Por: Arturo Martínez
Pareciera que no tienen miedo a contraer el virus, pero en realidad es la necesidad que los obliga a trabajar. Son los poco más de veinte pepenadores que diariamente acuden al relleno sanitario de El Mante, y quienes por varias horas caminan y escarban entre la enorme cantidad de desechos que son acumulados al sur de la ciudad.
“Todo sigue de forma normal en el trabajoâ€, nos comenta uno de los pepenadores que realizan esta actividad en la urbe cañera, a pesar que, desde hace meses, vivimos en medio de una pandemia por el coronavirus, y por consecuencia, diariamente, son desechados a la basura decenas o cientos de cubrebocas, además de otros residuos o recipientes que contienen fluidos corporales de miles de habitantes de este municipio.
En el recorrido que hacemos por el relleno sanitario (jueves 18 de junio), nos encontramos a hombres, mujeres y adolescentes escarbando entre los desechos, y esperando a que lleguen más camiones recolectores para poder encontrar latas, plásticos, cartón o metales que se puedan vender en las recicladoras de la ciudad.
De todos los pepenadores, solo se alcanza a ver a uno con el cubrebocas y a unos cuantos con guantes, los demás, sin las mínimas medidas de seguridad hurgan entre las bolsas negras y toda la basura que apenas cae del camión recolector.
Así viven la pandemia del COVID-19 los pepenadores de El Mante, y llevan meses haciéndolo, porque comentan, nadie les ha dicho que deben utilizar por lo menos un cubrebocas.