Aquella charla con Xico…

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Carlos López Arriaga

Cd. Victoria.- La campaña electoral del doctor XICOTí‰NCATL GONZíLEZ URESTI fue especialmente agresiva con su antecesor (y dos veces rival) el prií­sta OSCAR ALMARAZ SMER.

Le habí­a competido sin éxito como independiente en 2016.

Con mayor esperanza volvió XICOTí‰NCATL en 2018, abanderado por el PAN.

Votación apretada, no exenta de trapacerí­as, amenazas, violencia soterrada, al final, los números le favorecieron, impidiendo así­ la reelección de ALMARAZ.

En esta segunda disputa el discurso de XICO cuestionó de frente al ayuntamiento tricolor.

Su flanco más débil, los servicios públicos (bacheo, semaforización, alcantarillado) y el imperdonable desabasto de agua potable.

Decretó en vocabulario médico que Victoria estaba “enferma”, llegando a plantear medidas audaces como una auditorí­a implacable a la COMAPA local.

Y fue más lejos. Pronosticó cárcel para GUSTAVO RIVERA y el propio ALMARAZ.

Filmado en video entre lodazales y baches enormes, con estudiada indignación prometí­a el oro y el moro.

Victoria merecí­a algo mejor, habrí­a agua nuevamente en las llaves, luz en los arbotantes, calles pavimentadas, una ciudad limpia.

Se corregirí­an las recurrentes fugas del drenaje y sus olores putrefactos que infestan colonias.

Pues bien, faltando un mes para las votaciones, el doctor GONZíLEZ me recibió un par de horas en su consultorio.

Alguien le dijo que yo podrí­a darle una opinión útil en materia de imagen pública.

Era fin de semana. Con el rostro abotagado y el saludo de una mano que palpé regordeta y sebosa, me recibió ese dí­a.

Fui claro, le dije que estaba agradecido porque me tomara en cuenta para un tema tan delicado, pero ni buscaba trabajo, ni tampoco dinero a cambio de consejo alguno.

Lo felicité por su atinado eslogan de campaña: “Victoria está enferma”, lo cual coincidí­a con su condición de médico, un profesional de la salud emergido de la sociedad civil.

Excandidato independiente que se habí­a ganado a pulso el respaldo del PAN.

Recuerdo haberle dicho que prometer auditorí­as y cárcel contra personas especí­ficas es siempre un arma de dos filos.

Son compromisos de alto impacto para el votante, pero que nadie olvida. Si no cumples te lo van a recordar.

Y después le comenté que habí­a cierto hartazgo en Tamaulipas y Ciudad Victoria por esa “polí­tica de caballitos” practicada durante los regí­menes consecutivos de CAVAZOS, YARRINGTON y HERNíNDEZ.

El lector recordará que se abusó de ello. Se gastaban un dineral en cabalgatas tan aparatosas como improductivas, donde reventaban decenas de animales en sus recorridos polvorientos bajo calorones infames.

Festines caros, comelitonas y borracheras de funcionarios estatales y municipales que jamás demostraron utilidad alguna.

Solo llenar las calles de estiércol, perturbar innecesariamente el tráfico carretero y ocasionar embotellamientos en vialidades urbanas, con el comprensible disgusto de la ciudadaní­a.

Sentí­ a XICO tenso al tocar el tema de su atuendo. En particular, cuando le dije que el sombrero charro no es de Tamaulipas. No estamos en el Bají­o, ni en los Altos de Jalisco.

Adorno de mariachis, la gente lo ve como una reliquia, propio de esos jaripeos que de tiempo en tiempo montan las viejas familias de la región.

Para el uso diario, nuestros rancheros usan el vaquero de palma, los ganaderos ricos el texano de fieltro y los tractoristas la gorra de beisbol.

Con mirada nostálgica, me dijo que era un regalo de su padre, así­ que preferí­ dar por cerrado el tema.

Le señalé la posibilidad tan afortunada de gobernar seis años.

Bienvenida la reforma. Los municipios necesitan planes de largo aliento que no se agotan en un trienio.

Insistí­ en lo del agua. La memoria histórica de Victoria no olvida el graví­simo estiaje sufrido en los ochentas, bajo el manotuato.

Y también la solución que encontró el ingeniero AMí‰RICO VILLARREAL GUERRA conectando la red a la presa “VICENTE GUERRERO”.

Mejor aún, con gran exactitud, AMí‰RICO vaticinó que tendrí­amos agua para 30 años, los cuáles se están cumpliendo ahora.

Hombre previsor, el propio ingeniero dejó preparación y proyecto para un segundo tramo que de manera paralela podrá duplicar el abasto.

En fin, al salir de Médica Norte, camino al estacionamiento, alcancé a decirle al colega que nos conectó: “con que cumpla lo del agua”, con eso.

Nunca más volví­ a ver a XICOTí‰NCATL, ni me interesó.

Conozco de sus pasos por lo que dicen los medios.

La crueldad de las redes sociales que contrasta con sus misericordiosos boletines de prensa.

Por fotos y videos me enteré que le gusta bailar zumba, abrazar árboles y saludar de beso a sus colaboradores varones.

Al respecto, se han hecho memes muy agudos y caricaturas cargadas de ingenio.

Sin embargo hoy pienso y digo lo mismo que opiné aquel dí­a de campaña, única vez que nos vimos.

Si por lo menos hubiera resuelto el suministro del agua, la gente no andarí­a fijándose en disfraces, ni reparando en bailes, ni chismorreando sobre el asunto de los besos.

Lo que suceda en sus fiestas privadas, por extravagante que parezca, no debiera ser noticia.

Sin embargo, cuando la mirada del contribuyente se estaciona en detalles sórdidos, comentarios mezquinos, suposiciones morbosas, es porque no hay trabajo, ni obra firme que presentar.

En octubre de 2018, aterrizó XICO en palacio municipal con una inmensa expectativa de cambio.

No habí­amos tenido un alcalde panista en esta capital desde GUSTAVO CíRDENAS (1993-95).

Dicho otoño, un colaborador cercaní­simo (el titular de Finanzas) no cabí­a en su optimismo.

Comentaba en voz baja que XICO tendrí­a tamaños y capacidades para buscar la reelección, incluso la gubernatura.

Ni una cosa ni otra, quince meses después su administración se tambalea.

Llegó muy pronto el hartazgo, la gente lo recibe entre rechiflas.

La dirigencia del PAN lo reprende en público con severidad.

Personajes cercanos a la administración estatal (PANCHO CHAVIRA, entre otros) piden su renuncia.

Tardí­amente, el hombre busca tirar lastre, removiendo funcionarios con la remota esperanza de agarrar un segundo aire.

En verdad no sabemos si ello le baste para alcanzar la otra orilla.

A estas alturas, siendo el desgaste tan grave, cesar gente es como ir muriendo en pedazos.

Se sabe que una crisis polí­tica alcanza su punto culminante cuando en cafés y cantinas se barajan nombres y cruzan apuestas sobre los posibles sucesores.

Vaya lección de humildad para todos.

Y todas…

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