A pesar de su edad, estudian para salir adelante

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Por: Arturo Martí­nez

En el Centro de Educación Básica para Adultos (CEBA), a cargo de la directora Marí­a de la Luz Nájera Martí­nez, y que se ubica en la primaria “Hnos. Vázquez Gómez” de Ciudad Mante, se contabilizan 60 alumnos, desde los 15 hasta mayores de 60 años de edad.
Actualmente, refiere la directora, son 12 alumnos en primaria y 48 en secundaria en este plantel con ocho maestros (as) que funciona en la citada primaria desde hace 54 años y que depende de la Secretarí­a de Educación Pública.

“Nunca es tarde para hacer lo correcto”

Juan Pablo Olvera Rivera, oriundo de Ciudad Mante, tiene 40 años de edad y una meta trazada en la vida, concluir sus estudios de secundaria, ingresar al bachillerato y posteriormente impartir clase de inglés, idioma que domina, luego de haber vivido 22 años en el paí­s vecino del norte.
Por necesidad y en parte por la aventura de adolescente, estuvo más de dos décadas en los Estados Unidos de América, donde en un momento de su vida enseñaba inglés a sus amigos latinos, idioma que ahora busca enseñar en las aulas como maestro.
Olvera Rivera, quien dice tener dos hijos en el paí­s vecino del norte, regresó a México debido a las nuevas polí­ticas migratorias que así­ lo obligaron, ya que nunca arregló papeles, a pesar de haber tenido la oportunidad.
Entrevistado en un salón de clases de la escuela primaria “Hnos. Vázquez Gómez” de Ciudad Mante, donde recibe clases de secundaria impartidas por maestros del Centro de Educación Básica para Adultos, recuerda que en su adolescencia tuvo la oportunidad de estudiar, sin embargo, “a veces uno no va por el camino correcto y no me importo terminar la escuela”.
Juan Pablo asegura que disfruta las clases, aunque hay algunas materias difí­ciles, por ello, dice que pone mucha atención para aprovechar al máximo sus estudios.
Comentó que hay mucha gente adulta que no ha terminado su educación básica, algunos de ellos por vergí¼enza, no obstante, sostiene que “nunca es tarde para hacer lo correcto, todos queremos un trabajo mejor y el estudio es lo mejor para llegar a eso”.
“Yo no sabí­a lo que eran las letras”

Con 27 años de edad, Miguel Molina Herrera inició sus estudios de primaria en el CEBA y comenta sobre la importancia de saber leer y escribir, simplemente para realizar su trabajo, ya que para trasladarse en la grúa que maneja es necesario saber lo que dicen los letreros y respetar los señalamientos
“La escuela es muy interesante para mí­, le echo ganas, estoy aprendiendo y quiero superarme y hacer algo en la vida. Yo no sabí­a lo que eran las letras y escribir, porque nunca fui a la escuela”
El entrevistado, quien en su niñez no termino la primaria porque lo sacaron, luego de la enfermedad de su padre, está decidido a culminar su educación básica, “conocer más cosas y ser alguien en la vida”.
Molina Herrera, dice que se lleva muy bien con sus maestros, a quienes respeta, al igual que con sus compañeros de clase, con quienes comparte el gusto por estudiar, aunque como muchos, ha tenido dificultades con las matemáticas.
“Le pongo empeño a la escuela para salir del fango. Todo se puede en esta vida”, sentenció el entrevistado.

“Mi mayor motivación es mi hijo”

Al igual que su hijo, Crisanta González Puebla, estudia en las aulas del CEBA que se ubica en la primaria “Hnos. Vázquez Gómez”, donde su objetivo es terminar la secundaria.
La entrevistada, de 42 años de edad, sostiene que la mayor motivación para cursar la secundaria es su hijo, además que en muchos de empleos es necesaria la educación básica, por supuesto que superarse y sobresalir también son parte de sus objetivos.
Crisanta González, menciona que al buscar empleo es difí­cil que la contraten porque carece de estudios, por lo que decidió regresar a las aulas y ahora piensa también en cursar la preparatoria abierta.
La alumna de secundaria, asegura que a pesar de batallar con las matemáticas, disfruta todas sus clases, con la finalidad de no quedarse estancada y pensando en su mayor motivación, su hijo.

A las personas que todaví­a no se deciden a estudiar, porque piensan que ya no están en edad, Crisanta les aconseja que no se den por vencidos y refiere que nunca es demasiado tarde para aprender.

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