Luis Alberto Venado López fue noqueado de manera brutal por Angelo Leo en agosto pasado, durante la defensa del campeonato mundial pluma de la FIB. Un potente golpe de izquierda lo dejó tendido en el ring, con la mirada perdida, y aunque logró ponerse de pie, su estado despertó preocupaciones sobre su salud. A días del incidente, Venado afirmó en un video que no sufrió secuelas, a pesar de haber tenido una “pequeña hemorragia en el cerebro”, lo que generó especulaciones sobre su futuro en el boxeo.
Su manejador, Enrique Kiki Magaña, desmintió rumores sobre riesgos para la salud de Venado, asegurando que no se detectaron derrames durante las pruebas médicas realizadas tras el combate. Aunque el boxeador ha regresado a los entrenamientos después de un par de meses de descanso, su regreso al ring no está previsto antes de febrero, cumpliendo así con los protocolos de seguridad establecidos tras un nocaut.
Magaña recordó que la Comisión de Nuevo México intentó evitar la responsabilidad del traslado de López al hospital tras el incidente, lo que hizo que su equipo insistiera en la necesidad de exámenes exhaustivos.
A pesar de las dificultades, Venado López está decidido a continuar su carrera. Tras su derrota, tenía planes de enfrentarse a la estrella japonesa Naoya Inoue, pero ahora se centra en su recuperación y en demostrar que está listo para volver al cuadrilátero. Con 31 años, Venado sabe que su tiempo es limitado y busca aprovechar al máximo su oportunidad en el boxeo, un deporte que le ha transformado la vida tras crecer en una zona marginada de Mexicali.