Hernán Cortés, ¿neoliberal?

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Carlos López Arriaga

 

Cd. Victoria, Tam.- Recorrido temático del presidente ANDRí‰S MANUEL Lí“PEZ OBRADOR por hospitales rurales del IMSS en cuatro municipios de Tamaulipas.

En orden cronológico, las cabeceras de Tula, Hidalgo y San Carlos, el sábado 7, pernoctando en un hotel de Ciudad Victoria (#iStay).

El domingo 8 tocó el turno a Soto la Marina. A todas asistió el senador de MORENA, doctor AMí‰RICO VILLARREAL ANAYA.

El gobernador FRANCISCO GARCíA CABEZA DE VACA se hizo presente en Tula y Soto la Marina. Salvo error u omisión de nuestros informantes, no se le vio en Hidalgo ni San Carlos. Parecido el caso del senador ISMAEL, su hermano.

Gira entre batas blancas, médicos, enfermeras, laboratoristas, dónde Lí“PEZ OBRADOR se salió, como suele hacerlo, del programa.
Tocarí­a temas como el apoyo destinado a los adultos mayores (ocho millones de beneficiarios, dijo) mismo que irá aumentando de acuerdo a la inflación.

Retomó su tema favorito, el de la corrupción (“principal problema de México”) volviendo a poner de ejemplo a las naciones escandinavas (Suecia, Dinamarca, Noruega) al asegurar que dónde no hay corrupción, tampoco hay pobreza ni inseguridad (“tienen buenos niveles de vida”, “hay paz”, “hay tranquilidad”).

Significativo, el que apunte de nueva cuenta hacia los paí­ses nórdicos, hoy que sus adversarios insisten en vincularlo con el modelo venezolano (CHíVEZ, MADURO).

Siendo objetivos, solo un puñado de obradoristas se identifica realmente con la revolución bolivariana. Entre los más ardientes, el antropólogo Hí‰CTOR DíAZ-POLANCO, el dirigente del PT ALBERTO ANAYA, el diputado FERNíNDEZ NOROí‘A y (de vez en cuando) PACO TAIBO.

EL ORIGEN DEL MAL

Las fuentes de inspiración que mueven a Lí“PEZ OBRADOR son tan diversas, heterogéneas, plurales, que difí­cilmente podrí­amos identificar al tabasqueño con la izquierda revolucionaria.

¿Hay fotos de AMLO retratado con el subcomandante MARCOS?, sí­, pero MARCOS (hoy GALIANO) detesta al obradorismo y le ha pintado su raya de manera tajante.

En todo caso, tiene más fotografí­as con RICARDO SALINAS PLIEGO, a quien defiende con mayor entusiasmo que a FIDEL, el CHE o SANDINO.

Y, mire usted, aunque ANDRí‰S MANUEL suele identificar al neoliberalismo (los últimos seis gobiernos) con la corrupción, en su mensaje de Soto la Marina fue bastante más lejos.

Medio milenio atrás, que no es poco. Haciendo una ampliación de su diagnóstico, ahora ubica la génesis de la inmoralidad pública con la llegada de HERNíN CORTí‰S, el fiero militar extremeño, de quién dijo:
-“í‰l mismo cometió actos de corrupción, cuando le toca repartir el tesoro de MOCTEZUMA, él se queda con una parte considerable del botí­n.”

Para luego seguirse de frente con la Nueva España:
-“En los tres siglos de dominación colonial, los virreyes hací­an lo mismo.”

Luego el periodo independiente…
-“En el siglo 19, México fue paí­s de dos hombres, ANTONIO Lí“PEZ DE SANTA ANNA y PORFIRIO DíAZ”, recordando que el primero “fue 11 veces presidente” y el segundo “34 años”.

Brincando entonces al siglo 20:
-“La revolución, a pesar de que fue un movimiento profundo, fue como un vendaval, no pudo arrancar la corrupción que existí­a en el porfiriato.”

