Desde Esta Esquina.
Meliton Guevara Castillo.
A Raúl Mares lo conocí en la primaria, la escuela Victoria, luego nuestra amistad continuo por la bohemia. Así, lo conocen, saben perfectamente bien que es un bohemio y filósofo de la vida. Y hace, en uno de mis textos sobre el covid-19, hizo un comentario que me cimbro: recuerda, me dijo, que somos tremendamente egoísta.
Me puso a pensar, hasta busque definiciones y ejemplos en la red. Y la definición más simple es aquella que establece que una persona egoísta es quien, en casi todas las circunstancias, siempre ve por sus propios intereses; y que, si en un momento dado muestra cooperación o solidaridad, es tan simple porque a corto o mediano plazo podrá obtener un beneficio personal.
La lectura de algunos textos, conocer múltiples ejemplos de lo que significa ser egoísta, me lleva a recordar la expresión muy campirana: nombre, ese, nunca da un paso sin guarache. Pero en fin, esa es la cuestión: somos egoístas y lo somos a cada momento… Van algunos ejemplos.
AMLO es egoísta cuando afirma que, quien no está a favor de la 4T está en su contra. Suprime la libertad de pensamiento; el pluralismo ideológico que es base y fundamento de una democracia. Solo piensa en su proyecto de gobierno.
ES egoísta el servidor público, sea Presidente, Gobernador, alcalde, que favorece a sus amigos en detrimento de la calidad y la eficiencia. El mejor ejemplo, son las compras y la asignación de contratos. Por eso, los saqueos gubernamentales y las riquezas al amparo de la corrupción.
Es egoísta la persona que, en una reunión social, impone su criterio, su opinión o que, incluso, no deja hablar a otros. Lamentablemente, en algunas ocasiones, estas actitudes terminan con malos entendidos y hasta en pleitos.
El egoísmo en una relación de pareja se da cuando, uno de ellos, busca refutar en lugar de entender o comprender las palabras del otro. Asi, tarde o temprano, la relación se desvanece, se rompen noviazgos o se terminan matrimonios.
Es egoísta el que, de plano, no sabe manejar la empatía y, en consecuencia, ser solidario, compartido, no ayuda a nadie, no coopera, no le interesa la caridad, la donación, etc.
Es egoísta la persona que nunca, pero nunca, reconoce sus errores. Está convencido de que él, solo él, tiene la verdad, sabe lo que hace y dice.
Se pueden dar uno y mil ejemplos de las actitudes egoístas que manifestamos en la vida cotidiana: en el trabajo, en la familia, en las reuniones sociales, en la relación de pareja o de amistad.
Día con día, aquí y allá, en todas partes, tarde o temprano nos topamos con alguien que no da un “paso sin guaracheâ€, por eso la expresión bíblica de que “por sus hechos los conoceréisâ€, o “por sus frutos los conoceréisâ€.