El adiós del gran í“scar Conejo Pérez

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Acabó una maravillosa historia en las canchas, la de í“scar Conejo Pérez, quien siempre gozó de una condición fí­sica prodigiosa. En las pruebas –que son rutina torneo a torneo– solí­a ser el mejor en salto, resistencia, fuerza, resorte. Fue un guardameta bastante completo que en su plenitud jugaba como lí­bero; hací­a audaces escapadas al área grande, seguro de que un salto mágico le permitirí­a volver a tiempo bajo el marco para, al siguiente segundo, contorsionarse en el aire en el preciso desví­o del balón.

Enrique Meza, ex cancerbero de poco fulgor, elevó su fama de excelente visor al descubrir al portero de 1.72 metros, oriundo de Iztapalapa. El Ojitos solí­a referir risueño aquel momento de 1992 y aclaraba: No fui yo, fue mi hijo quien me dijo: ¿ya viste, papá? ¡Ese chaparro salta increí­ble! Entonces le puse atención y lo elegí­Â para quedarse en Cruz Azul. Ahí­ acabaron los sinsabores del jugador que soñaba con un cambio radical en su vida, y comenzó una historia que el sábado por la noche llegó a su punto final.

Pérez, joven de origen humilde que de pronto se topó con la diosa fortuna, habrá tenido algún acto de desubicación y soberbia, pero supo volver al carril de los sensatos. Con carisma y humildad se convirtió en indiscutible í­dolo celeste, un futbolista sin polémicas ni notas escandalosas. Su trayectoria incluyó temporadas breves en Tigres, Jaguares, San Luis y algo más con Pachuca, donde comenzó a madurar la idea del retiro y también a descubrir sus dotes para enseñar a los más jóvenes.

No existe el idilio perfecto y el del Conejo con el club cementero no fue la excepción; hubo desavenencias, malos entendidos, rescisión de contratos, idas y vueltas, pero, ciertamente, el primer amor es el que nunca se olvida. í“scar, vestido de azul –ojeroso y calvo–, se deshizo en llanto tocando fibras sensibles de propios y extraños. Aplausos frenéticos de celestes y rojos. El sábado en el estadio Azteca no estaba en su mente reprimir sentimientos, sólo disfrutar, dejar fluir en unos cuantos segundos la pelí­cula de 26 años de una hermosa carrera.

Tres Copas del Mundo vivió Pérez: Francia 1998, en la banca; Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010 como titular gracias a Javier Vasco Aguirre, estratega que creyó como nadie en él. Casualmente en la noche del adiós estaba ahí­ enfrente Ricardo LaVolpe, con sus Diablos Rojos. Al técnico argentino hay que reprocharle no haber llevado al Mundial de Alemania 2006 no sólo al otro gran í­dolo de la afición: Cuauhtémoc Blanco, sino tampoco a Pérez. Pero no por ello es menos grande el legado que dejaron ambos.
El torneo binacional Leagues Cup puede ser insostenible porque no da ningún premio, sólo pesares. Un porcentaje de la taquilla parece poco para algo tan molesto, inoportuno y desgastante. En Tigres, que de por sí­ ya tení­a bajas por lesión, se sumó la de Javier Aquino, quien recibió tremenda patada en el rostro, así­ como una lesión muscular de Jesús Dueñas; por ello, nadie debe reprochar a Ricardo Tuca Ferretti por tildar el improvisado certamen de molerito. Al contrario, resulta muy atinado.

Quizá fue el desgano o falta de ritmo, pero los equipos mexicanos hicieron exhibiciones pobres. Tigres apenas venció 1-0 al Real Salt Lake, mientras que América y Xolos carecieron de recursos para resolver sus respectivos partidos en los 90 minutos reglamentarios y tuvieron que definir en penales, con victoria para íguilas y revés del Tijuana ante un Galaxy que no contó con su gran estrella, el sueco Zlatan Ibrahimovic.

Solamente La Máquina solventó con holgura su compromiso. En la Ciudad de los Vientos derrotó 2-0 al Chicago Fire y demostró un insospechado poder de convocatoria. El Toyota Stadium se pintó de azul y ante los despejes del portero local la afición entonó al uní­sono el grito de eeeh… ¡puuuto! El cuadro celeste, Galaxy, América y Tigres ya están en semifinales de este experimento que, resulte lo que resulte, tiene asegurada su expansión con fines nada deportivos.

El Atlético de Madrid y el Real Betis cumplieron en México juegos de pretemporada. El colchonero Héctor Herrera aprovechó para informar que a la Liga Mx nadie la ve en Europa. Andrés Guardado, del club sevillano, subrayó que la Liga de Naciones de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol no beneficiará en nada.

Tras dos reveses, Monterrey enciende alarmas y ahora todas sus esperanzas de repuntar están en el tulipán Vincent Janssen. Cruz Azul se rezaga con dos empates. LaVolpe descompuso al Toluca que hoy luce sin pies ni cabeza. Pumas y Atlas han arrancado como lí­deres, mientras el Querétaro exhibe agradable juego. Veracruz sorprendió al pagar adeudos, pero sobre todo al mostrar brí­o en la cancha.

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