“¡Vino ingos de gente por machaca!”

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Dialogo / Azahel Jaramillo Hernández

¿Cómo están? La joven abogada Ofelia Garza Pineda asumió ayer viernes la dirigencia estatal del Movimiento Territorial del PRI. Lo hace con un gran entusiasmo e inquebrantable apego al partido heredero de la Revolución Mexicana, institución polí­tica, forjadora—haiga sido como haiga sido, parafraseando a Felipe Calderón Hinojosa—el México moderno que hoy vivimos.

Ofelia Garza sin duda hereda de su señor padre, Heberto Garza M., agricultor naranjero del municipio de Hidalgo su gusto por la participación polí­tica. De hecho, lamentablemente, Heberto Garza, fallecido hace cosa de ocho años es una de las ví­ctimas de esta violencia que lamentablemente no cesa.

Recién acaba la licenciada de cumplir años. Deseamos el mejor de los éxitos a la aun treintañera Ofelia Garza, abogada egresada de nuestra Universidad Autónoma de Tamaulipas, ex regidora de Victoria y ex funcionaria de Operación Polí­tica en el Estado.

En otro tema debemos puntualizar un par de detalles del encendido Pino navideño el pasado miércoles 5. Trascendió que no se habí­a realizado la fiesta de encendido en razón de las inclemencias del clima. Lo cierto es que esa noche— ahí­ como las 10: 30 pudimos personalmente constatar que a esa hora se estaban apenas colocando “inflables” navideños en la avenida Francisco I. Madero, mejor conocida como el 17. Y resultaba bastante curioso—de hecho pensé que así­ estaban concebidos para su exhibición que habí­a inflables de ositos acostados pecho arriba sobre el pasto del 17. Y se veí­an bastante graciosos… pero nada es que aún no estaban bien inflados. Ya al rato… al ser inflados por completo se les vió—como siguen—puestos en pie.

La realidad es que se tardaron en arreglar con motivos navideños todo el 17 y desde luego frente al Estadio Marte Rodolfo Reyes. Se tardaron, pero quedó muy bien, para esparcimiento de las familias y en especial para la felicidad de niñas y niños, chiquillos y chiquillas… dirí­a el Presidente Chente Fox Quezada. Así­ pues, se tardaron pero le quedó bien el evento de encendido al alcalde doctor Xico González.

Fue el alcalde, acompañado de sus señores padres, su señora esposa la presidenta del DIF Victoria y sus hijas, quien presidió la ceremonia, fiesta del ya tradicional encendido del pino navideño. Y luce ya a todo lo que da el, proyecto de modernización del 17, impulsado por el contador Oscar de Jesús Almaraz Smer.

En otro tema, mañana 9 de diciembre se cumplió el sexto aniversario de la tragedia de Iturbide, Nuevo León, al derribarse la avioneta en que viajaba la cantante Jenny Rivera, quien de madrugada viajaba del aeropuerto Mariano Escobedo de Monterrey, al Internacional Benito Juárez en la Ciudad de México.

Vale decir que Jenny Rivera, quien grabó una produccción llamada “La joya prestada”, según  los reportes, vendió un millón de discos estando en vida, y… otro millón de discos, ya fallecida. En fin que así­ ocurre muchas veces con los cantantes… un fenómeno similar ocurrió la cantante del tex-mex Selena Quintanilla, pero parece que con mayor acentuación Selena… una casi desconocida antes de morir… y luego una gran estrella al morir. Un buen de mexicanos solo voltearon a ver a Selena luego de que murió asesinada a balazos nadamenos que por la “presidenta de su Club de fans”.

La referida asesina de Selena lo es una mujer tamaulipeca, Yolanda Saldí­var, originaria del municipio Jiménez, Tamaulipas. La ultimó a balazos en un hotel de Corpus Christi, Texas.

Ello ocurrió en la primavera de 1995. El reportero victorense Mario Chávez Jorge, me contó en aquel entonces al ocurrir el asesinato de la cantante y darse a conocer que la asesina, Yolanda Saldivar era de Santander Jiménez, le ordenaron en su periódico trasladarse a esa población para entrevistar a familiares de Yolanda.

–“Al llegar a Jiménez junto con un fotógrafo, sin saber por dónde empezar a buscar a familiares de Yolanda, me dirigí­ a la Comandancia de Policí­a, donde me dijeron… “¿Familiares de Yolanda Saldí­var, uy joven pues aquí­ en Jiménez… todos somos Saldí­var… pero mire en tal lugar ahí­ vive gente de la Yolanda esa…”

Y agrega Mario Chávez: “Encontramos a familia de Yolanda, pero al final… esas personas me dijeron: Pero para que vienen tan lejos, ahí­ en Ciudad Victoria, en el 15 Guerrero, donde venden machaca… esos también son familia de Yolanda…”

“Al regresar a Victoria fui al 15 Guerrero donde resultó que el hijo de los dueños del negocio habí­a sido mi compañero en la secundaria”.

–“Oye, le explique, vengo a entrevistar para mi periódico a familiares de Yolanda Saldivar. El ex compañero de la secundaria se molestó y dijo que no, que no dirí­an ninguna entrevista, que no insistiera”.

“Pero al retirarme, ya en la calle, le dije al fotógrafo, tómale una foto a la fachada. Así­ lo hizo. Y a los pocos dí­as publique las entrevistas hechas en Jiménez y la fachada del negocio de machaca. Unos meses después, me cambié de periódico y un dí­a en la calle me topé de frente con mi ex condiscí­pulo de la secundaria. No pude evitarlo. Me vio y muy contento me contó: ¿Te acuerdas que no te quise dar la entrevista y tu como quiera publicaste la foto del negocio. Nombre, te hubiera dado la entrevista…¡vino ingos de gente a comprarnos machacado!”

Anécdota aparte, dice Wikipedia que el 30 de marzo de 1995, Saldí­var supo que la cantante pretendí­a cortar todo ví­nculo laboral con ella después de que sus familiares descubrieran que estaba robando a la artista. Ante este hecho, Saldí­var golpeada emocionalmente, compró un revólver calibre 38 de cañón recortado bajo la excusa de que lo necesitaba para uso personal y de defensa propia. Posteriormente se hospedó en la habitación 158 del Hotel Days Inn en Corpus Christi donde acordó reunirse con Selena para un asunto relacionado con unos documentos que la artista necesitaba ya que se acercaba la fecha de declaración de impuestos.

La reunión tuvo lugar la mañana del 31 de marzo. En un momento dado, Saldí­var sacó el arma homicida, asustando a Selena de tal modo que, la artista intentó huir de la habitación corriendo. En ese momento, Saldí­var disparó el arma homicida. La bala entró por su hombro derecho afectando una de las arterias principales dejándola herida de muerte. Selena pudo correr hasta la recepción del hotel recorriendo 350 pies mientras se desangraba debido al disparo. Al entrar, pidió ayuda temiendo que le volvieran a disparar y se desplomó en el suelo, sus últimas palabras fueron…” Yolanda Saldivar, room 158” y se desvaneció. NOS VEMOS.

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??Azahel Jaramillo Hernandez

azahel_jaramillo@hotmail.com

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