El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, hizo su regreso a Palacio Nacional por la calle de Moneda, un acceso común para todos, contrastando con el trato privilegiado que recibió durante casi seis años del presidente Andrés Manuel López Obrador. Su entrada se produjo tras una pausa en la relación bilateral, decretada por el mandatario mexicano debido a lo que consideró intromisiones inadmisibles de Salazar en asuntos internos.
Acompañado de un grupo de empresarios mexicanos y estadounidenses, el embajador fue rápidamente rodeado por medios de comunicación, aunque se mostró evasivo ante preguntas sobre su tensa relación con el ex presidente. Sin entrar en detalles sobre la reforma judicial o su despedida, destacó la importancia de la relación comercial entre ambos países.
En un comunicado posterior, Salazar enfatizó que el diálogo de alto nivel con la nueva presidenta Claudia Sheinbaum “genera confianza” y establece una agenda conjunta para fortalecer la integración económica de América del Norte.
También presente en la reunión estuvo el empresario Claudio X. González padre, quien comentó que el mensaje de Sheinbaum transmitió certeza para la inversión, sugiriendo un ambiente más positivo para revisar el Tratado de Libre Comercio. En contraste con experiencias anteriores, González aseguró que esta vez no se sintió solo, lo que refleja un cambio en la dinámica de colaboración entre el gobierno y el sector empresarial.