En una sesión nocturna marcada por el desorden y el enfrentamiento entre los partidos políticos, se aprobó una reforma que establece que no proceden amparos ni controversias en contra de reformas constitucionales. La discusión se tornó intensa, con el panista Miguel Ángel Yunes Márquez declarando su apoyo a Morena y tildando de “ladrón” al dirigente del PAN, Marko Cortés.
A medida que la sesión avanzaba, los opositores intentaron interrumpirla a toda costa. Pasadas las 11 de la noche, se decretó un receso ante el escándalo generado por priístas y panistas, quienes gritaban “Morena la dictadura” utilizando altavoces. Aunque el ruido persistió al reanudarse la sesión, los legisladores de la 4T se posicionaron en las escaleras para evitar que los opositores interrumpieran a los oradores.
La tensión escaló con pancartas que denunciaban “No a la dictadura en México”, mientras los morenistas mostraban letreros que proclamaban la “oposición moralmente derrotada”. Finalmente, después de la medianoche, la reforma fue aprobada con 85 votos a favor y 24 en contra, estableciendo la supremacía de la Constitución.
Apenas se presentó el dictamen para reformar los artículos 105 y 107 de la Constitución, el panista Ricardo Anaya advirtió que se trataba de un “atropello” que dañaría la Carta Magna. Marko Cortés también criticó la medida, alegando que los ciudadanos quedarían desprotegidos y que Yunes Márquez había sido presionado para votar con Morena.
El coordinador de Morena, Adán Augusto López Hernández, respondió a Cortés exigiendo pruebas sobre las supuestas presiones hacia Yunes. Cuando Cortés evadió la pregunta, López Hernández le recordó que no había evidencia de coerción, sugiriendo que la familia de Yunes podría estar detrás de su decisión.
El senador Yunes Márquez tomó la palabra para protestar por el tratamiento que recibió, afirmando su derecho a votar en conciencia y respaldando a la presidenta Claudia Sheinbaum. Aunque fue separado de su bancada y expulsado del partido, sostuvo que el tribunal electoral eventualmente le daría la razón.
Jorge Carlos Ramírez Marín, ex priísta y ahora senador del Verde, defendió que el juicio de amparo continuaría protegiendo a los ciudadanos, aunque no aplicaría en reformas constitucionales. Por su parte, Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del PRI, criticó la reforma como una “locura”, advirtiendo que daría un poder absoluto al grupo mayoritario.
El senador de Morena, Alejandro Murat, cerró la discusión enfatizando que la reforma respondía a una demanda del pueblo para abordar problemas en el sistema de justicia, asegurando que su partido actuaba dentro de los límites democráticos.
La aprobación de esta reforma en medio de un ambiente tan polarizado plantea interrogantes sobre el futuro del sistema judicial y la protección de los derechos ciudadanos en México.