Por primera vez en sus 94 años de historia, Grupo Televisa enfrentará un liderazgo ajeno a la familia Azcárraga. La decisión de Emilio Azcárraga Jean de separarse de su puesto como presidente del consorcio se produce en un contexto complejo, marcado por una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ) relacionada con supuestos sobornos a la FIFA para obtener derechos de transmisión de los mundiales.
La separación fue aprobada por el Consejo de Administración, permitiendo que Azcárraga Jean tome una licencia con efecto inmediato mientras se resuelve el caso. Esta decisión sigue a las acusaciones que datan de 2017, donde se alegó que una subsidiaria de Televisa realizó pagos indebidos para asegurar los derechos de transmisión de los torneos de 2018, 2022, 2026 y 2030.
El DoJ sostiene que la empresa «infló artificialmente» el precio de sus certificados de depósito, ocultando sobornos por un total de 15 millones de dólares. Este escándalo ha llevado a una notable caída en los ingresos de la compañía, que reportó 15,362.8 millones de pesos en el tercer trimestre de 2024, lo que representa una disminución del 6.4% en comparación con el año anterior.
Fundada en 1930 por Emilio Azcárraga Vidaurreta, Televisa ha sido un pilar en el panorama mediático y político de México. Su legado continuó bajo el liderazgo de Emilio Azcárraga Milmo y, posteriormente, su hijo, hasta este momento crucial. La salida de Azcárraga Jean podría señalar un cambio radical en la dirección estratégica de la empresa, especialmente en un entorno financiero inestable donde el impacto de la investigación aún es incierto.
Desde el anuncio de la investigación, las acciones de Televisa han experimentado fluctuaciones, reflejando la incertidumbre que rodea a la corporación. A pesar de la caída en ingresos y la preocupación por el futuro, Televisa sigue siendo un actor clave en la producción y distribución de contenido en español a nivel global.
Este es un momento de inflexión que no solo afecta a la empresa, sino que también marca el final de una era de liderazgo familiar en una de las empresas de medios más influyentes de Latinoamérica. La transición podría dar paso a nuevas oportunidades, pero también conlleva desafíos significativos en un sector tan dinámico y competitivo como el de las telecomunicaciones y los medios de comunicación.