Alejandra, el semáforo y Tláloc

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Intríngulis

Juan Carlos López Aceves

Uno de los aplausos más nutridos durante el mensaje de los 365, en el Teatro Amalia Caballero, fue a la una de la tarde con 17 minutos del sábado pasado, cuando el Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, dijo que la segunda línea del acueducto Guadalupe Victoria, “va para adelante”.

La cámara de televisión enfocó al alcalde EDUARDO GATTAS BÁEZ, quien aplaudía el anuncio del mandatario, al igual que el diputado federal ERASMO GONZÁLEZ ROBLEDO, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, encargada de dictaminar y acomodar las cifras finales del Presupuesto de Egresos de la Federación, en donde se plasmarán los recursos para esta urgente obra hidráulica.

Viene a colación el proemio anterior, por un documento suscrito por RAÚL QUIROGA ÁLVAREZ, Secretario de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social del Gobierno del Estado.

Y por un punto de acuerdo presentado el lunes pasado, por la diputada de la bancada del PRI, ALEJANDRA CÁRDENAS CASTILLEJOS, con el que abrió el primer periodo ordinario del tercer año de la Legislatura 65.

Al que agrego una iniciativa presentada por la diputada ÚRSULA SALAZAR MOJICA, aprobada el pasado 2 de octubre, con impacto en la Secretaría a cargo de KARINA SALDIVAR LARTIGUE.

Sin duda alguna, los colores del Semáforo del Agua del mes de septiembre, publicado por RAÚL QUIROGA ÁLVAREZ, refleja la gravedad del problema que padecen los habitantes de los 43 municipios de Tamaulipas.

Después de las lluvias de mayo, los semáforos en rojo pasaron de 24 a 14 en junio, en tanto que los amarillos aumentaron de 14 a 25, mientras que el verde se mantuvo en Tampico, El Mante, Madero y Altamira.

Pero al dejar de llover, el color rojo brincó a 20 municipios en julio y agosto, el amarillo disminuyó a 22 y el verde se redujo solo a El Mante, reflejando la gravedad del problema generado por el estrés hídrico.

Es decir, por el aumento en el consumo de agua que provoca la ola de calor (demanda) y la ausencia de lluvias que reducen los escurrimientos del vital líquido (oferta) a los mantos acuíferos y presas.

Simple y sencillamente, no hay agua en los ríos que alimentan las presas, ni en el subsuelo que llena los mantos acuíferos.

Frente a este crítico panorama, ALEJANDRA CÁRDENAS CASTILLEJOS presentó un punto de acuerdo con tres destinatarios.

Uno es el Presidente LÓPEZ OBRADOR, el otro el Gobernador VILLARREAL ANAYA y el tercero el alcalde GATTAS BÁEZ.

Al primero, solicitando que comprometa recursos para la segunda línea del acueducto, al segundo aumentar la bolsa del Fondo de Capitalidad, mientras que, al tercero, la diputada CÁRDENAS CASTILLEJOS le pide destinar una mayor tajada del presupuesto para modernizar la red de agua municipal.

Con excepción de junio, cuando las lluvias de mayo lo pintaron de amarillo, entre abril y septiembre el Semáforo de Victoria ha estado en rojo.

“El agua y el cambio climático están estrechamente relacionados. El cambio climático afecta al agua presente en el planeta de formas complejas. Desde patrones de precipitación impredecibles hasta la reducción de las capas de hielo, pasando por el aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías: la mayor parte de los impactos del cambio climático se reducen al agua”, señala un documento de la ONU.

Que nos remite a la iniciativa de la diputada ÚRSULA SALAZAR MOJICA, convertida en el Decreto 65-663, mediante el cual se reforman el Código para el Desarrollo Sustentable y la Ley del Cambio Climático.

Conocida como la “Ley Yolanda”, esta acción legislativa tiene como finalidad, la capacitación obligatoria del funcionariado tamaulipeco, en temas de medio ambiente, con perspectiva de desarrollo sustentable y énfasis en el cambio climático, por cuenta de la SEDUMA.

Pero si Tláloc y Chalchiuhtlicue no escuchan los rezos y se apiadan de las y los tamaulipecos, para cuando se concluya la segunda línea del acueducto la Presa Vicente Guerrero puede estar a punto de secarse.

No exagero: el estrés hídrico (demanda mayor que la oferta de agua) puede secar una presa, como sucedió con la “Boca”, que surte a Monterrey, con una capacidad de 40 millones de metros cúbicos almacenados en 455 hectáreas.

Mientras que, la Presa Vicente Guerrero, con una superficie aproximada de 38,000 hectáreas, se encuentra por debajo del 10% de su capacidad, que es de 3,900 millones de metros cúbicos, debido al estrés hídrico.

Ya estamos en octubre y nada que llueve.

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