Desata crí­ticas la modificación genética en dos bebés

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Un cientí­fico chino anunció el nacimiento de los primeros bebés modificados genéticamente, un caso con profundas implicaciones médicas y éticas que ya generó un fuerte rechazo entre la comunidad cientí­fica mundial.

Dos preciosas niñas chinas, llamadas Lulu y Nana, llegaron al mundo hace algunas semanas llorando y tan sanas como cualquier otro bebé, anunció el cientí­fico He Jiankui en un video difundido el domingo en YouTube.

Según He, la modificación genética en los embriones se llevó a cabo con la novedosa técnica CRISPR-Cas9, con el propósito de conseguir que las recién nacidas sean resistentes al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El investigador de la Universidad del Suroeste de Ciencia y Tecnologí­a asegura que la modificación genética se realizó con éxito y que sólo se cambió un gen para evitar la infección del VIH.

Las identidades de los bebés y de sus padres se mantuvieron en secreto, pero según He el padre es portador del VIH y querí­a evitar que sus hijos sufrieran discriminación. He explicó que él y su equipo convencieron a parejas sin hijos para participar en los experimentos y se utilizó la técnica de fecundación in vitro.

Los cientí­ficos editaron los genomas de 16 embriones para eliminar el receptor CCR5, ya que las personas que no lo tienen no pueden contraer el VIH. Once de los 16 embriones genéticamente modificados fueron implantados a seis mujeres, añadió el cientí­fico.

Por el momento no se informó de más nacimientos fruto de estos experimentos. Aparentemente la modificación genética sólo tuvo éxito en una de las dos bebés. Por el momento no hay una publicación cientí­fica contrastada sobre la intervención anunciada por He, sino únicamente una inscripción en un registro chino para pruebas clí­nicas.

Reacciones en contra

El anuncio ya generó numerosas reacciones negativas. La universidad a la que está suscrito He se mostró profundamente conmocionada en un comunicado y señaló que el cientí­fico realizó la investigación fuera de la institución y sin su conocimiento. Según la Universidad del Suroeste de Ciencia y Tecnologí­a, la investigación de He violó la ética y las normas académicas y pidió una investigación oficial de su trabajo.

Las autoridades de Shenzhen anunciaron la creación de un comité de ética médica para evaluarlo. Más de 120 cientí­ficos chinos condenaron el anuncio de Jiankui en una carta abierta.

La Comisión Nacional de Sanidad en China ordenó una investigación inmediata sobre este caso, informó la agencia de noticias china Xinhua.

Experimentar en humanos es una locura y acarrea graves consecuencias potenciales, asegura la misiva firmada por cientí­ficos de varias instituciones, incluidas las universidades de Tsinghua, Pekí­n y Fudan y la Academia China de las Ciencias. Estas transformaciones irreversibles del material genético humano, que son altamente inciertas en ciencia, se mezclarán inevitablemente en el grupo genético humano, se afirma en la carta.

Es posible que los bebés nacidos estén sanos durante un tiempo, pero los riesgos y daños potenciales para el grupo humano (…) son incalculables, añade la misiva.

También lamentan que la experimentación es un duro golpe para la reputación mundial de la ciencia china y piden que las autoridades de inspección actúen cuanto antes y lleven a cabo una investigación del caso. Se ha abierto la caja de Pandora y quizá tengamos una posibilidad de cerrarla antes de que los daños sean irreparables, advierten.

Una de las descubridoras de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9, la estadunidense Jennifer Doudna, criticó también el anuncio de He. Si se verifica, este trabajo es una ruptura de las precauciones y aproximación transparente de la aplicación de la comunidad cientí­fica global de CRISPR-Cas9, dijo ayer Doudna, profesora de Quí­mica y Biologí­a Molecular y Celular de la Universidad de California en Berkeley.

Doudna señaló que la investigación de He todaví­a no fue publicada ni sometida a una revisión por pares por la comunidad cientí­fica. La investigadora se encuentra en Hong Kong asistiendo a la Cumbre de Edición Genómica Humana, a la que también tiene previsto asistir He.

Asumiendo que un análisis cientí­fico confirme las noticias, este trabajo confirma la necesidad urgente de confinar el uso de la edición genética en embriones humanos a escenarios en los que exista una clara necesidad médica no cubierta y en los que no sea viable otra aproximación médica, subrayó.

Es importante que continúe una discusión pública y transparente sobre los muchos usos de la tecnologí­a de edición genética, añadió.

La investigadora estadunidense confí­a en que este anuncio no arroje una sombra inapropiada sobre la tecnologí­a CRISPR-Cas9 y la investigación que algún dí­a podrí­a utilizarse “para tratar y curar enfermedades genéticas, infecciosas y comunes en adultos y niños.

Anunciar esos resultados en un video en YouTube es una práctica cientí­fica muy problemática, lamentó Nicholas Evans, profesor de filosofí­a de la Universidad de Massachusetts Lowell, en Estados Unidos, que trabaja sobre temas de bioética.

Esto aleja los procesos de control sobre los que reposan numerosos avances cientí­ficos, tales como la evaluación por los pares, agregó, interrogado por Afp.

Que se compruebe o no lo anunciado, el tema plantea graves preocupaciones éticas, señala Sarah Chan, de la Universidad de Edimburgo, citada por el Science Media Centre. Hacer tales afirmaciones, al parecer para buscar deliberadamente un máximo de controversias (…) es irresponsable, agregó.

Proceso hallado en 2003

El mecanismo CRISPR-Cas9 fue descubierto hace casi tres décadas. En 2003, el microbiólogo español Francisco Martí­nez Mojica descubrió que es un mecanismo que utilizan los microorganismos para defenderse contra los virus. Lo hacen cortando material genético de los virus e incorporando ese material a su propio ADN, procedimiento en el que interviene la proteí­na Cas9 como si fuera una tijera genética.

El descubrimiento de Mojica fue la base para que Doudna y la investigadora francesa Emmanuelle Charpentier consiguieran años después reproducir artificialmente el sistema y plantearan en 2012 que podrí­a utilizarse para modificar el genoma de forma precisa, también el de los seres humanos.

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