte de su equipo, leal, serio y responsable.

 

Un principio básico en la guerra es conocer a los enemigos o adversarios. Y la política, de principio a fin, es una guerra constante por el poder: conquistarlo, conservarlo y acrecentarlo. Los morenistas tienen, en esta coyuntura, a un verdadero maestro. Y por lo que se ve, Marcelo, Monreal, Adán Augusto y hasta Claudia no han sido capaces de aprenderle ni de conocerlo de pe a pa. Día a día AMLO les da lecciones de lo que se tiene que hacer para conquistar y conservar el poder. Claudia vio como atacaban a su delfín y, en la práctica, no hizo nada por defenderlo: ni modo que no supiera quienes lo atacaban.

 

ERROR DE CARDENAS.

En más de una ocasión el Presidente AMLO dijo que no cometería el error de Lázaro Cárdenas, de poner en riesgo su proyecto de gobierno, haciendo referencia a que no cometería el error su error: de colocar como sucesor a quien no representaba la continuidad. Y, por lo que se ve, Claudia cumple ese papel a plenitud. Ha dado muestras suficientes y su premisa es que primero es el proyecto.

 

Cárdenas vivió dos momentos políticos históricos: el primero fue acabar con el Maximato de Plutarco Elías Calles; no recibía a sus recomendados y, en un momento dado, le colmo el plato y lo desterró. No acepto Cárdenas que otro lo mandara y le recordó, simplemente, que él era el Presidente en turno. Es historia y la historia de la 4T apenas se está construyendo.

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