Golpe a golpe
Por Juan Sánchez Mendoza
El desprecio hacia los latinos radicados en la Unión Americana que Donald John Trump tanto ha expresado, principalmente contra los 38.5 millones de origen mexicano, en busca de popularidad como candidato presidencial del Partido Republicano, además del retiro de Joseph Robinette Biden Jr. de la contienda electoral, podría tensar las relaciones bilaterales por su oferta de que, al instalarse (nuevamente) en el cargo, ‘cerraría’ los cruces fronterizos entre ambos países.
Además, tiene en mente continuar la construcción del muro para evitar más incursiones ilegales de migrantes a la Unión Americana; y desde luego expulsar a +/- 30 millones de indocumentados en los primeros meses de su ejercicio, si logrará ganar el proceso electoral a desarrollarse en noviembre próximo.
Otras medidas que ofrece tratando de alentar el nacionalismo yanqui y en las que sustenta su campaña, son:
a) El retiro de los apoyos sociales, sobre todo de salud a la comunidad naturalizada o residente, que suma el 18 por ciento de la población total de su país, según las estadísticas más serias; y
b) Mayores presiones contra México para que pague la segunda etapa de la construcción del muro contencioso a lo largo de la frontera norte –que alcanza una longitud de 3 mil 185 kilómetros–, ya que hasta hoy sólo se ha erigido sobre 900 kilómetros lineales.
Este mismo rollo utilizó en 2016, cuando fue electo presidente. Y le fue favorable.
Lo repitió en el 2020, al tratar de reelegirse. Pero le falló la jugada.
Hubo, entonces, en los 50 estados yanquis protestas de repudio en su contra, como puntualmente lo informaron medios de comunicación masiva. Incluso hasta violentas, por sus desplantes xenofóbicos.
En esas manifestaciones interactuaron los estadounidenses blancos y negros, amarillos y prietos –sin importar su condición socioeconómica ni su nacionalidad natural y/o adoptada–, fundiéndose en un mismo repudio que, por cierto, también fue reproducido en todo el mundo.
En esta ocasión el locuaz Trump repite que la elección es simplemente la transmisión del poder de una administración a otra o de un partido a otro; pero en el fondo ‘estamos transfiriéndole todo el poder al pueblo’.
Es decir, según él que, igual que lo hizo en su primer período, América es primero y será para los americanos.
Recuerdo bien su oferta en las tres campañas presidenciales –incluida la actual–, en que ha participado, supuestamente, para fortalecer las viejas alianzas y formar otras nuevas para (así) unificar al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical, “hasta erradicarlo por completo de la faz de la tierra”.
Ahora, en campaña, nuevamente ofrece comprar solamente productos estadounidenses y contratar (para trabajar) a ciudadanos estadounidenses, aun cuando está visto que, para los quehaceres artesanales, los gringos se rehúsan –incluyendo a los negros a quienes, según Donald, los inmigrantes les están quitando empleos–, por lo que es necesaria la mano extranjera.
Hay otros puntos del discurso de Donald que atrapan mi atención.
Él ha dicho:
a) Juntos volveremos a hacer a América fuerte otra vez. Rica otra vez. Segura otra vez. Volveremos a hacer América grande otra vez.
Esto significa que Trump nada quiere saber del pasado y está decidido a sepultar lo que su antecesor (Joe Biden) ha hecho, como enseguida se lo comento:
I) La trasferencia del poder, según Trump se traslada al conglomerado, pero fue él mismo, precisamente, quien desatendió el mandato mayoritario, en su ejercicio presidencial del 2016 al 2020, al adoptar medidas racistas e unilaterales, apoyado por la minoría;
II) ¿Acaso alguno de los mandatarios que lo precedieron alguna vez privilegió a otras naciones por encima de los Estados Unidos?
III) ¿Las viejas alianzas a que se refiere son con los países que en la segunda guerra mundial apoyaron a EU para aniquilar naciones enteras, a fin de controlar al mundo? ¿Y su propuesta de ‘erradicar’ el terrorismo islámico (totalmente), es provocando una tercera guerra mundial?
IV) ¿Apostándole a las fuerzas armadas yanquis, es como trataría de amedrentar al mundo?
V) Quiere obligar a los estadounidenses a comprar los artículos que se produzcan allende el Río Bravo –sólo esos–, y que en su elaboración sólo trabajen ciudadanos americanos, lo que lleva implícito negarles a los latinos fuentes de empleo; y más a los indocumentados, siendo que son, éstos, quienes más producen tratándose de trabajos agrícolas, servicios y artesanales.
VI) Él dice que volvería a recuperarse la primacía de América, lo que me lleva a pensar que arremetería contra países como Japón y China, que son los que más producen y, hasta eso, sus productos son vendidos por el Tío Sam.
Embestida
La agresión más reciente de Donald John Trump contra los mexicanos se hizo pública hace días, cuando anunció formalmente buscar la candidatura republicana por la presidencia estadounidense.
Ése día, nuevamente, insultó a nuestro país (públicamente), revelando que México, a través del entonces canciller Marcelo Luis Ebrard Casaubón, aceptó su capricho de enviar 28 mil soldados a su frontera norte para evitar que la horda de migrantes saboteara la construcción del muro.
Y ahora dice que cerraría la frontera, totalmente.
¡Vaya, estupidez!
¿Acaso desconoce que hay tratados internacionales?
Correo: jusam_gg@hotmail.com