ALCALDE NO PONE ALCALDE

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LOS HECHOS

POR José Inés Figueroa Vitela

 

Una máxima de la política electoral mexicana, es que todos los gobernantes, invariablemente, en algún momento -y no pocos todos el tiempo-, piensan en poner a su sucesor.

A nivel federal, salvo en las etapas de transición que ha vivido nuestro país, en efecto, el Presidente en turno ha decidido quién le releva; caso contrario, en la esfera municipal, también ha sido máxima, de inmemorial origen, el que “alcalde no pone alcalde”.

Las motivaciones que se han argüido al paso de los tiempos, han sido distintas, pero la resultante se ha mantenido firme.

No hay cosa nueva bajo el sol.

En el aquí y ahora, entre los novatos, desesperados, que se sueltan de la cuerda antes de que reviente, aparece LA BORREGA, emulando a lo que en buen romance se ha dado en llamar, “una chiva en cristalería”.

Hubo, quien sospechó, que las descalificaciones e insultos, enderezados en contra del diputado local matamorense JOSÉ ALBERTO GRANADOS FAVILA, eran orquestados por algún particular, con aviesos intereses.

No faltaron quienes “corrieron” los nombres de las cajas de resonancia y los buscadores del internet, los encontraron juntos en una lista de proveedurías de la célula institucional.

El líder político estatal, quien no es otro que el gobernador constitucional del estado, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, digno, en su investidura, no se distrajo en dimes y diretes o suposiciones, cuando se enteró de la andanada aquella.

Solo emitió un pronunciamiento que debió dar luz a quienes pudieran estar confundidos.

“En la gira de trabajo que realizamos este martes por Reynosa y Río Bravo, aproveché para saludar a nuestra secretaria de Finanzas, ADRIANA LOZANO y a nuestro diputado BETO GRANADOS, dos matamorenses destacados que se distinguen por su trabajo al servicio de Tamaulipas”, escribió al pie de la gráfica donde aparecen los tres, publicada en su cuenta personal de redes sociales.

Al otro día ya andaba en el Palacio del Gobierno estatal, en Victoria capital, el alcalde matamorense, MARIO “La Borrega” LÓPEZ, alimentando las suspicacias, que ya asaltaban a algunos, desde que inició la campaña de desprestigio aquella.

MARIO ya tomó nota, concluyó alguno a la vista de aquella estampa.

El desbarre pareció acabar de completarse el último lunes, cuando al tenor del inicio del ciclo escolar, el munícipe pareció ya no mandar decir, sino que reveló de su propia boca los excesos verbales, en franco reto a la institucionalidad.

Más allá de la torpeza política, LA BORREGA LÓPEZ se extralimitó, al usar a los pequeños estudiantes, a los padres de familia y el sector magisterial, como catalizadores de sus ansias, fobias personales y vocaciones caciquiles.

La desesperación del edil matamorense, se entiende en la condición marginal en que se encuentra “su pollo”, para la sucesión municipal; un funcionario de su equipo que no prende, de cuyo nombre yo tampoco me acuerdo.

La última encuesta levantada, pone a BETO GRANADOS a la cabeza, con el 24.3 por ciento de las simpatías, seguido por la Secretaria de Finanzas, ADRANA LOZANO con el 20.3 y de ahí, los posicionamientos caen, del 8.1 por ciento para abajo, donde están los proyectos del frustrado edil, sin ninguna posibilidad de entrar a la competencia.

La comprensión de los desvaríos, no eximen de las consecuencias que en su momento deberá afrontar.

Aquí hay gobierno.

Atacar el principio de orden -“tirarle párpadas al pesebre” dicen en el barrio-, tiene sus consecuencias.

Veremos.

Ayer hubo sesión de la diputación permanente y, otra vez, los diputados panistas b

brillaron por su ausencia.

En la Cámara federal, con diez faltas sin justificar de lo titulares, se llama a los suplentes; aquí ya hace rato brincaron esa frontera.

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