¿Justicia o escarmiento?

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Interiores / Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam. En octubre pasado, durante su visita al Palacio de Gobierno de esta capital, ANDRí‰S MANUEL Lí“PEZ OBRADOR retomó el tema medular de su discurso sobre corrupción, justicia y perdón, en una charla con la prensa donde fungió como anfitrión el gobernador FRANCISCO GARCíA CABEZA DE VACA.

Junto a las escaleras, en el lobby del primer piso, el tabasqueño abundó en la postura sostenida durante su campaña. El borrón y cuenta nueva, dijo: “Vamos a ver hacia adelante, no nos vamos a quedar anclados en el pasado” para “terminar, acabar, abolir la corrupción en el paí­s.”

Añadiendo el consabido deslinde: “no vamos nosotros a perseguir a nadie, no es mi fuerte la venganza”, con una aclaración que aún no sabemos si contradice o complementa su promesa de perdón, cuando puntualiza:
“Desde luego, hay instancias legales donde van a tener curso las denuncias que se presenten”, para suavizar de nuevo sus palabras con otra precisión: “pero, como polí­tica del nuevo gobierno, no está el perseguir a nadie, el que haya persecución, acoso, a nadie.”

En el mismo tono se preguntó: “¿qué se hací­a antes para engañar?», respondiendo él mismo: “se metí­a a la cárcel a un personaje, a dos, a tres o, en algunos casos, chivos expiatorios y todo mundo aplaudí­a y el gobierno que hací­a eso, terminaba empapado de corrupción, manchado de corrupción, hací­an lo mismo. Todo era una farsa, eso ya no.”.

Para marcar entonces la diferencia:
“Nosotros vamos a actuar con responsabilidad”, dijo y girando su postura hacia el flanco derecho donde se encontraba CABEZA DE VACA, “si nos metemos al espectáculo, al circo, vamos a perder mucho tiempo. Además, no nos alcanzarí­an las cárceles, los juzgados.”

Para preguntar de nuevo: “¿qué es lo que vamos a hacer?, contestando enseguida: “lo he dicho en otras ocasiones y lo repito con toda claridad, nosotros vamos a perdonar.

Para luego subrayar: “a mí­ lo que me importa es cuidar que los que lleguen conmigo no se corrompan y que, además, el que cometa un delito, el que robe, sea castigado, que no tenga derecho a fianza.”

MENSAJES CRUZADOS

Dijo más cosas, desde luego, aunque por lo pronto destacan aquellas frases y parrafadas donde el doble planteamiento aflora y parece caminar sobre el filo de la navaja.

Terminar con el bandidaje, pero no castigar a los bandidos, aunque (en paralelo) posteriormente ha dicho que, de existir la necesidad de juzgar a los expresidentes (a los que, por cierto, ya habí­a perdonado) esto se someterí­a a consulta en la primavera próxima.

Por supuesto, AMLO no nació ayer, tampoco. Parecerí­a, en todo caso, estar esperando a consolidar su gobierno, tener su equipo de justicia completo (incluyendo el nuevo fiscal federal) y la guardia nacional trabajando, antes de abrirse de capa y mostrar propósitos más amplios.

Su estilo personal de ejercer el mando representa una novedad en el discurso polí­tico de nuestro paí­s por el manejo deliberado de la ambigí¼edad. Entre otras razones porque conoce la magnitud de los intereses económicos afectados y su inmenso poder.

Sin embargo, la presión para que ANDRí‰S MANUEL disponga acciones de justicia (léase castigo) se incrementa dí­a con dí­a.

El presidente afirma que hay demasiados culpables y no alcanzarí­an cárceles ni juzgados, amén de que representarí­a un desgaste polí­tico muy grave, al desatar el enfrentamiento del actual gobierno con la vieja clase polí­tica.

RUPTURA NECESARIA

Al respecto cabrí­a recordar una vieja estrategia prií­sta practicada en los viejos tiempos cuando era necesaria una acción de autoridad capaz de apaciguar los ánimos entre los grupos de interés adversos.

El expresidente JOSí‰ Lí“PEZ PORTILO la adjetivó como la acción de “romper para estabilizar”. Y así­ lo hizo con figuras del echeverrií­smo que le estaban metiendo ruido indeseable a su régimen, como EUGENIO Mí‰NDEZ DOCURRO, FAUSTO CANTíš PEí‘A, FELIX BARRA GARCíA y otros más.

Desde luego, don PEPE no era iluso y sabí­a que una lucha contra los personeros del viejo régimen jamás podrí­a ser exhaustiva. Ya desde aquel tiempo no habrí­a cárceles, ni fiscales, ni juzgados suficientes para castigar a tanto sinvergí¼enza.

La determinación, aunque claramente focalizada (limitada, simbólica) significó un importante “estate quieto” para la clase polí­tica.

No fue justicia en el sentido literal de la palabra, fue únicamente un manotazo presidencial, golpe de timón que, en efecto, rompió con el pasado inmediato y estabilizó la nave.

Lo curioso es que la medida después serí­a practicada por MIGUEL DE LA MADRID para romper lanzas con el lopezportillismo, encarcelando a JORGE DíAZ SERRANO y ARTURO DURAZO, entre otros.

Lo hizo después SALINAS soltando mandobles contra lí­deres sindicales, gobernadores y empresarios. Y luego lo emprenderí­a ZEDILLO, con aquella persecución encarnizada que desató contra el salinismo.

En ese sentido, el diagnóstico que hoy se hace sobre los problemas de corrupción heredados por AMLO parece superar las expectativas más pesimistas.

El saqueo es mucho peor de lo que se pensaba y es por ello que no pocos analistas se preguntan hoy si basta con hacer las cosas bien a partir de ahora, perdonando olí­mpicamente a los culpables.

Por fuerza, harí­an falta dos o tres manotazos severos, decisiones de justicia selectivas que sirvan de advertencias y lleven como mensaje implí­cito, la más atenta invitación a escarmentar en cabeza ajena.

BUZí“N: lopezarriaga21@gmail.com

WEB: http://lopezarriaga.blogspot.com

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