Cientos de aficionados reciben a sus héroes celestes en el aeropuerto

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Cerca de 300 aficionados celestes se dieron cita ayer en el aeropuerto capitalino para recibir como auténticos héroes al plantel de Cruz Azul, que luego de cinco años se volvió a coronar campeón de la Copa Mx, tras vencer 2-0 a Monterrey el pasado miércoles en la final del certamen.

Entusiasmados por el reciente logro de su equipo, los seguidores cementeros abarrotaron la terminal aérea en busca de una selfie con los jugadores, un saludo o al menos para agradecerles por esta inmensa alegrí­a, dijo Jorge Aguilar, de 47 años, quien viajó desde Puebla con su hijo Ernesto para felicitar al conjunto cementero, del cual es aficionado desde la cuna.

Ataviados con playeras celestes y portando banderas, mantas y accesorios alusivos al conjunto cementero, los eufóricos fanáticos dejaron en claro que no les basta con el campeonato copero, pues además de brincar y bailar, no dejaron de entonar un cántico en el que decí­an: ¡Volveremos, volvere-mos como siempre, queremos volver a ser campeones como en el 97!, año en el que Cruz Azul obtuvo su más reciente tí­tulo de Liga, frente a León.

Esto nos motiva mucho, con este trofeo el equipo demostró que está para cosas grandes, ya se logró uno de los objetivos y ahora hay que luchar por el próximo, que es el tí­tulo en la Liga, ya vimos que sí­ se puede, sólo es cosa de que le echen ganas, afirmó Iván Salazar, de 19 años, quien arribó desde el mediodí­a al aeropuerto capitalino para poder ver de cerca a los pupilos del técnico celeste Pedro Caixinha.

Similar a lo que realizan los seguidores capitalinos de Chivas, los fanáticos cementeros formaron un pasillo para escoltar a los jugadores de La Máquina hacia la salida de la terminal aérea. Según lo programado, el equipo arribarí­a a la Ciudad de México, procedente de Monterrey, a las 15:30 horas; sin embargo, se demoraron cerca de dos horas en salir.

Aunque parecí­a que los seguidores celestes tení­an bien organizado el recibimiento, cuando los jugadores se asomaron por las puertas del área de llegadas del aeropuerto dispuestos a dirigirse al autobús del equipo, tanto fanáticos, como policí­as y representantes de la prensa se arremolinaron y causaron un gran tumulto, lo que impidió la salida de los jugadores.

Ante el gran desorden que se armó, los mismos aficionados calmaron los ánimos y nuevamente formaron el pasillo, que de poco sirvió, pues entre empujones, gritos y porras, todos se abalanzaron hacia los jugadores, quienes apenas podí­an caminar entre el mar de gente.

El portero Guillermo Allison fue quien cargó el trofeo, y fue custodiado por los defensas Julio César Cata Domí­nguez y Gerardo Flores, quienes tuvieron que contener a los seguidores que deseaban acariciar la copa.

En su ajetreado recorrido, Caixinha sólo alcanzó a decir: Muchas gracias, estoy muy feliz, muy ilusionado y contento por la gente. Trabajamos y luchamos por ellos, tenemos muchas ganas de salir adelante.

La emoción desbordada de los aficionados provocó daños en una de las puertas de cristal del aeropuerto; asimismo, fue derribado un barandal en el estacionamiento de autobuses.

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