Pumas vence la adversidad y avanza a semifinales después de tres años

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Pumas sacó las garras y se sacudió de fantasmas en el momento más importante para golear 3-1 (global 4-3) a Tigres y arrebatar el boleto a semifinales del torneo Apertura 2018, instancia a la que no accedí­a desde hace tres años. Los auriazules llegaron al duelo con desventaja en el marcador, pero apelaron a su mí­stica para imponerse en casa ante un rival que los ha hecho sufrir en liguillas anteriores.

En el estadio Olí­mpico Universitario se viví­a la vehemencia en cada rincón. De las gradas colgaban banderas auriazules con el nombre de la barra La Rebel, y como en pocas ocasiones lucí­a casi lleno por aficionados que ardí­an en una mezcla de entusiasmo y esperanza de que su equipo revirtiera el 2-1 que sufrió en el duelo de ida de la serie, disputado en Monterrey.

La escuadra de la Universidad Nacional Autónoma de México no decepcionó. Con goles de Carlos González (51), Felipe Mora (58) y Matí­as Alustiza (90+2), los auriazules lograron lo que parecí­a imposible: remontar en casa el marcador global ante el plantel del multicampeón de la Liga Mx Ricardo Ferretti.

Los norteños llegaban con ventaja, además de que en años recientes presumí­an de una supremací­a sobre los Pumas tras vencerlos en la final del torneo Apertura 2015 y de eliminarlos en cuartos de la campaña Apertura 2016 y de la Concachampions 2016-2017.

No obstante, carecieron de chispa en la cancha y apostaron por su estrategia común: el contragolpe, pero sin eficacia.

Si bien pusieron en peligro la meta del rival en algunas ocasiones, los delanteros erraron; incluso el campeón de goleo Andre-Pierre Gignac no pudo brillar y sufrió en el ataque.

Eduardo Vargas desaprovechó la oportunidad más clara de los visitantes al recibir un centro de Luis ChakaRodrí­guez y volar el esférico cuando se encontraba solo frente a las redes.

El arquero de Tigres, Nahuel Guzmán, se llevó una rechifla al quejarse de una molestia justo cuando Pablo Barrera se disponí­a a cobrar un tiro libre. Pidió ayuda del servicio médico y después de unos instantes aseguró estar bien sin que fuera revisado. Que lo vengan a ver, ese no es un portero, es una puta de cabaret, gritaba con furia la afición local.

Después de una primera mitad trabada en el campo y de fallas de ambos, el conjunto de David Patiño dio un zarpazo de manera sorpresiva para ponerse al frente en el marcador.

Ví­ctor Malcorra centró y Carlos González se elevó en un salto para superar a la zaga adversaria y conectar un remate de testa que entró en la meta; fue tan potente que Nahuel Guzmán se quedó atónito.

Cuando los locales aún festejaban, Tigres aprovechó la emoción en la que se habí­a sumergido el rival para conseguir la igualada. Rafael de Souza se aventuró con un fuerte disparo desde fuera del área que primero se estrelló en el travesaño y después pegó de forma inesperada en la espalda del guardameta Alfredo Saldí­var para entrar después a las redes.

Los locales no se diezmaron y en cuestión de minutos recuperaron la ventaja con un remate de cabeza de Felipe Mora, tras recibir un centro de Ví­ctor Malcorra desde el sector izquierdo. La afición se desviví­a entre el júbilo y el nerviosismo; estaban arriba en el marcador, pero un gol de los rivales serí­a suficiente para dejarlos fuera de la liguilla.

En el banquillo de Tigres comenzó a incomodar la tensión. Mientras Ferretti veí­a con asombro el encuentro, los norteños presionaban, pero los locales resistí­an. El timonel David Patiño lanzaba órdenes con í­mpetu mientras brincaba con nerviosismo en el área técnica.

Enner Valencia intentó sorprender por el carril izquierdo, donde fue detenido por Alan Mozo.

Javier Aquino también atacaba, aunque conforme pasaba el tiempo perdí­a velocidad y los capitalinos lo controlaban.

Mientras los Pumas jugaban con garra, un himno de aliento de su afición resonó en el estadio: ¿Cómo no te voy a querer? Si mi corazón es azul y mi piel es dorada.

Pumas se creció en casa y en el último suspiro soltó una estocada letal. Carlos González entró al área por el costado derecho y con precisión envió un pase para que Matí­as Alustiza definiera a quemarropa frente a las redes. El ariete desató polémica en su festejo, al correr hacia el banderí­n de tiro de esquina y simular que orinaba como un perro.

Con el silbatazo final, el estadio Olí­mpico Universitario estalló en euforia. Rodrigo Ares de Parga, presidente del patronato de Pumas, corrió a celebrar con Patiño, los jugadores agradecí­an a la afición, mientras rugí­a en el graderí­o el grito de goya, goya, cachún, cachún, ra, ra, goya, ¡universidad!

Al término, Patiño resaltó que se ha consolidado su proyecto con Pumas y advirtió que serán un adversario complicado en la semifinal. Podemos competir con todos y con los valores que tiene el equipo, la intensidad, la unión y la convicción, sin duda seremos un rival difí­cil para cualquiera.

Un apacible Ricardo Ferretti reconoció la derrota y deseó suerte a Pumas en la siguiente fase. Generalmente el equipo que nos elimina se convierte en campeón, espero que así­ sea en esta ocasión. Miguel Garza, presidente de Tigres, indicó que analizarán los errores para mejorar en la siguiente campaña. Es muy fuerte quedar eliminados. Hay que ver qué hicimos mal para mejorarlo la próxima temporada, que sea mejor que esta, apuntó.

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