Renuente a involucrarse en las precampañas y en la polémica sobre si la aspirante de su movimiento, Claudia Sheimbaun, requiere permiso para debatir, como acusó Xóchitl Gálvez, la abanderada opositora, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo: «no hay títeres con poder, nadie acepta, cuando llega a un cargo público ser manipulado».
En su conferencia, cuestionado sobre el carácter misógino de estas imputaciones, López Obrador evadió el tema ratificando que él no quiere ser «ni jefe máximo ni caudillo, ni mucho menos cacique, terminó mi ciclo».
Y para evadir las alusiones, apeló a la historia señalando que solo esporádicamente se dan estos casos, como cuando Porfirio Díaz dejó a su compadre Manuel González, pero otras tentativas frustrada de dejar títeres para prorrogar sus mandatos como el caso de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles o Luis Echeverría que terminó en las Islas Fiji, como embajador.