Ambición, Rencor Y Ví­ctimas

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Desde Esta Esquina.

Melitón Guevara Castillo.

18.07.2020.

Los últimos acontecimientos en la polí­tica, tanto local como nacional, me dieron pauta para el tema de hoy: ambición, rencor y victimas (de la ambición y el rencor). Por un lado la politización que hace, un dí­a sí­ y otro también, AMLO de la extradición de Emilio Lozoya, anunciando la información que ofreció dar, entiéndase, a cambio de ventajas y beneficios en su juicio: colaborador protegido (en lugar de testigo protegido).

Y por el otro lado observando lo que está sucediendo a nivel local: de cómo hay encuestas telefónicas preguntando ¿votarí­a por Xicoténcatl?, así­ como los movimientos y desmarques que se están haciendo en el PAN Victoria. Como si no entendieran, vaya pues, la mecánica del poder y quien, en todo caso, tiene la capacidad para nominar o conceder a alguien una candidatura, sea a la alcaldí­a o a una diputación local o federal.

QUIEN ME LA HACE, ME LA PAGA.

En estos dí­as recordé una novela que leí­ en marzo, allá en CdMx: Tenebra, escrita por Daniel Krauze, quien recién en una entrevista, enumero las razones, los motivos, de escribir la novela, lo que tuvo que hacer. En fin, al final, tiene una conclusión casi única: en la polí­tica mexicana lo que permea toda la decisión y acción es el rencor. Efectivamente, eso se vio en la novela… y si repasamos la historia polí­tica, de aquí­ y de allá, le damos la razón.

El gobernante, de cualquier nivel, siempre guarda rencor a quien en su lucha por alcanzar el poder. Recuerdo el caso de Ramón Durón Ruiz (+) que se exilió al DF (hoy CdMx) durante el gobierno de Manuel Cavazos Lerma: su pecado, alinearse con otro candidato. Y hoy mismo, aquí­ en Tamaulipas, basta recordar las penurias y problemas que han enfrentado Lety Salazar y Carlos Cantú Rosas y, no se diga, Eugenio Hernández Flores.

¿QUIEN POMPO REFORMITA”?

El caso Emilio Lozoya va a destapar la caja de pandora de una ambición desmedida, de una impunidad y corrupción total; de cómo, EPN y Cí­a., hicieron todo lo que fue posible por aprobar una reforma que, en lo particular, beneficio al cí­rculo í­ntimo. Dijo AMLO en una de sus mañaneras: “Entonces, como decí­a mi finado paisano Chico Che, “quien pompó?, ¿Quién pompó reformita?

La genialidad de AMLO, quiero pensar que es de él, es solo una: transformar un caso penal, en un caso polí­tico: Lozoya está acusado, de la venta compra fraudulenta de una empresa de fertilizantes. Y todo mundo sabe, se ha documentado, que está involucrado en los sobornos que la Odebreth; que, según Santiago Nieto, cuando fue fiscal especializado en delitos electorales, documento, se convirtieron en apoyos financieros para la campaña electoral de EPN.

Pero, esto, no le interesa a AMLO: le interesa como destruir a la oposición, por eso ha informado en las mañaneras que Lozoya dará a conocer como se logró la reforma energética: a base de cañonazos, según cuentan, de 1, 2 y 3 millones de pesos, incluso, otros hasta de 7, a los senadores

de entonces. Por eso, Miguel Barbosa, el actual de gobernador de Puebla, ya se curó en salud y hablo de los favores que Lozoya hizo a él y a uno de sus familiares.

LA PRIMERA VICTIMA DE LOZOYA.

Ha sorprendido a tirios y troyanos la renuncia de Vanessa Rubio a la senadurí­a priista. Pierde el PRI, porque su suplente, ya renuncio al partido y, se entiende, se ira a MORENA. La decisión de quien ha realizado un encomiable trabajo en el senado es inexplicable. Sin embargo, se convierte en explicable si conociéramos su historial: quedarí­a, vaya pues, exactamente igual al de Rosario Robles: conoció los trafique de Emilio y no los denuncios.

Efectivamente Vanessa no es una improvisada en la Administración Publica: fungió de septiembre 2016 a noviembre de 2018 como subsecretaria de Hacienda. Es para preguntarnos: ¿Cuánto supo, se enteró, de los asuntos y negocios que hizo Lozoya? ¿Cómo podí­a, en aquel entones, denunciar al amigo, socio y cómplice, del Primer Mandatario? Entiéndase, hubiera sido su muerte polí­tica-administrativa… Y, todo hace indicar, al paso del tiempo lo fue.

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