Los Tigres del Norte tienen mejores letras que los Rolling Stones: Andrés Calamaro

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Andrés Calamaro es un salmón que compone y canta; que habla y grita, sueña y escribe. Uno que a contracorriente, rí­o arriba, hace rock inteligente, pop, balada y rancheras.

Desde que surgió con su banda Los Abuelos de la Nada es un personaje en la historia del rock en Latinoamérica. Un hombre, como se le dirí­a, muy neta, y un artista provocador, de esos de rompe y rasga.

Habla a través de las agallas. Lo hace sobre su amor por la escritura, de los tiempos actuales de la música y la Internet; de las rancheras y hasta de Los Tigres del Norte, de quienes afirma, tienen mejores letras que los Rolling Stones.

Calamaro promueve Cargar la suerte, racimo de 12 rolas con verdades personales y secretos difí­ciles de escuchar. Piezas lacerantes y sublimes.

En una charla con La Jornada por correo electrónico, Calamaro expresa estar de acuerdo con que los actuales ya no son tiempos de prejuicios ni de géneros, sino de movimientos culturales.

Asegura: “es la Internet la que foguea la sensación de desacuerdo y discusión. Los peces, de mar y de rí­o, aconsejamos no enredarse demasiado. Respirar con las branquias, como siempre. El pop no es un género musical, es una estructura formal. No son canciones con melodí­a versusguitarras distorsionadas; nada que ver. Pop fue la í“pera y Frank Sinatra. Es un vehí­culo, un terreno”.

Duende misterioso

El Salmón usa sus branquias para tomar aire y, también, para escribir. Con manos o aletas, asegura, lo hace siempre.

Hay que hacerlo todos los dí­as para ejercitar el músculo que piensa con las manos. Acabo de levantarme de la cama y ahora mismo estoy escribiendo, cuenta.

“Cuando las horas bajan, es cuando estoy sembrado: escribo sin parar hasta que las manos se me entumecen. No sé si la facultad viene de alguna parte. Garcí­a Lorca intentó explicar ese ‘duende misterioso’. Pero Federico era un intelectual exquisito, uno como Borges. Baudelaire, como De Quincey, adjudican la virtud a la ingesta de hachí­s”, comenta.

–¿Qué es la censura?

–La censura es la censura; no son los lí­mites éticos que uno mismo se pone ni la presión de la masa social. La censura prohí­be por decreto. Corta pelí­culas, pero también es una herramienta polí­tica o electoral cuando los programas interpretan la indignación virtual en provecho de un discurso; es la demagogia. ¿Por qué nos exhibimos con lo que hacemos? (pintores, cineastas, ensayistas, periodistas, cantantes, etcétera). Es una pregunta más que una respuesta. No es solamente un trabajo. Es una misión.

La red no es un reflejo de la realidad

–Vivimos tiempos de redes sociales. Todo mundo puede expresarse bien o mal; con sentido o sin sentido.

–No vivimos en Internet. Solamente estamos conectados o desconectados. La red no es un reflejo de la realidad, porque es una construcción burguesa y tiene un público joven. Es posible que recuerde a la televisión, en términos de influencia. Además, impone modelos de negocio usurpadores. Pero cambia todo el tiempo, es complicada de entender. Aun así­, es previsible, ya entendimos qué cosas provocan repudio y discusiones, y podemos ser toreros.

–¿Cuál es la esencia que no debe faltar a un músico?

–Supongo que proponerse metas artí­sticas, musicales. Escribir con deseo. A veces ocurre que alguien nos indica el camino, pero demoramos años en entenderlo. La conciencia no es un semáforo que da la luz verde cada tres minutos. La música nos quiere para que practiquemos, la letra para escribirse.

–¿Por qué un músico puede crear una pieza ajena a su cultura?

–Sí­, pienso mucho en eso. El pasado siglo de música argentina es exquisito, enorme en importancia y en cantidad. Con permiso de México, del jazz, de la clave y de Andalucí­a, es imbatible. Espero que el rock forme parte de la música cultural.
–La pregunta anterior se planteó debido a su gusto por las rancheras.
–Las rancheras son universales, como el bolero. La diferencia con el blues es una nota, la séptima. Además, está sublimada por el talento de los artistas y creadores.

–¿Cuándo y cómo fue la primera vez que escuchó una ranchera, un corrido?

–Visité México por primera vez hace ya muchos años. Un mundo charro. Este paí­s trasciende por el color local, pero tiene conciencia milenaria. De jóvenes escuchábamos los narcocorridos, y sigo aprendiendo de esta tierra, de su gente y lo que hay que saber.

Abunda: “Recuerdo la primera vez que escuché a Chavela Vargas interpretando a José Alfredo Jiménez. Estábamos con (Joaquí­n) Sabina, Fito Páez, Imanol Arias y Lola Flores. Sentí­ una revolución interior, busqué con la mirada a Joaquí­n, para apenas musitar que habí­a estado aprendiendo de la señora, incluso antes de haberla escuchado cantar, toda la vida.

“Mi ranchera (como Verdades afiladas, dos canciones del disco) son letras pensadas con la métrica y el concepto del varón céntrico y lastimado. Aunque los acordes no respetan la liturgia, pueden considerarse rancheras.

Dioses de la música

–Para algunos en México, Los Tigres del Norte son nuestros Rolling Stones.

–Los Tigres… son dioses de la música popular folclórica. Tienen mejores letras que los Rolling Stones. Esto ni siquiera es una opinión.

–Sabemos que es gustoso del balompié. Hay un personaje central en su historia que es amado y odiado: Maradona.

–Diego es amado. El odio está dentro de las personas. Maradona inventa dentro y fuera de la cancha, es un maestro. Eso me dijo después de una amistad de muchos años. Es un talento insólito, futbol callejero con duende y compás. Un hombre con opinión, atento a lo que ocurre en el mundo. Un corazón muy grande y muy inteligente. Un genio y un amado amigo.

–Suave, guarra y fina lección es Cargar la suerte. Se puede no sólo escuchar, sino respirar y sentir.

–Estás exagerando un poco, pero no dejes de respirar. Sentir es secundario. Se aprende a sentir, pero respirar deberí­a ser reflejo. Nuestro es el anhelo que refluye.

–Cargar la suerte ¿es suma de varios Calamaro?

–Sólo conozco este envase. Los otros Calamaro son mi hermano, mi sobrino y mi hija. La suma con mi padre, mi abuelo y el árbol genealógico.

–¿Cuál Calamaro estamos viviendo hoy dí­a?

–A Andrés, y este año estoy inspirado para escribir, como si una nueva persona hubiera despertado a finales de diciembre.

–¿Cómo se ve desde España la Argentina del presidente (Mauricio) Macri?

–El de España es un escenario electoral fracturado. En este paí­s viven su propio debate, del que también formo parte. No prestan atención a lo que ocurre con la vida de los argentinos. Se discuten asuntos fundamentales, como la Constitución, la soberaní­a, la identidad, el estatuto de autonomí­as y el destino.

–Con Macri, no la están pasando bien mucho argentinos.

–Vivir sin casa es una vida muy dura. Hay malestar general, pero está alentado por la gasolina de la discusión; el mejor negocio de la polí­tica es partir el paí­s por la mitad y dejarnos discutiendo mientras pasa el tiempo. No hay í­dolos casi en polí­tica, la pasión es oponerse con furia. Nos tienen amaestrados, mientras hay gente que duerme en la calle.

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