Pantalla Nómada / Inglaterra recuerda a Derek Jarman

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Artista plástico, cineasta, cronista, activista, poeta, jardinero… Derek Jarman falleció el 19 de febrero de 1994. Para quienes no lo ubiquen, se trata del director de cine más opositor al desastroso régimen de Margaret Thatcher, así­ como una de las voces más influyentes a favor de los derechos de la comunidad gay, marcada por el sida en la Inglaterra de los años ochenta.

Se han cumplido 25 años de su partida. En conmemoración, el English Heritage, organismo público encargado de proteger y promover el patrimonio histórico de Inglaterra, recién develó este pasado martes una placa azul en Butler’s Wharf, uno de los edificios en Londres donde Jarman estableció su estudio en los años setenta.

La importancia del lugar radica en que ahí­ Jarman inició su práctica de rodar en Super 8. Los cortos que realizó entonces motivaron su capacidad para trabajar con la imagen en movimiento, y luego de ahí­ a poder consolidar un estilo sumamente experimental. Estilo que nutrió de frescura y audacia a los videclips ochenteros que luego fueron apareciendo en MTV y también al cine británico de la época.

“Si el cine británico de los ochenta fue una estupenda tempestad, su dios del trueno fue Derek Jarman”, dice Mark Cousins en su conocida serie televisiva (primero libro) La historia del cine, una odisea(2011).

En coincidencia con el aniversario, el British Film Institute ha editado una completí­sima colección de su cine en blu ray y dividida en dos packs. Se trata de una edición limitada; el segundo paquete se lanzará al mercado el próximo 25 de febrero.

Jarman fue una de las máximas celebridades del arte y la cultura inglesas que sucumbió por el sida; una pérdida tan importante como la de Freddie Mercury, por ejemplo. En su libro At your own risk: A Saint’s testament, Derek comparte el momento cuando se enteró por teléfono que era seropositivo, el 22 de diciembre de 1986:

“La joven doctora que me dijo esta mañana que era portador del virus del sida estaba visiblemente consternada. Sonreí­ y le dije que no se preocupara, nunca me habí­a gustado la Navidad. Me puse mi abrigo negro, que me encantaba, para caminar al hospital. Me lo habí­a puesto unas cuantas semanas antes en el funeral de mi padre y lucí­a más sombrí­o que los empresarios de pompas fúnebres. Me daba confianza para el encuentro… Caminé congelándome en la calle por entre la gente que compraba cosas para Navidad y pensé que era inconcebible, que debí­ haber evitado el virus… Me sentí­a inseguro”.

En su certificado de muerte quedó asentado que se trató de una neumoní­a bronquial. De acuerdo con sus deseos, su cuerpo fue vestido con la toga dorada empleada en su filme Edward II. Tras el velatorio, el artista fue sepultado bajo la sombra de un viejo tejo en el cementerio de St. Clement, en Old Rommey

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