La comida sube de precio porque el mundo refuerza el control de las reservas de alimentos

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Decenas de países impusieron barreras comerciales en los últimos dos meses para proteger los escasos suministros de alimentos y productos básicos, pero los expertos afirman que estas políticas solo agravarán la crisis alimentaria mundial.

Por Redacción LaPortadaMx.

En un intento por proteger su economía destruida por la guerra, Ucrania ha limitado sus exportaciones de aceite de semilla de girasol, avena y ganado. Rusia ha prohibido la venta de fertilizantes, azúcar y granos a otros países.

Indonesia, que produce más de la mitad del aceite de palma del mundo, ha detenido los envíos al extranjero. Turquía ha frenado las exportaciones de mantequilla, carne de res, borrego, cabras, maíz y aceites vegetales.

La invasión de Rusia a Ucrania ha desencadenado una nueva oleada de proteccionismo, al tiempo que los gobiernos, preocupados por garantizarles a sus ciudadanos el suministro de alimentos y otros bienes en medio de la escasez y el aumento de los precios, establecen nuevas barreras para detener las exportaciones en sus fronteras.

Las medidas casi siempre tienen buenas intenciones, pero los expertos advierten que, al igual que las compras inducidas por el pánico que vaciaron los anaqueles de los supermercados en diversos momentos de la pandemia, la actual oleada de proteccionismo no hará más que agravar los problemas que los gobiernos tratan de revolver.

Las restricciones a las exportaciones están encareciendo los cereales, los aceites, la carne y los fertilizantes —los cuales ya estaban en su nivel máximo de precios— y causan que se dificulte aún más obtenerlos. Eso hace que el problema sea todavía mayor para la gente pobre del mundo, quien ahora gasta un mayor porcentaje de su salario en alimentos, cosa que aumenta el riesgo de que haya disturbios sociales en los países más pobres que carecen de seguridad alimentaria.

Desde inicios de este año, los países han impuesto un total de 47 restricciones a las exportaciones de alimentos y fertilizantes, y, según un seguimiento de Simon Evenett, profesor de Comercio internacional y Desarrollo económico en la Universidad de St. Gallen, se han puesto en práctica 43 de esas medidas desde la invasión de Ucrania a fines de febrero.

“Antes de la invasión, no había muchos intentos por restringir las exportaciones de alimentos y fertilizantes”, señaló Evenett. “Después de la invasión, se observa un repunte gigantesco”.

La oleada de nuevas barreras comerciales se desata cuando la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia por parte de Occidente ejercen todavía más presión sobre las cadenas de suministro que ya estaban muy afectadas por la pandemia. Rusia es el mayor exportador de trigo, fundición de hierro, níquel y gas natural del mundo, y un importante proveedor de carbón, petróleo y fertilizantes. Ucrania es el mayor exportador de aceite de semilla de girasol del mundo y un relevante exportador de trigo, arrabio, maíz y cebada.

Como los países enfrentan amenazas considerables por el desabastecimiento de los productos básicos, rápidamente muchos legisladores dejaron de abogar por la apertura de los mercados y han comenzado a pronunciarse en favor de un enfoque más proteccionista. Las recomendaciones van desde crear cadenas de suministro seguras para ciertos materiales indispensables en países amigos hasta cerrar las exportaciones y “repatriar” las fábricas del extranjero para que vuelvan a ejecutar sus operaciones en sus países de origen.

La semana pasada, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso que la pandemia y la guerra habían puesto de manifiesto que, aunque las cadenas de suministro de Estados Unidos eran eficientes, no eran ni seguras ni resistentes. Aunque alertó acerca de “una orientación totalmente proteccionista”, aseveró que Estados Unidos debe trabajar para reorientar sus relaciones comerciales hacia un grupo grande de “socios confiables”, aunque eso signifique que, en cierto modo, las empresas y los consumidores tengan que pagar costos más elevados.

El miércoles, Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), dijo en un discurso que, “de manera justificada”, la guerra se había sumado a las dudas sobre la interdependencia económica. Pero exhortó a los países a no llegar a conclusiones equivocadas sobre el sistema de comercio global y dijo que este había ayudado a impulsar el crecimiento global y que, incluso durante la pandemia, les había proporcionado mercancías importantes a los países.

“Aunque es cierto que las cadenas globales de suministro pueden ser susceptibles a perturbaciones, el comercio también es fuente de fortaleza”, comentó.

Desde los primeros días de la pandemia, cuando los países, incluyendo Estados Unidos, comenzaron a presentar restricciones a la exportación de cubrebocas y artículos médicos y no las eliminaron sino de manera gradual, la OMC se ha pronunciado contra el cierre de exportaciones.

Ahora, la invasión de Rusia a Ucrania ha desencadenado una oleada similar de prohibiciones que se concentran en los alimentos. “Es como un nuevo déjà vu”, señaló Evenett.

Las medidas proteccionistas se han impuesto, de manera consecutiva, en diversos países, sobre todo en relación con el trigo. Rusia y Ucrania exportan más de la cuarta parte del trigo del mundo que, en forma de pan, pasta y comida envasada, alimenta a miles de millones de personas.

Evenett explicó que la oleada actual de barreras comerciales para el trigo había comenzado cuando los protagonistas de la guerra, Rusia y Bielorrusia, frenaron sus exportaciones. Los países que se encuentran a lo largo de una importante ruta comercial del trigo ucraniano, entre ellos Moldavia, Serbia y Hungría, comenzaron después a restringir sus exportaciones de trigo. Finalmente, los importadores principales, a los cuales les preocupaba la seguridad alimentaria, como Líbano, Argelia y Egipto, pusieron en marcha sus propias prohibiciones.

Evenett señaló que esta dinámica “seguía en desarrollo” y que era probable que empeorara en los próximos meses. La temporada veraniega de cultivo de trigo en Ucrania se está viendo afectada debido a que los combates hacen que los agricultores se alejen de sus campos y que los trabajadores se marchen a la guerra. Además, los supermercados de España, Grecia y Reino Unido ya están restringiendo la cantidad de cereales o aceite que la gente puede comprar.

“En Europa, ya estamos sintiendo la presión de las limitaciones de los suministros de estos productos básicos”, comentó.

Recuperado de The New York Times

 

 

 

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