Llegando así­ a los gobiernos postrevolucionarios, empezando con la anécdota cí­nica de íLVARO OBREGí“N, cuando perdió su brazo en Celaya, enfrentando a los villistas.

Al respecto, relata AMLO:

-“OBREGí“N decí­a que no encontraban su pedazo de brazo y que él le dijo a un amigo que lo conocí­a muy bien, saquen una moneda, un azteca y empiecen a mover el azteca por el terreno y se hizo el milagro, empezó el brazo a moverse y agarró el azteca.”

El pasaje referido viene de una entrevista que concedió el general OBREGí“N al escritor y periodista español VICENTE BLASCO IBíí‘EZ, quien textualmente lo cita:
“Mis gentes se encargaron de buscar el brazo por el suelo. Exploraron por todas direcciones sin encontrar nada. ¿Dónde estarí­a mi mano con el brazo roto? ‘¡Ya lo encontraré!’, dijo uno de mis ayudantes que me conoce muy bien. ‘Ella vendrá sola. Tengo un medio seguro’. Y sacándose del bolsillo un azteca de oro, lo levantó sobre su cabeza. Inmediatamente salió del suelo una especie de pájaro de cinco alas. Era mi mano, que, al sentir la vecindad de una moneda de oro, abandonaba su escondite para agarrarla con un impulso arrollador.” (BLAZCO, VICENTE, “El militarismo mejicano”, Editorial Prometeo, Valencia, España, 1920).

PREDICADOR EN JEFE

Parecerí­a incluso que la fuente primaria de AMLO en materia de historia nacional son los libros de texto gratuitos. Se los sabe de memoria.

Tan marcada resulta esta querencia, que no solo los ha leí­do con febril devoción patria, sino que (incluso) los sigue consultando. Cabe sospechar que el libro de Historia de cuarto año acaso ocupe todaví­a un lugar en su buró de noche.

Ciertamente, los académicos modernos han tomado distancia de dicha “historia de bronce” poniendo en duda la veracidad de muchos pasajes que hoy forman parte de nuestro imaginario colectivo.

Entre el Pí­pila y el abrazo de Acatempan… ¿los niños héroes eran realmente niños?, ¿deveras alguien dijo frases como “los valientes no asesinan”, “si hubiera parque no estarí­a usted aquí­â€, “vamos a matar gachupines”, “la patria es primero”, “va mi espada en prenda”, “toma ese puñal y mátame»?…

Los estudiosos insistieron mucho en ello hace cosa de nueve años, en ocasión del bicentenario y el centenario de las gestas insurgente y revolucionaria.

El caso es que AMLO otorga credibilidad absoluta a dicha mitologí­a nacionalista porque (cierta o no) proporcionó a la educación pública un conjunto de relatos sencillos, fáciles de contar y de entender.
Historias cortas y con moraleja, como las fábulas de ESOPO, LAFONTAINE, IRIARTE o las parábolas bí­blicas, cuyo efecto didáctico y formativo nadie pone en duda.

Son referentes básicos de nuestra memoria popular que ya no hay que contar al detalle, baste aludir para que millones de mexicanos lo entiendan.

La duda que finalmente provoca el discurso obradorista en Soto la Marina es (1) si la corrupción llegó con HERNíN CORTES entonces (2) no fue producto del neoliberalismo, (3) ni del prianismo o el salinismo.

Tendrí­amos que pensar en un concepto más antiguo y directo como el de la codicia desmedida. Avidez malsana, condenada, por cierto, por todos los códigos morales desde que el mundo es mundo.

Que sea tan vieja esta debilidad humana nos lleva a la trágica conclusión de que es más difí­cil de combatir de lo que pensamos.

Sobrevivió a la conquista y la colonia, imperó durante el México independiente, se trepó al caballo de la revolución, pudrió por igual a militares y civiles, populistas y neoliberales, de OBREGí“N a PEí‘A NIETO.

Siendo tan resistente y con tal capacidad de adaptación, ¿Qué le impide enquistarse en la 4T?…

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