Miedo Y Confianza

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Desde Esta Esquina.

Meliton Guevara Castillo.

Estamos viviendo dí­as inéditos por varias circunstancias: la primera, es la pandemia del coronavirus; una más, el impacto que están generando las distintas decisiones, allende la frontera, para controlar o menguar sus consecuencias, entre ellas, la que tiene que ver con la economí­a internacional y nacional, lo que ya se avizora como una tremenda crisis mundial.

Hace dí­as leí­ en las redes sociales un pequeño texto, que tiene que ver con la peste. Que llega a una población y, al primero que encuentra, le dice que va a matar a 10 mil; al final, cuando se retira, le recriminan: no fueron 10 mil, fueron 50 mil. Su respuesta lacónica: mate solo a 10 mil, al resto, los mato el miedo.

Por eso, en estos momentos de crisis, creo que tenemos dos alternativas: tener miedo o tener confianza. Es una cuestión de conciencia, de tomar las decisiones con una actitud, digamos positiva. Como sucede en un accidente: un pensamiento negativo, puede lamentar los daños materiales; uno positivo, que se sigue con vida, que no hay lesiones graves, entre otras cosas.

Cuando tenemos miedo, por ejemplo, suceden cosas increí­bles. Como hacer compras de pánico; provocando un desabasto. Hoy, por ejemplo, con el coronavirus, es tanta la información, que nos saturan hasta con remedios caseros: en Facebook recomendaban comer ajo y se supo que una persona tuvo que ser internada porque comió demasiados. En este caso, creo, lo importante es revisar la información de las autoridades de salud.

En fin, con eso del miedo y la confianza, estamos frente a dos actitudes distintas: Trump, en Estados Unidos, decreto el cierre de sus fronteras para los que viajan desde Europa; otro tanto hizo, al sur, Guatemala. En cambio, en México, es todo lo contrario: tanto AMLO, como el gabinete de salud, pregonan confianza, que no hay elementos para tomar medidas drásticas como prohibir los vuelos de Europa.

La información respecto al coronavirus establece 3 etapas o escenarios. La 1, es la importación del virus; en este caso, sabemos que inicio en China, se exporto a Europa y en esos lugares ya es epidemia; la 2, es dispersión comunitaria; es cuando, en nuestro caso, se importa de Europa (España o Italia) y se expande, se dispersa a lo largo y ancho del paí­s; y, la 3, es la epidemia, que se da dos o tres semanas después de iniciada la dispersión… por eso, apuntan que llegaremos a esa etapa en los últimos dí­as de marzo.

Estamos, pues, a menos que canta un gallo en que, de acuerdo a los pronósticos, se incremente de manera exponencial el número de casos de coronavirus en el paí­s. Para el dí­a 12, se confirmaban 16 casos, todos con antecedentes de viaje, así­ como la existencia de 82 en estado de sospechoso. La cuestión es que, por decir, las noticias que llegan de Italia van en el sentido de que no creen lo que esta pasado: encerrados en sus casas, solo pueden salir a hacer sus compras, no pueden ir al parque, menos sacar al perro a caminar.

Esas informaciones, de medios electrónicos o de redes sociales, es lo que impulsa a tomar decisiones imprevistas: ya se observan, en el caso de Victoria, compras masivas de gel antibacterial, complejo B, vitamina C… y todo por las noticias, falsas o no, que se difunden sobre como inmunizar al cuerpo: que debe estar fuerte para soportar e impedir que el virus haga daño.

Por miedo, recuerdo que en una ocasión me dijo un diabético: vamos a todas, si, a todas las recomendaciones que nos dan sobre remedios caseros. Y la cuestión es muy simple: aún no hay vacuna, en este caso, para el coronavirus; luego, efectivamente, lo que uno debe de hacer, es seguir las recomendaciones de limpieza, de aseo, sacarle la vuelta al virus… y confiar, no hay de otra, que el Gobierno Federal, como el Estatal, están haciendo lo correcto.

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