Polémica absurda

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Interiores / Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam. Es un NICOLíS corpulento (1.93, según testimonio de ADELA MICHA) cuya venida a México se asocia hoy a los frí­os de diciembre, aunque nada tenga que ver con NICOLíS de BARI, el obispo oriental que dio vida a la leyenda de SANTO CLOS.

Para ser más exactos, este otro NICO se apellida MADURO, es mal querido en su patria Venezuela y goza de triste fama en el ambiente polí­tico internacional.
Entre otras razones, por su estilo lépero de dirimir diferencias y un manejo tan desastroso de la economí­a que posee el récord histórico (¡a escala planetaria!) en materia de inflación: un millón por ciento anual. Hablamos, pues, de un paí­s donde resulta más fácil pesar los billetes que contarlos, al momento de las transacciones más elementales, como la cuenta del super.

Donde además se criminaliza y persigue a la disidencia, con cárceles repletas de presos polí­ticos, periodistas asesinados, opositores desaparecidos y millares de exiliados, unos por acoso polí­tico, otros simplemente por hambre.

Por todo ello resulta comprensible que hoy muchos mexicanos repudien públicamente la anunciada asistencia de NICOLíS a la toma de posesión de ANDRí‰S MANUEL Lí“PEZ OBRADOR, el próximo sábado primero de diciembre.

En medios y redes, ciudadanos y agrupaciones, aprovechan el viaje para equiparar (one more time) al propio Lí“PEZ OBRADOR con MADURO, con su fallecido antecesor HUGO CHíVEZ y todos los liderazgos de izquierda que les vengan a la memoria, LULA, DILMA, EVO, DANIEL, OLLANTA, NESTOR, CRISTINA y hasta los hermanos CASTRO.

ERROR DE ENFOQUE

Sin embargo, necesario es decir que la polémica es tan ociosa como inútil, además de errática en su exposición. El planteamiento mismo está mal hecho, peca de supina ignorancia.

Por principio, no es MADURO un “invitado de AMLO”. Esto es una barrabasada, si recordamos que el tabasqueño solo gozará de autoridad para convocar a sus colegas del mundo cuando tenga mando (en una semanita más).

En sentido estricto, la invitación fue girada por la administración de ENRIQUE PEí‘A NIETO quien (aunque no lo parezca) todaví­a gobierna.

Para decirlo con mayor propiedad, constituye una tradición ancestral, práctica regular, rutinaria, del Estado mexicano, en ocasión del cambio de poderes.

Y, ojo, la cortesí­a se formula y extiende en automático, a todos los jefes polí­ticos de los 193 paí­ses con los que México sostiene ví­nculos diplomáticos, entre embajadas, consulados, misiones permanentes y oficinas de enlace.

Se trata de una lista regular donde (¡por favor!) no caben palomeos ni exclusiones, por mal o bien que gobiernen los interfectos, sin importar la forma como se adjudicaron el poder, por elección o golpe de estado, herencia partidista o linaje de sangre.

Importa subrayar que además se trata de visitas rápidas, unas cuantas horas, sin mayor trascendencia o trámite que el saludo al nuevo mandatario mexicano y punto.

En todo caso, si lo que se busca es trazar un deslinde con los dictadores del mundo, esto debe manejarse con antelación suficiente, desde la más alta tribuna (las cámaras y, particularmente, el senado) para replantear de manera clara, explí­cita, concisa, con qué naciones queremos tener relaciones diplomáticas, con cuáles no y en base a qué criterios.

 

FILTRO IMPOSIBLE

Solo que si México decidiera romper (por citar un ejemplo) con Venezuela por sus consabidos modales antidemocráticos, resulta que hay, al menos, una treintena de naciones en condiciones similares (o incluso peores).

Es decir, si la condición para sostener relaciones fuera que dichos paí­ses tuvieran gobiernos emanados del voto popular (en elecciones libres, competidas y creí­bles) no cabrí­an aquí­ Corea del Norte, ni China, ni Cuba, cuyos sistemas de partido único han operado sin interrupción por más de 60 años (desde 1948, 1949 y 1959, respectivamente).

O si la regla fuera excluir a los jefes de estado represivos, la lista es interminable, además de variada.

Empezando por el mundo árabe donde reyezuelos y sátrapas sanguinarios (tanto o más que MADURO) son el pan de cada dí­a en naciones como Arabia Saudita, Jordania, Afganistán, Siria, Argelia, Libia, Yemen, Quatar, Brunéi y tantos más.

Si del ífrica negra hablamos, hambrunas iguales o más graves a la que hoy registra Venezuela se observan en el Congo, Uganda, Ruanda, Camerún o Etiopí­a, a causa de gobiernos ladrones y entreguistas.

Y si dirigimos nuestra mirada al extremo oriente, tendrí­amos que mencionar (amén de la ya referida Corea del Norte) la notable ausencia de libertades que caracteriza a Camboya, Tailandia, Laos, Myanmar o Vietnam.

Pero, observe usted el disparate. Entre el coro de voces que hoy exigen retirar la invitación a NICOLíS MADURO se encuentren los expresidentes VICENTE FOX y FELIPE CALDERí“N.

Cuestión de recordar que en sus respectivas tomas de protesta (2000 y 2006) jamás excluyeron a ninguno de los tiranos, autócratas o déspotas del planeta. Tan abundantes, por cierto, en aquellos años como ahora.

La polémica es absurda. Ni CALDERí“N ni FOX tienen, pues, autoridad moral, intelectual, profesional, polí­tica, para protestar. Como las putas viejas, aprontan consejo cuando ya no pueden dar ejemplo.

BUZí“N:lopezarriaga21@gmail.com

WEB:http://lopezarriaga.blogspot.com

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