Cuando Orson Welles se adelantó a las ‘fake news’

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Los titulares de los periódicos describí­an escenas de pánico y terror: “Programa de radio asusta al paí­s”, escribió el Boston Daily Globe. “Muchos huyeron de sus casas ‘ante la guerra quí­mica de Marte’”, tituló The New York Times«.

Fue la reacción a la retransmisión más famosa de la historia de la radio, que una apacible noche de domingo desató la histeria en Estados Unidos.

Hace 80 años, el 30 de octubre de 1938, Orson Welles y el Teatro Mercury adaptaron la novela de ciencia ficción “La guerra de los mundos” de H. G. Wells a un guión de radio en el que se alternaba alegre música de tango con dramáticos boletines de noticias sobre una invasión de Marte.

Supuestos reporteros y testigos presenciales describí­an a los monstruos aliení­genas que habí­an aterrizado en la pequeña localidad de Grover’s Mill en Nueva Jersey. Se consultó a cientí­ficos y personas histéricas interrumpieron la emisión.

El programa de radio de una hora escasa de duración y emitido por la CBS la noche anterior a Halloween sonó escalofriantemente real, pero ni los marcianos existí­an ni tampoco el pánico nacional descrito por muchos diarios.

“Algunas personas tuvieron miedo de verdad, pero no fue una histeria colectiva como se ha creí­do durante mucho tiempo”, explica Brad Schwartz, historiador de la Universidad de Princeton y autor del libro Broadcast Hysteria: Orson Welles’s ‘War of the Worlds’ and the Art of Fake News (Radiar la histeria: ‘La guerra de los mundos’ de Orson Welles y el arte de las fake news), publicado en 2015.

El reportaje narrado en un estilo dramático de Welles, que entonces sólo tení­a 23 años, sólo lo escucharon unos pocos millones de personas, ya que al mismo tiempo la emisora de la competencia NBC emití­a una popular comedia con un ventrí­locuo. Pero los medios sacaron provecho del pánico de aquellos que se creyeron que realmente los marcianos estaban invadiendo la Tierra.

“Los periódicos necesitan a toda prisa titulares para la mañana siguiente”, explica Schwartz. ívidos por conseguir lectores e intentando competir con la radio, un medio joven, se excedieron con noticias sensacionalistas a pesar de que no se habí­an producido suicidios ni se habí­a desatado el pánico. No fue hasta hace poco que se averiguó que la histeria colectiva no fue tal.

Mientras estudiaba en la Universidad de Michigan, Schwartz analizó mil 400 cartas que habí­an escrito los oyentes tras la emisión.

Muchos de ellos elogiaban a Welles como genio, pero también expresaban su preocupación por el efecto de los medios de comunicación. “Una mujer escribió que no le daban miedo los marcianos, pero que le preocupaba que se pudiera engañar al público fácilmente”.

Coincidiendo con el 80 aniversario de la transmisión, se ha comenzado a digitalizar las cartas para ponerlas a disposición de colegios e institutos. “El material puede alertarnos hoy en dí­a sobre las consecuencias de las noticias falsas», dice Schwartz. “Podrí­a enseñar a la gente a no creer todo lo que leen en Twitter”.

Pese a que Orson Welles y su equipo alertaron antes y después de la transmisión de que se trataba de una broma de Halloween, el daño estaba hecho.

La Policí­a se vio desbordada por las llamadas de emergencia, envió coches patrulla a la emisora y los periodistas se avalanzaron sobre la historia.

Welles se convirtió en el niño prodigio de los nuevos medios. Con 23 años creó el genial radioteatro, y con 26 dirigió y protagonizó Ciudadano Kane (1941), considerada una de las mejores pelí­culas de la historia del cine.

En Grover’s Mill una placa de bronce recuerda el «lugar de aterrizaje de los marcianos». El relieve muestra a Welles con un micrófono, una familia que escucha atentamente la radio y una nave espacial de aspecto amenazante con largos tentáculos.

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