Golpe a golpe
Por Juan Sánchez Mendoza
Hasta 85 millones 926 mil 665 pesos podrán gastar individualmente los tres aspirantes a las candidaturas presidenciales que en la víspera iniciaron sus precampañas. O sea, diariamente podrían disponer de 1 millón 432 mil 111 pesos para invertir en sus actividades proselitistas, que es el tope fijado por el Instituto Nacional Electoral (INE).
Al iniciar ayer esta etapa –cuya duración es de 60 días a concluir el 18 de enero de 2024–, destacaron más las encuestas filtradas ‘confirmando la ventaja’ de Claudia Sheinbaum Pardo sobre sus dos contendientes (Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz y Samuel Alejandro García Sepúlveda) que el arranque mismo de sus actividades.
El de Claudia fue en Boca del Río (Veracruz); el de Xóchitl, en Coyuca de Benítez (Guerrero), aunque luego lo hizo en Chihuahua; y el de Samuel, en Nuevo León, pero sin ninguno emitir pronunciamientos de impacto.
Las precampañas no tuvieron, de entrada, la algarabía esperada. Y no porque la población las considera inútiles por estar prácticamente definidas las candidaturas de la coalición morena-PT-PVEM, como del Frente Amplio por México (FAM) y del Movimiento Ciudadano (MC).
Sin embargo, es preciso señalar que, el artículo 227 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) autoriza un tiempo a los partidos políticos con registro oficial para desarrollar precampañas para definir las candidaturas a cargos de elección popular.
De esta forma, para dar cabal cumplimiento al marco legal establecido, están ya desarrollándose las precampañas con cargo al erario, aun cuando no iniciaron con el mismo impacto que hace seis años y que el presupuesto actual es superior en 18 millones 700 mil pesos (+/-) al designado en 2018, sólo para esta etapa.
El gasto del recurso deberá comprobarse ante la autoridad electoral, al través del Sistema Integral de Fiscalización (SIF) a más tardar dentro de los tres días siguientes de la conclusión de las precampañas.
Y a los precandidatos les está prohibido:
+ Realizar actos anticipados de campaña, como es llamar al voto;
+ Comprobar o adquirir propaganda en radio y televisión;
+ Otorgar artículos promocionales utilitarios, a menos que sean de materiales textiles como camisetas o gorras;
+ Participar simultáneamente en dos o más procesos internos de partidos, salvo que exista un convenio de coalición;
+ Gastar más del tope de gastos de precampaña establecido; y
+ El dinero privado que reciban no debe ser mayor al dinero público que les fue otorgado.
Hay dudas respecto a que cumplan lo establecido.
Sobre todo, porque un precandidato presidencial, para recorrer todo el país, requiere de transporte aéreo para ella o para él, según sea el caso, y para su equipo de campaña; vehículos y combustible, en caso de moverse por tierra; viáticos, hospedaje y alimentación; promocionales, salarios y los apoyos para ‘aceitar’ a los acarreados, pues visto está que sin la presencia de estos los eventos son desangelados.
Además, también necesitan recursos para la renta de locaciones, sillas y mesas; toldos, mantas, espectaculares, rotulación de bardas y botellas de agua para la hidratación suya y de la asistencia.
Esto quiere decir que, el cerca de millón y medio de pesos, no alcanza para cubrir el gasto diario, por lo que los inspectores del Órgano Interno de Control del INE deberán aplicarse a fondo para fiscalizar el gasto.
Obviamente esto bien lo saben los precandidatos, pero no lo externan públicamente por estar más enfrascados tratando de zanjar el divisionismo partidista que enfrentan.
Ya ve usted que Sheinbaum fue derrotada por otra tribu de morena al querer imponer a Omar García Harfuch como candidato a jefe de gobierno de la Ciudad de México y no se ha recuperado del descalabro.
Que Xóchitl está enfrentada con las dirigencias del PRI y del PRD, no sólo por renegar públicamente de ambos, sino por la imposición del panista Santiago Taboada como aspirante a relevar a Martí Batres.
Y, por si fuera poco, Samuel no ha logrado convencer a su homólogo de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, de con él jugársela, así que enfrenta un grupo opositor, fuerte, en su propia casa, dispuesto a jugarle las contras ya en la etapa final del proceso.
Mar de aspirantes
Reza una conseja popular que el poder se ejerce, no se comparte. Pero en manos de mesiánicos, los dogmas tarde que temprano van cayendo por su propio peso.
Y así ocurre en Movimiento Regeneración Nacional (morena), donde a pesar del arresto lópezobradorista para conciliar entre los grupos de interés partidistas, estos no entienden ni atienden su llamado a unificarse.
En la víspera se abrió el registro partidista a los aspirantes a alcaldías, sindicaturas, regidorías y curules locales, pero las huestes morenistas aún riñen entre sí en aras de acceder a los pináculos de los ayuntamientos y/o al Poder Legislativo, según sea el caso.
Como dirigente estatal del membrete guinda, Yuriria Iturbe Vázquez no ha logrado meter orden, dejando al tiempo la solución de los conflictos generados por la misma ambición de poder que asoman los grupos, bajo la argucia de respetar la democracia participativa.
Ya ve usted que del alud de apuntados sólo se promocionan fuerte los mentado ‘amarrados, mientras el resto le apuesta a la tómbola de la suerte a ver si la pegan.
Correo: jusam_gg@hotmail.com